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La expareja del exdiputado fallecido del Frente Amplio (FA) Gustavo Tato Olmos, Ximena Baráibar, volvió a realizar una columna de opinión en la Agencia Uruguaya de Noticias, donde dio más detalles del proceso interno y judicial que involucró al frenteamplista en una denuncia por acoso realizada
por su suplente de bancada, Martina Casás.
El pasado 30 de octubre, Baráibar realizó la primera publicación en el mencionado medio. Allí recordó cómo vivió junto al exdirigente los primeros momentos tras el anuncio de la demanda.
En esta ocasión, profundizó sobre las intenciones de la denunciante en tomar la bancada de Olmos.
Baráibar recordó que el 6 de noviembre de 2023, la entonces presidenta de la Comisión de Género y Feminismos del FA, Patricia González Viñoly, le pidió a Liliam Kechichian “la ‘cabeza’ de Tato”, es decir, que abandonara su banca, basándose únicamente en “el relato de Casás”. Agrega que,
al día siguiente, la vicepresidenta del FA, Verónica Piñeiro, también se
comunicó con Kechichian para consultar si “Fuerza Renovadora ya había resuelto
retirar de la banca a Tato”. Según Baráibar, ese nivel de urgencia contradice a
la propia denunciante, quien en la prensa había dicho “no tener ningún apuro
para la resolución de Fiscalía”.
La expareja de Olmos sostuvo que hubo una intención de que Casás asumiera la banca sin pasar por los procedimientos partidarios. Como ejemplo, recordó que el 13 de noviembre de 2023 la denunciante envió una nota a una integrante de Marea Frenteamplista donde aseguraba estar lista para ocupar
el cargo, ya que afirmaba estar “en condiciones de tomar ‘su’ banca
inmediatamente” y continuar con la tarea parlamentaria de Tato Olmos, por lo
que —para Baráibar — “ya tenía una decisión tomada sobre el camino que entendía
debía seguirse”.
Baráibar también cuestiona declaraciones públicas que, según afirma, no coinciden con la realidad. Sobre la versión de que Casás no buscaba quedarse con la banca, asegura que eso “es contrario a lo declarado en la nota enviada a Marea”. Con respecto a que
Fiscalía no cerrara el caso por “falta de tiempo para actuar” sostiene que
“esto tampoco es cierto” detallando que la causa estuvo abierta 14 meses, nueve sin avances, y que el juez otorgó un plazo de 120 días recién después de
ese período.
La expareja de Olmos hizo énfasis en sus críticas hacia la entonces coordinadora de la bancada frenteamplista, Micaela Melgar. Recordó que el Tribunal de Conducta Política determinó que “los elementos probatorios no conducen a la comprobación de una situación de acoso sexual o laboral”, y que
el Plenario del FA respaldó ese fallo. Sin embargo, Melgar declaró públicamente
que le generaba incomodidad que Tato Olmos volviera a ocupar su banca.
En el texto también critica la forma en que se manejaron las denuncias dentro de la fuerza política. Además, señaló que pedir directamente la banca de Tato, “sin pasaje por el Tribunal de Conducta Política ni Fiscalía”, fue parte de un procedimiento irregular y una forma de “justicia por
mano propia”. Baráibar recuerda declaraciones públicas de González Viñoly sobre
la importancia del Tribunal de Conducta Política, algo que —según considera— no
coincide con su actuación en este caso.
Por último, cuestionó la postura de Casás respecto de la institucionalidad partidaria. En su columna afirmó que la denunciante dijo públicamente que no quería tomar el camino político porque no le aportaba nada y que entendía que el Tribunal carecía de herramientas para investigar, algo
que Baráibar califica como “absolutamente increíble”. Para ella, pretender que
una amiga cercana de la denunciante tuviera más herramientas que los organismos
partidarios formales “es difícil de entender”.
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