Pesadillas incineradoras: cómo son los lanzallamas pesados de Rusia que sumergen en el ‘infierno’ al enemigo
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Pese a que no se trata de armas nucleares, los sistemas pesados de lanzamisiles incendiarios son quizá los más temidos por los enemigos.
Prácticamente cada día nos llegan de la zona de la operación militar especial de Rusia noticias sobre las posiciones y búnkeres de las fuerzas ucranianas incineradas por lanzamisiles termobáricos rusos TOS-1 Buratino, TOS-1A Solntsepiok y TOS-2 Tósochka.
Pese a que no se trata de armas nucleares, los sistemas pesados de lanzamisiles incendiarios son quizá los más temidos por los enemigos. La razón de ello es simple: sus misiles inutilizan cualquier opción de salvarse de los enemigos que se encuentran en la zona de impacto.
Así, una salva de Solntsepiok quema todo lo que puede arder en miles de metros cuadrados y los comandos de asalto rusos no encuentran resistencia durante su avance, reza un comentario deel consorcio ruso de producción de armas Rostec.
¿Qué tipo de arma es?
Los sistemas pesados de lanzamisiles incendiarios disparan municiones termobáricas cargadas con líquido inflamable.
Estas municiones fueron concebidas para destruir posiciones enemigas fortificadas y su capacidad destructiva es superada solamente por las armas nucleares tácticas.
El primer sistema de esta familia, el TOS-1 Buratino, fue aprobado por el Ejército soviético en 1980 y utilizado por primera vez en Afganistán en 1988-1989. El sistema fue empleado posteriormente en otros conflictos.
Los vehículos de estos lanzallamas pesados —que basan en la plataforma de los tanques T-72 o T-90 y ahora, en sus versiones más modernas, sobre vehículos todoterreno— portan un ‘pack’ de misiles.
El alcance de los misiles termobáricos de este sistema normalmente no supera los 6 kilómetros, aunque en versiones más modernas, como los Tósochka, su alcance supera los 15-18 km, según algunas fuentes.
¿A qué se debe su aterrador efecto?
«Si existe la posibilidad de escapar de los proyectiles de fragmentación de alto poder explosivo en una trinchera, un fortín o el sótano de un edificio, para un TOS esto no es un obstáculo. El efecto destructivo de una munición termobárica es omnipresente», ya que la munición de un Solntsepiok «quema todo lo que puede arder», explicó Rostec.
También recordó que estos misiles tienen un diseño especial: cuando se activa, una carga especial distribuye uniformemente la mezcla termobárica detonándola simultáneamente.
La temperatura en la zona de impacto alcanza los 2.000 ºC. Sin embargo, el mayor peligro proviene de la onda de choque, resultante de la sobrepresión creada por la combustión súbita del oxígeno.
El tiempo de despliegue de los lanzallamas es menos de un minuto. Un TOS-1A llega al lugar, apunta al objetivo y dispara un misil de reglaje. Luego se realiza un ajuste, el vehículo dispara todos los misiles que lleva y abandona la posición de ataque.
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