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Noticias Nacionales

La crueldad también a palos

todayjunio 18, 2024

Fondo


La crueldad de os palos o “cepa del garrote»

La semana previa a la confirmación electoral europea tuvimos muestras de la versión más generalizada aquí, aunque no excluyente, que llamaré “cepa del garrote”, destinada a disciplinar los cuerpos para alejarlos de las convergencias movilizadoras. En Uruguay, una protesta pacífica del Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines (SUNTMA) fue reprimida salvajemente por las fuerzas policiales dejando un saldo de 15 heridos. Pertrechados como “robocops” ese personaje de la película de ciencia ficción estadounidense donde se construye un ciborg policial luego del crimen del original humano, las imágenes son desgarradoras: golpearon con palos, usaron escudos como topadoras mientras disparaban balas de goma. Cualquiera haya sido el reclamo que motivó la protesta merecería idéntica condena, repudio y denuncia. Pero quiere la ausencia de azar que haya sido precisamente aquello que describimos como común denominador de la época el objeto de movilización: la precarización de los trabajadores de la actividad pesquera. La estrategia empresarial apunta a estacionalizar o zafralizar la actividad, “uberizando” virtualmente a los trabajadores, si se me permite el neologismo, para lo cual implementó un lockout. Pretenden que sea exclusivamente el mercado quien regule la pública riqueza ictícola, cuya extracción el Estado concede a privados mediante permisos.

Otra muestra que no implicó lesiones ni violencia física, sino amedrentamiento, fue la desocupación del liceo Zorrilla por parte de la Guardia Republicana. Acudieron armados hasta los dientes con dos camiones blindados para enfrentar a poco más de 50 estudiantes adolescentes quienes se retiraron, entre amenazas y hostilidad verbal de las fuerzas de seguridad, luego de leer una proclama. Reiteraron reclamos formulados un año antes, sumando ahora problemas edilicios con suspensiones de clases por fallas eléctricas que, al repararse provisionalmente, amenazan su seguridad, al igual que la ausencia de habilitación de bomberos. En Buenos Aires, el nutrido grupo de jubilados que se reúne regularmente los miércoles frente al Congreso fue desalojado violentamente, con algo menos de armamento que los trabajadores del SUNTMA, aunque confrontando físicamente con los ancianos, algunos de los cuales respondieron a la agresión.

Los ejemplos de la LUC y el PS

La escalada de violencia represiva se pretende jurídicamente blindada en ambas orillas por sendas disposiciones que las habilitan: la Ley de Urgente Consideración (LUC) en Uruguay y el Protocolo de Seguridad (PS) vigente en Argentina. Estas normativas comparten llamativas similitudes en acciones frente a bloqueos y piquetes al considerarlos ilegítimos por obstaculizar la libre circulación. Asimismo, coinciden con la intervención policial, otorgando amplias facultades a las fuerzas de seguridad para intervenir y desarticular bloqueos. Tanto la LUC como el PS incluyen mecanismos para la coordinación entre diferentes organismos y fuerzas de seguridad, facilitando una respuesta conjunta en situaciones de supuesto desorden público, como se aprecia en el cuadro. La LUC, incluso, va un paso más allá al introducir en su artículo 470 especificidades sobre la detención por hechos de apariencia delictiva, otorgando a las autoridades una herramienta adicional para potenciar la capacidad represiva del Estado, priorizando de este modo la seguridad y libertad circulatoria por sobre los derechos y libertad de expresión que constituyen las manifestaciones.

Resulta paradójico que los Gobiernos que alumbraron tales engendros jurídico-represivos, honrándolos además con prácticas acordes, como los de Lacalle Pou o Milei a través de su ministra Bullrich, sean a la vez los que pretenden recubrir a sus gestiones de austeridad. Uniformar a cada miliquito dedicado a estos menesteres (no parecen diferir en cada orilla) no es más barato que vestir a una celebrity con atuendos de Versace, Chanel o Louis Vuitton. No soy experto, pero como cualquier ciudadano puedo googlear el mercado con precios en dólares: el uniforme completo varía entre $300 y $500; el chaleco antibalas entre $500 y $1.500; un casco táctico de $200 a $500; el escudo antidisturbios entre $150 y $300; un traje antidisturbios completo de $500 a $1.000. Ah, pero el toque final viene con las llamadas armas no letales: cada pistola Taser cuesta entre $800 y $1.500; el gas lacrimógeno se consigue desde $50 a $100 por unidad; las balas de goma de $10 a $20 por unidad; las granadas de estruendo de $25 a $50 por unidad. Añadimos la radio de comunicación, $300 a $600; una cámara corporal de calidad, de $400 a $800; la porra o palo extensible de $50 a $100; y las esposas entre $20 y $50. Así, el «robocop» queda primorosamente ataviado por unos $10.000, aunque, para aquellos con presupuestos más modestos, podría conseguirse una versión prácticamente «bichicome» por unos $4.000. ¡Una ganga en la economía de la represión! (Algunas fuentes consultadas: 5.11 Tactical, Amazon, BodyWorn by Utility, Defense Technology, eBay, Hard Head Veterans, Imperial Armour, Motorola Solutions, Security, Pro USA, Spartan Armor Systems, Taser International, Total Secure Defence).

Se necesitarán ómnibus para llevarlos al lugar de los hechos, pero solos no hacen nada. Deben estar acompañados por motos de alta cilindrada, como en Argentina la BMW modelo R 1200 RT-P, de entre 20 y 25 mil dólares cada una, sin olvidar algunos carros hidrantes como el Alpine Armoring Armored Riot Control Truck, equipado con “cañones de agua duales, lanzadores de gas lacrimógeno, neumáticos de alta resistencia con run-flats, sistema hidráulico de remoción de barricadas, y protección balística” con costo de entre $750,000 y $1,000,000. Carros blindados y patrulleros siempre ayudarán, aunque sean de línea.

Finalmente, al paraguas jurídico y la tecnología debe añadirse una gerencia de recursos humanos suficientemente refinada, capaz de seleccionar, de entre los angustiados por la inseguridad de las condiciones de subsistencia y las perspectivas agobiantes de los mercados laborales, a aquellos ejecutantes de las tareas represivas que posean un adecuado nivel de sadismo para tan específico fin. Casi un arte, después de todo, elegir a quienes, sumidos en la desesperación, se enfrenten a sus semejantes como en un perverso ballet de la supervivencia agobiada.

Al momento de cerrar estas líneas se desarrolla una movilización en la Plaza del Congreso contra el proyecto abreviado de «Ley de Bases» de Milei. No es improbable la represión. Enviado el texto, salgo a ponerme en la trinchera que no erigí, pero de cuyo lado no tengo duda dónde pararme. El de siempre.





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Escrito por hiperactivafm


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