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El Ministerio de Salud Pública (MSP) habilitó la venta
de la semaglutida, una droga originalmente creada para tratar la diabetes tipo
2 (ya que reduce los niveles de azúcar en sangre), pero que se ha convertido en
todo un éxito en ventas por su efecto adelgazante y llegará a las farmacias uruguayas.
Se trata de un inyectable subcutáneo de aplicación semanal
conocido por los nombres comerciales de Wegovy y, sobre todo, de Ozempic, y fue
desarrollada por la farmacéutica danesa Novo Nordisk. Ha sido denominada “la
droga mágica para adelgazar” en titulares en el mundo porque provoca una
pérdida de apetito y conlleva una veloz pérdida de peso.
En 2023, tuvo una explosión de popularidad, entre otras
cosas, porque el multimillonario Elon Musk dijo que la toma para bajar de peso.
Además, los cambios rápidos que se han visto últimamente en las figuras de
varias estrellas de Hollywood han disparado especulaciones sobre quiénes de
ellos consumen Ozempic.
Sin embargo, la doctora uruguaya Mariana Elhordoy, que es
endocrinóloga, especialista en sobrepeso y obesidad, apuntó a derribar el mito
de que esta medicación es “mágica”.
“Lamentablemente, no es mágica. Y, al igual que cualquier otro
tratamiento farmacológico, si no se acompaña de la base del tratamiento de la
obesidad, va a tener un resultado a corto plazo, pero luego el paciente puede
caer nuevamente en esta frustración de decir: ‘Esto tampoco me funcionó’”,
apuntó quien también es jefa del Servicio de Obesidad del Hospital Militar.
De todas maneras, admitió que la “explosión a nivel mundial”
de la droga se debe a “resultados clínicos fantásticos”. Y que en Uruguay llegó
“tarde”, y tras “una lucha” de “varios años” de médicos y especialistas uruguayos
en el tema.
“Es una droga muy prometedora, pero que la tenemos que
manejar con responsabilidad para que su buen uso pueda dar buenos resultados. De
lo contrario, puede ser riesgoso que personas que no tienen indicación la
pueden utilizar, ya que no es de venta con receta controlada, sino con
recomendación médica”, explicó Elhordoy.
En cuanto al funcionamiento de la medicación, describió que “imita
a un péptido que tenemos a nivel intestinal que logra la saciedad, que el
paciente se ‘llene’ rápido y que no sienta tanta sensación de hambre”.
“A su vez, tiene efecto en otros órganos, con lo cual la
diabetes fue la enfermedad de inicio para el manejo de esta droga. Luego se dio
la reducción de peso como efecto secundario”, explicó la especialista, y
puntualizó que “la diabetes y la obesidad son prácticamente primos hermanos” que “vienen de la mano”.
El dato es que el 90% de los pacientes con diabetes tienen
obesidad.
“La obesidad es una enfermedad que afecta a todos los
órganos; a todo el cuerpo, hasta la piel. Entonces, el beneficio del descenso
de peso a través del adelgazamiento, o sea de la pérdida de grasa corporal y no
solo de peso, acarrea un beneficio de un montón de enfermedades”, detalló.
En esta línea, habló de que el potencial de Ozempic
trasciende al tratamiento de la diabetes y que ha mostrado, por ejemplo, “muchos
beneficios en la insuficiencia cardíaca”. “Muchos pacientes con obesidad tienen
esta patología generada por la propia enfermedad [la obesidad]”, describió.
En Uruguay, aproximadamente un 60% de los adultos tiene
exceso de peso, eso incluye tanto sobrepeso como obesidad. Sin embargo, el
Ministerio de Salud Pública (MSP) no reconoce a la obesidad como enfermedad.
La endocrinóloga contó que, “a nivel mundial, se está tratando
de erradicar el término obesidad y se está tratando de incorporar el término de
‘adiposopatía’, para que se le dé una connotación de enfermedad”. De todos modos,
afirmó: “Es una enfermedad igual que cualquier otra, en donde al cuerpo le
pasan determinadas cosas químicas que llevan a determinados comportamientos”.
Tras esto, detalló que “obesidad no tiene el que quiere, sino
el que tanto genéticamente como por cosas que le pueden haber sucedido a lo
largo de su vida llevan a alteraciones que, a su vez, llevan a comportamientos
que hacen que el paciente pueda generar un aumento de depósito de la grasa
abdominal”.
“También está la creencia popular que la persona con
obesidad es una persona que come en exceso, y muchas veces sucede lo contrario.
Son personas que pasan muchas horas en ayuna o que, por ejemplo, no tienen un
descanso adecuado”, explicó.
Entonces, concluyó sobre este punto, “el tratamiento de la
obesidad debe ser interdisciplinario” y no basarse “solamente en el tratamiento
de la nutrición y la alimentación, y ahora de los fármacos”. “Tienen que
abordarse muchas cosas más: la parte emocional, el descanso, la actividad
física”, describió.
En cuanto a los efectos secundarios más frecuentes de
Ozempic, dijo que estos son mayoritariamente gastrointestinales y que “dependen
de las características del paciente”. “Sobre todo en pacientes con diabetes
pueden tener diarreas importantes. Y en pacientes no diabéticos, lo que más se
suele ver es estreñimiento. Para disminuir estos efectos secundarios, la
alimentación debe estar supervisada”, describió.
Otro efecto secundario es el reflujo gastroesofágico o la
acidez gástrica. Las náuseas, muchas veces apuntadas como otro de los efectos colaterales
de la droga, para Elhordoy no lo son ya que “forman parte del efecto del
medicamento”. “Eso también genera que el paciente sea un poco más selectivo al
momento de tener las ingestas; hay personas que son más sensibles y otras que
son menos sensibles”, amplió.
“Creo que la aprobación de Ozempic a nivel del Ministerio de
Salud Pública nos va a dar esa tranquilidad de que los pacientes van a poder
acceder a ella con mejor respaldo de parte del sistema de salud”, expresó
Elhordoy.
Por último, la especialista habló de “una batalla bastante
grande que todavía queda por delante”: la accesibilidad económica, ya que “no
es un medicamento barato”.
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