«Este concierto en Madrid es el último de mi vida y por
tanto el más importante. El que en unos años recordaré con más emoción»,
ha dicho Joaquín Sabina este domingo ante 12.000 personas en el cierre de la
gira ‘Hola y adiós’ que, según sus palabras, también ha sido su despedida de
los escenarios.
En un espectáculo con enorme carga emocional en el Movistar
Arena, el cantante nacido en Úbeda (Jaén) hace 76 años, ha dado «un adiós
enormemente agradecido» por haber visto «crecer sus canciones»,
que «de un modo misterioso», ha subrayado, se han «colado en la
memoria sentimental de varias generaciones».
Entre los asistentes al concierto estaban los políticos
Alberto Núñez Feijóo y Borja Sémper y los artistas Víctor Manuel y Ana Belén,
Dani Martín, Ara Malikian, Fernando León de Aranoa, Manuel Carrasco, David
Trueba, Clara Lago, Alejo Estivel y Vanesa Martín, según fuentes de la
organización.
«Esta gira que se llamaba ‘Hola y adiós’ ya pasó por
medio mundo -[han sido 71 conciertos con más de 700.000 entradas despachadas] y
esta noche ya se llama solo ‘adiós'», ha dicho con voz rota Sabina, que ha
salido al escenario apenas 9 minutos más tarde de la hora señalada (20.30h) y
tras la emisión de un vídeo en las grandes pantallas que rodeaban el escenario
con la canción ‘Un último vals’.
VIDEO | Sabina da un emocionado adiós en el «último concierto y el más importante» de su vida pic.twitter.com/BpLjdk4EeF
— EFE Noticias (@EFEnoticias) December 1, 2025
Más de dos horas más tarde, un Joaquín Sabina que no ha
disimulado las lágrimas -tampoco sus músicos y muchos de los asistentes al
concierto- se ha despedido entre ovaciones.
Entre ‘Yo me bajo en Atocha’ (‘Enemigos íntimos’ 1998) y
‘Princesa’ (‘Juez y Parte’, 1985), la última canción, Sabina ha hecho un repaso
de temas de muchos de los diecisiete álbumes publicados desde finales de los
años 70, cuando comenzó su carrera de cantautor.
En total han sido 23 canciones -cuatro interpretadas por
miembros de su banda- entre ellas la muy coreada ‘Calle Melancolía’ (‘Malas
compañías’ 1980), que según ha dicho fue la segunda que escribió en su vida,
hace 40 años, y que ha querido darse el capricho de sacar para esta última gira
después de «mirar en el baúl de las canciones antiguas, oxidadas y
semiolvidadas».
Otro de los grandes momentos de la noche ha sido cuando ha
relatado la génesis de otra de sus canciones más conocidas. «Chavela me
contó que vivía en el ‘Bulevar de los sueños rotos’ y yo pensaba que me estaba
regalando un verso maravilloso y que merecía una canción», ha explicado
sobre el tema que apareció en el disco de 1994 ‘Esta boca es mía’.
«Me puse a escribirla en el cuadernillo que siempre
llevo encima, y antes que a nadie tuve el honor de cantársela a Chavela Vargas
los dos solos, mirándole a los ojos», ha añadido antes de enfilar la
canción con el público puesto en pie.
El álbum que le dio un éxito masivo en 1999, ’19 días y 500
noches’, ha sido uno de los más recordados durante la noche, con el tema
homónimo que le dio nombre junto a ‘Ahora que…’, ‘De purísima y oro’, ‘Una
canción para la Magdalena’ y ‘Noches de boda’, auténticos himnos que han sido
masivamente coreados.
También de los años noventa, en concreto de 1996 es ‘Yo, Mi,
Me, Conmigo’, otro de los grandes protagonistas de la noche (‘Y sin embargo’,
‘Tan joven y tan viejo’ y ‘Contigo’, que han alternado con himnos como ‘Y nos
dieron las diez’ (‘Física y química’, 1992).
No es el final de su vida artística
Icono del canallismo musical a este y al otro lado del
Atlántico, Sabina se ha subido este domingo por última vez a un escenario con
su concierto en el Movistar Arena de su Madrid, pero eso, como ha indicado el
propio artista y suscribe su entorno, no significa el final de su faceta
artística.
Fue en julio de 2024 cuando anunció en un comunicado su
intención de despedirse de los grandes escenarios. En menos de 24 horas ya se
habían vendido más de 200.000 entradas solo para su gira en España. Una gira
que arrancó en febrero en América.
Solo unos meses antes de aquel anuncio cumplía 75 años, tras
haber acumulado demasiados trances de salud, como el infarto cerebral que
sufrió en 2001 y que le hizo replantearse la vida canalla que alimentaba muchas
de sus canciones.
Algunos de los sustos médicos más recientes sucedieron en
vivo, como cuando en 2020 en el entonces llamado Wizink Center (hoy Movistar
Arena), se precipitó al foso desde casi dos metros de altura, de lo que
resultaron varios traumatismos, un ingreso hospitalario en la UCI y dos
intervenciones. Ahora Sabina pone un punto y aparte en su carrera, a tenor de
sus declaradas intenciones, lejos de los escenarios.
Marina Estévez
Torreblanca / EFE