AMLO denuncia a EEUU por supuesta campaña que lo liga al crimen organizado

«Ya no le gusta a la DEA la política que estamos aplicando, porque somos un país independiente y soberano, y además ellos demostraron que no ayudaban, que fueron ineficaces, que es lo menos que se puede decir, en el combate al narcotráfico», prosiguió López Obrador.

El mandatario afirmó que en gobiernos anteriores existía una colusión entre las autoridades mexicanas y el crimen organizado, y citó el caso del ex titular de Seguridad Pública Genaro García Luna (2006-2012), condenado en un juicio en Nueva York, EEUU, por vínculos con narcos del Cártel de Sinaloa.

Antecedentes e investigación

En esos años del mandato del entonces presidente Felipe Calderón, «existía la cooperación, entre comillas, con el Gobierno mexicano, cuando ellos (los agentes de la DEA) eran los que mandaban, era cuando sucedían todas estas cosas, que controlaban los delincuentes los aeropuertos», prosiguió el jefe del Ejecutivo mexicano.

López Obrador volvió a recordar que las agencias de seguridad de Washington lanzaron el operativo denominado Rápido y Furioso para introducir armas a México con sensores para rastrear a delincuentes, que terminaron en poder del crimen organizado cuando descubrió y desactivó los dispositivos.

El Gobierno de Calderón fue «completamente infiltrado por la delincuencia, entraron las armas que sí les llegaron a los delincuentes, nada más que les quitaron los sensores, y usaron las armas para cometer crímenes», puntualizó el gobernante.

Dijo además que los agentes de la DEA «tienen una amplia red de agencias en México y en todo el mundo, tienen infiltrado al periodismo, tienen hasta académicos informantes», a quienes señala de echar a andar campañas con «información falsa».

El mandatario dijo que esos señalamientos son parte de una «campaña negra» en medios de EEUU, impulsada en los últimos cuatro meses, aludiendo entre otros a The New York Times.

Hernández, columnista de la agencia alemana de noticias, Deutsche Welle, escribe en su libro que en 2010, después de su detención antes de ser extraditado, el narco Villarreal Barragán confesó ante la Procuraduría General de México que por órdenes del capo Arturo Beltrán Leyva entregó 500.000 dólares a López Obrador en un hotel de Durango (norte), el 15 de junio de 2006, cuando fue candidato presidencial por primera vez.

El dinero habría sido entregado a nombre de los principales jefes del Cártel de Sinaloa: Beltrán Leyva, Joaquín Guzmán, alias El Chapo, e Ismael Zambada, alias El Mayo.

«En 2010 y 2011 la DEA hizo su propia investigación sobre el financiamiento del 2006 y confirmó que el Cártel de Sinaloa entregó dinero a la campaña de López Obrador», según el libro.

Cuando El Grande fue extraditado a EEUU en 2012, testificó de nuevo y relató los detalles sobre la supuesta entrega del dinero ilegal al ahora presidente y al entonces jefe de Seguridad Pública, García Luna.

El Grande también fue uno de los principales testigos de cargo contra García Luna en el juicio llevado a cabo en Nueva York y su testimonio fue una de las principales pruebas para que el ex jefe policíaco mexicano fuera declarado culpable.

A principios de su administración, en diciembre de 2019, el mandatario elogió a la misma periodista autora del libro por sus revelaciones sobre la política de seguridad del Gobierno del ex presidente Calderón y García Luna.