Kelly Marie Tran, conocida por interpretar a Rose Tico en Star Wars: The Last Jedi, volvió a referirse al intenso acoso racista y sexista que recibió tras sumarse a la saga. En una entrevista con Variety, aseguró que esa experiencia fue reveladora y que “representa un microcosmos del clima social actual”.
La actriz, de origen vietnamita, fue víctima de una campaña de odio impulsada por sectores tóxicos del fandom que no toleraron la presencia de una mujer asiática en un papel protagónico dentro del universo de Star Wars. Los ataques la llevaron incluso a abandonar las redes sociales durante meses, un episodio que marcó un punto de inflexión en su carrera y en su vínculo con la industria.
“Es interesante cómo parece repetirse todo el tiempo con actores de color que aparecen en estas grandes franquicias”, afirmó Tran. “Estas situaciones son un reflejo de la sociedad en la que vivimos, y es realmente lamentable”.
La actriz aseguró que parte del problema está en cómo se perciben a las minorías en la cultura dominante: “Vivimos en un mundo donde esas identidades han sido utilizadas como armas, y eso impide que la gente vea el panorama completo. Solo quiero que se entienda que el problema es el sistema, no las personas que son diferentes”.
A pesar del daño, Tran también destacó que ese dolor la llevó a un proceso personal de transformación: “He aprendido a celebrar las partes de mí que antes me daban miedo o me hacían sentir vergüenza”.
Su reflexión se da en medio de la promoción de The Wedding Banquet, una nueva película donde interpreta a una mujer queer y cuya historia la impulsó a hablar abiertamente sobre su identidad. El filme, dirigido por Andrew Ahn, es una reinterpretación del clásico de Ang Lee y trata temas como la familia, la migración y las relaciones dentro de la comunidad LGBTQ+ asiático-americana.
Aunque no fue el foco de la entrevista, Tran explicó que participar en una producción con tantos actores y técnicos queer, y con una historia tan cercana a su propia vivencia, fue una experiencia liberadora: “Todo el rodaje fue una celebración de la alegría queer y de la familia elegida. No sabía cuánto lo necesitaba”.
Sin embargo, insistió en que aún falta mucho por cambiar. “Los artistas queer y racializados están al frente de muchas narrativas, pero lo ideal sería que el público también avance”, dijo. “El arte tiene el poder de mostrar que esas personas también son humanas, que tienen sueños y esperanzas como cualquier otra”.
Tran expresó su deseo de seguir explorando otros géneros y visibilizando historias diversas. “Quiero seguir haciendo arte sobre lo que me importa, y mostrar que hay lugar para todas las voces”.
