Para darle vida a Ariel, un personaje con el que se “identifica”,
Benjamín Vicuña cruzó por el Palacio Taranco, por el Teatro Solís y por
los “zarpadísimos” pabellones del Casmu. Montevideo, que se posiciona como polo
audiovisual en la región, fue la ciudad donde gran parte de la serie El
resto, bien —en la que también actúan Rita Cortese, Violeta
Urtizberea, Jorge Bolani, Andrea Frigerio, Alejandro
Awada y Marina Bellati y dirigieron Daniel Hendler y Daniel
Burman.
La comedia dramática cuenta la historia de un hombre en
plena crisis de los 50 y su peripecia por transitarla. En diálogo con Montevideo
Portal, Vicuña dijo que la vida de Ariel tiene semejanzas con la suya, como
la vida con hijos y dos exmujeres, que puede “entender” y “compadecer”.
El resto, bien, serie original de Flow coproducida
por Cimarrón y Oficina The
Mediapro Studio, tuvo la base en Uruguay y también
filmó escenas en Paraguay y Argentina. Antes de su estreno, el actor
chileno contó las particularidades de u rodaje en Montevideo y cómo ve el
posicionamiento del cine uruguayo en la región.
A lo largo de tu camino actoral tuviste muchos personajes
distintos, ¿qué te atrapó puntualmente de Ariel?
Me parece que es un personaje fascinante con un mundo
interior y exterior que es extraordinario, que interpela también mi edad, mi
vida, mi biografía, mi historia. Me siento profundamente identificado con este
personaje y la situación que está atravesando. Todo eso fue suficiente como
para para sumarme este proyecto.
¿Qué rasgos dirías que encontrás entre vos y Ariel?
Parte de la base de un tipo —esto es anecdótico, pero no
deja de ser una descripción del personaje— que tiene cinco hijos, dos
exmujeres, una vida sobrecargada de responsabilidades como cualquier tipo que
enfrenta una vida de adulto. No es más ni menos que cualquier persona que
camina por la calle, pero que esos pequeños dramas y conflictos pasan a ser un
gran peso en su vida, un momento bisagra: cumple 50 años, literalmente el peso
de la vida, del cuerpo, de la existencia de su familia, de sus dos padres que
quieren venir a vivir a su casa, de sus dos gatos que están a punto de ser
castrados, de estos cinco hijos con diferentes edades y diferentes madres, con
un trabajo que lo que lo compromete, pero que también es una especie de
prisión, es una cárcel de privilegio, porque es un éxito hace más de 20 años. Son
cosas como que obviamente que guardo las diferencias, pero no deja de ser un
personaje que puedo entender y compadezco, y, a la vez, también puedo
disfrutar de lo mismo que disfruta.
Es una persona que está crisis. ¿Cómo hacés para
construir ese mundo interior?
Al borde del del ataque de nervios y del colapso, es
un equilibrista que va ahí en la cuerda floja tratando de sostener todo eso y
más. Lo construyo desde la empatía, desde defender cada gesto y comprender cada
decisión de la que él se hace responsable. Lo hago poniendo el cuerpo; es una
serie muy de cuerpo, de ruido, estuvimos en una cotidianidad rodeado de
estímulos y de amenazas.
Lo hago un poco siendo testigo de todo esto que está
pasando y las mismas situaciones tienen mucho humor. Son
extraordinarias, pero a la vez súper comunes. Son del día a día, pero están un
poco corridas, y eso hace que sea una serie sumamente original, potente en el
lenguaje audiovisual y también en la mirada. Creo que es una es una serie que,
si bien es una comedia, pretende también incomodar, generar reflexión, debate,
de cuáles son los mandatos. Porque creo que en algún momento tuvimos la suerte
por un tema de los tiempos de hablar sobre sobre otras cosas y creo que este
asunto de poder hablar de en este caso de la andropausia o un tipo de 50 años
con estos conflictos, también merecía una serie. Merecemos también poder
contar una historia de estas características. Y si bien todos entendemos que
hay otros conflictos que son gigantescos, estos conflictos diarios y cotidianos
nos dejan ser también muy grandes y profundos.
Quizá atraviesan a la mayoría de las personas, tanto
hombres y mujeres también, ¿no?
Absolutamente, por eso es sumamente empática la serie y es
un reflejo de cómo hoy está la sociedad, cómo se compone la familia eh y
cómo es un rock and roll permanente; el seguir vivo.
La crisis de los 50 es un concepto que viene de la
psicología. ¿Consultaste con expertos o lo forjaste desde tu propia experiencia?
Yo voy a cumplir ahora 47. Pero he sido testigo de cada
crisis, que es una sucesión de crisis a partir de los 20 en adelante, por
lo menos creo que cada ciclo. En este caso sí, se investiga, está en la serie, se
habla de cómo a los 50 años hay un hay un tema de lo que tiene que ver con el
cuerpo, los músculos, la andropausia, el tema hormonal, la testosterona,
las crisis existenciales. También este momento bisagra: sos responsable de tus
hijos y a la vez también responsable de sus padres, que empiezan a ser hijos. Es
un momento también como muy difícil de la adultez, ¿no?
Los que nos empezamos a acercar a ese a ese estado de la
vida, te das cuenta que es como que no terminaste de entender a tus padres y
tenés que empezar a entender a tus hijos, y vos no tenés ningún lugar ahí. No
hay un protagonismo, no hay un momento. Por ejemplo, en la adolescencia sos
vos, tus problemas y tus dolores. En esta etapa, es un personaje que no tiene
un minuto. Se encierra en el baño para poder estar tranquilo y para poder
reflexionar o pensar un minuto en su vida o lo que le queda de vida, pues ya
casi todo está para los otros, por los otros.
¿Cómo fue la experiencia de rodar en Montevideo?
En Montevideo tuvimos el gran proceso creativo y el rodaje.
Me parece que es un lugar increíble. Más allá de lo que a mí me guste en
este país y la gente, hay un músculo audiovisual muy potente. Se están
haciendo cosas increíbles. Se está transformando en un polo audiovisual potente
para la región americana, entendiendo que no solo por sus líderes, sus
directores, sus técnicos, sino que también por políticas que ayudan muchísimo.
En el día a día, es un trato amable, hay un respeto y un
cariño en la gente también para trabajar. Es fácil. Hay muy buenas locaciones,
muy buenos lugares y el cine necesita, de alguna manera, de ciertas concesiones
para poder retratar. Hemos tenido unas locaciones realmente impresionantes que
son también seguramente por convenios y situaciones en donde le están dando
lugar al cine y al audiovisual, que la verdad que es maravilloso y es muy
emocionante que se le dé ese lugar acá en Uruguay.
¿Qué esperás que esta esta serie genere en los
espectadores?
Me gustaría llegar a los corazones. Me gusta Silvio
Rodríguez, pero me gustaría llegar a la mayor cantidad de personas posibles que
hoy en día se puede con contenidos que uno hace entre cuatro paredes o con
grupos acotados y luego uno ve la explosión que tienen. Ojalá que se pueda
disfrutar, que también sirva como un espejo social de ver dónde estamos
parados, cómo estamos.