El presidente de Francia, Emmanuel Macron, volvió a
nombrar este viernes a Sébastien Lecornu como primer ministro, luego de que
hubiera dimitido el
pasado lunes, tras una jornada de negociaciones para sacar al país del
bloqueo político en el que se encuentra.
El fiel político macronista, de 39 años, había presentado
su renuncia al considerar que “no se daban las condiciones” para seguir en
el cargo, al que había llegado el pasado 9 de setiembre después de que el
centrista François Bayrou perdiera una moción de confianza.
En su primera reacción, a través de las redes sociales, Lecornu
aseguró que acepta de nuevo el cargo “por deber” y con la intención de afrontar
“todos los asuntos”, una herramienta con la que buscará atraer a la
izquierda, que reclama revisar la reforma de las pensiones de 2023.
El presidente, por su parte, hizo saber que el Ejecutivo
tendrá “carta blanca” para negociar con la oposición y conseguir la base
suficiente para su supervivencia.
La segunda oportunidad a Lecornu pone fin a una semana
trepidante, que comenzó el pasado domingo, cuando el primer ministro eligió
a un gobierno muy continuista, que generó rencillas internas.
El lunes por la mañana Lecornu presentó su dimisión, pero Macron
le encargó sondear las opciones de generar una mayoría que evitara el
adelanto electoral. El miércoles, el primer ministro en funciones le aseguró a
Macron que esa opción era mayoritaria y le recomendó nombrar un nuevo primer
ministro, al tiempo que señaló que su misión estaba “acabada”.
Pero dos días más tarde, el presidente no ha encontrado
otra opción mejor, a pocos días de tener que presentarle al Consejo de
Ministros el presupuesto para 2026, la prioridad del Ejecutivo.
Macron reunió este viernes en el Elíseo a los grupos
moderados, descartados la ultraderecha de Marine Le Pen y el grupo
izquierdista de Jean-Luc Mélenchon.
Al término del encuentro, el presidente aseguró que
existían opciones de consenso y optó por mantener a su fiel colaborador al
frente del Ejecutivo.
Lecornu se comprometió a formar un gobierno que “encarne
la renovación y la diversidad de competencias”, formado por figuras que no
tengan ambiciones personales para las presidenciales de 2027. Su primera misión
será mantener unida a la alianza macronista, cada vez más crítica con el
presidente y en la que algunos de sus componentes se oponen a renunciar a la
reforma de las pensiones.
Además, Lecornu tendrá que convencer a la derecha
moderada, cuyos votos son importantes para conseguir una mayoría de
supervivencia, pero cuyo presidente, Bruno Retailleau, actual ministro del
Interior en funciones, toma distancias con el macronismo.
En tercer lugar, deberá buscar el apoyo de la izquierda,
en particular de los socialistas, cuyos 66 diputados son esenciales para
conformar una mayoría, pero cuyos líderes exigen retirar la reforma de las
pensiones.
La tarea de Lecornu aparece más compleja de la que tenía
sobre la mesa hace una semana, con la amenaza de una moción de censura de Le
Pen y Mélenchon.
EFE