El Premio Nobel de Física 2025 fue otorgado este martes al británico John Clarke , al francés Michel H. Devoret y al estadounidense John M. Martinis por sus aportes pioneros en el entendimiento y la manipulación de los fenómenos cuánticos en sistemas eléctricos.
El jurado del Instituto Nobel destacó que los tres científicos fueron galardonados “por el descubrimiento del efecto túnel cuántico macroscópico y la cuantificación de la energía en un circuito eléctrico” , contribuciones fundamentales para el desarrollo de la computación cuántica y la física de materiales.
Qué es el efecto túnel cuántico macroscópico
Este fenómeno, derivado de las leyes de la mecánica cuántica, permite que una partícula —o incluso un sistema entero— atraviese una barrera de energía que, según la física clásica, debería ser infranqueable. Aunque el efecto túnel es bien conocido a nivel microscópico, su demostración a escalas macroscópicas en circuitos eléctricos superconductores fue un hito decisivo en los años 80 y 90.
Gracias a este avance, los investigadores pudieron observar comportamientos cuánticos en dispositivos visibles a simple vista, lo que abrió el camino al diseño de qubits —las unidades básicas de la computación cuántica— en sistemas superconductores.
Un salto hacia la computación cuántica
El trabajo de Devoret, Clarke y Martinis ha tenido una influencia directa en el desarrollo de computadoras cuánticas, que utilizan principios de superposición y entrelazamiento cuántico para realizar cálculos mucho más potentes que los ordenadores tradicionales. De hecho, John M. Martinis lideró durante años el equipo de Google que anunció en 2019 la “supremacía cuántica”, al lograr que un procesador cuántico realizara una tarea en segundos que a un superordenador le llevaría millas de años.