Esta semana comenzó en España el juicio por el sonado caso
de una enfermera pediátrica acusada de simular que vacunaba a los
niños contra el covid, pero que en realidad tiraba a la basura los viales
llenos.
La acusación calcula que más de 400 niños se quedaron
sin inocular, durante 2021 y 2022, en el pueblo vizcaíno de Santurtzi, y
en medio de la pandemia de Covid 19.
El abogado de la acusación solicita penas que oscilan
entre los 12 y los 17 años de prisión por delitos de daños agravados,
falsedad documental y malversación de fondos. Por su parte, la Fiscalía pide
para la encausada una pena de 7,5 años de prisión y otros tanto de
inhabilitación —lo mismo reclaman desde el Servicio Vasco de Salud y desde el
Colegio de Enfermería— así como una sanción económica que supera
en total los 50.000 euros.
Tenía “demasiada buena mano”
Familiares de los menores afectados por posibles
irregularidades en el proceso de vacunación desarrollado en la policlínica donde
trabaja la mujer, destacaron la llamativa “rapidez” con que la enfermera
acusada ejecutaba el procedimiento.
También subrayaron que ninguno de los niños sintió dolor ni
presentó ninguna de las señales adversas que se producen a veces en las horas
posteriores a una vacuna. Asimismo, todos declararon que la procesada rellenaba
las cartillas de vacunación, de tal forma que ninguno sospechó nada.
En la primera de las sesiones, celebrada el lunes, declararon nueve testigos, padres y madres de los menores
objeto de vacunación. La acusada optó por posponer su interrogatorio al último
día de juicio.
“Era extraño que fuera todo tan rápido… resultaba raro porque con una hermana
mayor el protocolo era más detallado”, dijo un testigo.
Otra declarante, madre de uno d ellos niños damnificados, refirió que en su caso la enfermera habría llegado a “ocultar
el brazo” de su hijo y llevó a cabo el procedimiento de espaldas a ella. “No
dudé, pero me pareció curioso cómo lo hacía… muy rápido”, recordó.
Algunos de los progenitores relataron cómo una vez publicado el caso en los
medios de comunicación fueron ellos quienes se pusieron en contacto con el
Servicio Público de Salud del País Vasco (Osakidetza) para que les aclarase la
situación en que estaban los menores, mientras que el resto recibió una carta
de dicho servicio.
De los nueve testimonios, solo tres confirmaron la
realización de estudios serológicos posteriores para conocer el grado de
inmunización de los menores, aunque en todos los casos se los revacunó.
“En mi caso me dijeron que no harían serología a mis hijos
porque en el 90 % de las ya realizadas los anticuerpos daban bajos”, detalló una
de las madres.
Con información de EFE