Maestros que abrazamos la profesión con profundo respeto y compromiso dando lo mejor de cada uno. Ha ido pasando el tiempo, cincuenta y tres años de aquel día en que pasamos de la categoría de estudiantes, a la categoría de maestro.
Hoy a pesar de tantos sinsabores vividos, elegimos la alegría del reencuentro.
Vayan pelando las chauchas
Vayan pelando las chauchas
que tercero está de fiesta
ya pasaron los cincuenta
ya pasaron los cincuenta
Un montón de recuerdos, parece que fue ayer, que dimos la prueba de admisión, una calurosa tarde de diciembre, en aquel viejo edificio que también esperaba los brazos jóvenes de los estudiantes para ir cambiando lentamente aquel aspecto añoso y destruido por salones, pasillos, patios y laboratorios adaptados a la hermosa tarea que sus paredes cobijaban: formar maestro.
Al atravesar la puerta de entrada se leía una frase cargada de contenido «Solo una vida dedicada a los demás merece ser vivida» y vaya si entendimos el mensaje y nos comprometimos con él, hoy podemos afirmar que, en cada escuela, en cada clase, en cada niño fuimos regalando esos trocitos de vida joven que compartíamos con cariño.
La vida de estudiante fue enriquecedora por lo que aprendíamos en las aulas y por lo que se vivía en aquel ambiente tan formativo, supimos trabajar de peones durante las mañanas, junto a los privados de libertad, levantando paredes, rellenando planchada de lo que serían más tarde salones que dan a la calle Catalina y estudiábamos por las tardes. Esos cuatro años estuvieron repletos de logros y aprendizajes, también hubo desencuentros y dificultades, pero por sobre todo aprendimos a crecer junto dejándonos acompañar por los que asumían la responsabilidad de convertirnos en MAESTROS.
Un día de diciembre del ´68 algunos conquistábamos el ansiado título, otros irían completando la etapa en sus plazos y finalmente junto a la etapa concluida empezaba otra. Recorrer caminos, continuar estudios, concretar proyectos personales, se mezclaba de todo. Ahora éramos MAESTROS.
¿Quién no viajó en el ómnibus de la empresa Castro? Conocido entre los maestros como Instituto Nacional de Colonización (porque de allí bajabas lleno de tierra) también viajábamos en la ONDA y jugábamos con la idea de vacunar el galgo, se recorrieron caminos polvorientos, muy diversos, en carro, volanta, sulky, a caballo y hasta supimos ser pasajeros de los viejos trenes.
Hoy, la mirada hacia atrás nos permite ver lo que hizo cada uno con aquel título de maestro conquistado y nos sentimos orgullosos porque se obtuvieron puestos, cargos, títulos que representan lo máximo que la profesión permite, especializaciones, maestrías, diplomados que nos posibilitaron ocupar cargos desafiantes llenos de compromiso. Lo que más satisfacción es que cada uno eligió su espacio, la grandiosa tarea del maestro rural, la integración a pueblos, barrios, zonas donde recogimos tantos afectos.
Pasó el tiempo. Sonó la alarma y poco a poco, con el corazón rebosante de vida abandonamos la tarea para entregar la luminosa antorcha en manos jóvenes.
Nos reunimos con frecuencia, seguimos siendo 3ºB, ahora los temas de conversación son los cuentos de los hijos, de los nietos y estallamos en carcajadas cuando aparecen los relatos de las vivencias de aquellos jóvenes inexperientes que recorrían caminos llenos de sueños e ilusiones.
Este año habrá festejo, no con plaqueta en el I.F.D., ahora con «Credencial de vacuna COVID».
En la Mesa habrá lugares con flores, son los que corresponden a aquellos queridísimos compañeros que se nos adelantaron en la partida:
María Josefa Ferreira La Pepa
Antonio Bonino
Nibia Lima
Graciela Baisón
Teresita Mingroni
Martha Chimarotti
Cinthia Posada
Miguel Angel Ferreira
Sonia Nieves
Ilma Viana
En lugar de ellos está intacto en nuestros corazones.
En algún momento del tiempo compartido en «la fiesta», nuestros pasos se acercarán al querido Instituto, se escuchará un largo aplauso para nuestras familias, padres, madres, hermanos que nos acompañaron y alentaron, aplauso para nuestros profesores que generosamente dieron todo para consolidar nuestra formación. Aplauso para nuestros compañeros y compañeras de ruta, esposas, esposos, hijos que vibraron junto a nosotros en el día a día de trabajo.
Estamos de fiesta. Es día de reencuentro. Felices 53 años 3ºB
Salud
Carlitos Cabrera
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