La población de margay, también conocido como gato tigre chico, podría reducirse a la mitad en los próximos 18 años, según estimaciones incluidas en la Lista Roja Nacional de especies amenazadas.
En diálogo con Montevideo Portal, la investigadora del Instituto Clemente Estable Nadia Bou explicó que la proyección surge de las propias características biológicas del felino, que limitan su capacidad reproductiva.
“El margay tiene una sola cría por camada, y muchas veces ni siquiera todos los años. Además, el período de cuidado maternal dura más de un año. Eso hace que su tasa de crecimiento poblacional sea muy lenta”, señaló.
Bou sostuvo que el pronóstico es “alarmante”, aunque aclaró que no significa que la especie esté en riesgo inmediato de extinción. Actualmente, el margay está catalogado como “vulnerable”, una de las categorías de amenaza dentro del sistema internacional.
A esa baja natalidad se suman amenazas crecientes: la pérdida de hábitat, la expansión urbana en el este, los atropellamientos en rutas y la caza por represalia tras ataques a gallineros. También los perros sueltos en el medio rural representan un riesgo constante para estos pequeños felinos.
“Yo soy bastante optimista. Es una especie con buenas condiciones para sobrevivir acá. No tiene grandes competidores y los problemas que enfrenta son manejables si se trabaja con conciencia y planificación”, sostuvo.
Entre las medidas necesarias, la investigadora mencionó la educación rural, el control de perros, la mejora de los gallineros y la instalación de pasafaunas en carreteras que cruzan zonas de monte.
Además, destacó que Uruguay cuenta con conectividad con las poblaciones de Brasil, lo que ayuda a mantener la variabilidad genética. “Si tomamos conciencia y hacemos pequeños ajustes, el margay puede coexistir perfectamente con nosotros”, afirmó.
La situación es similar en otros países de la región: tanto en Brasil como en Argentina, el margay también figura como vulnerable y enfrenta problemas de conservación parecidos.
“Es una tendencia general, pero en Uruguay es más fácil de revertir. Con acciones concretas y una mejor planificación del territorio, podríamos evitar que su población se reduzca tanto”, apuntó.
Pese al panorama preocupante, Bou insistió en que el escenario aún puede revertirse: “No se va a extinguir en cinco ni en dieciocho años. Es un llamado de atención y, por suerte, no una sentencia.”