Montevideo Portal
La Policía comunicó este jueves la detención del narcotraficante Luis Fernando Fernández Albín, conocido como el Flaco, quien posee varios antecedentes penales y está asociado a Sebastián Marset.
Fernández Albín, cabecilla del grupo narco Los Albín, tiene 38 años y estaba junto a otras dos personas, entre ellas su esposa. Todos ellos, según fuentes de la investigación, pertenecen al clan familiar que opera en la zona del Cerro, principalmente en Cerro Norte.
La esposa de Fernández Albín es Katherine Quilimas Gularte, conocida en el ambiente delictivo como la Chula. Quilimas, de poco más de 30 años, nació en Uruguay y conoció hace más de 10 años al hoy narcotraficante, que había llegado junto a su familia desde Argentina.
Durante la administración de gobierno, comenzaron una serie de operativos e investigaciones para desarticular a las principales organizaciones criminales que operan tanto en Montevideo como en otros departamentos del país y que colaboran, como el caso de Albín, en sacar droga de Uruguay hacia su destino final.
Si bien muchas de las detenciones —como la de Luis Alberto Suárez, conocido como el Betito— se concretaron en este gobierno, tanto el Ministerio del Interior como la Fiscalía de Estupefacientes seguían de cerca los movimientos de los delincuentes tras detectar presuntos delitos de lavado de activos.
En ese organigrama que la Policía elaboró durante los años pasados, sobre todo en 2024, cuando varios de los detenidos habían cumplido su pena, aparece el nombre de Quilimas.
Fuentes policiales indicaron a Montevideo Portal que posee antecedentes por receptación, estupefacientes y agravios. De hecho, la Policía logró establecer que, durante un tiempo, la Chula fue “los ojos y los brazos” de Albín mientras este estuvo recluido en la Unidad 25, un sector de máxima seguridad del ex-Comcar.
La Chula fue una de las detenidas en diciembre pasado, luego de que dos hombres en moto perpetraran un atentado contra el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Quilimas estuvo señalada como la persona que ordenó el ataque, después de que el organismo dispusiera el traslado a la Unidad 25 de uno de los hermanos del Flaco Albín.
El movimiento que ordenó el INR buscó que el joven dejara de ordenar ataques y diferentes maniobras desde la cárcel hacia el resto de la organización criminal.
La Chula recuperó la libertad poco tiempo después, y su función dentro de la banda era “estar en territorio” para comandar al resto de los integrantes.
Antes, a los 22 años, fue condenada por tener en su poder una subametralladora FMK 43, un arma de guerra que fue parte del arsenal de la Base Boiso Lanza de la Fuerza Aérea, donde hubo un hurto en 2007.
En el organigrama que el Ministerio del Interior elaboró el período pasado —clave para la investigación de la Fiscalía de Estupefacientes, que ahora dirige Angelita Romano y antes estaba al mando de Mónica Ferrero—, Quilimas figura como una de las personas que ha estado a cargo del clan familiar en los períodos en los que Fernández Albín estuvo preso.
El líder narco solía pasar varios meses fuera del país, especialmente en su Argentina natal, donde realizaba diferentes negocios en el sector comercial. Una vez que Betito Suárez fue liberado, lo visitó al menos en dos oportunidades.
Quilimas estaba instalada en una casa en un barrio privado de Canelones, propiedad de Fernández Albín.
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