Por Cecilia Presa
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“Estamos a mitad de camino entre una novela histórica al estilo de Dan Brown y una investigación ya fundada en algunas certezas mayores”, indicó el reconocido astrónomo uruguayo, Gonzalo Tancredi, sobre un hecho que desde el 18 de julio de 2023 lo tiene fascinado.
Ese año, un usuario de redes sociales, llamado Gustavo Degeronimi, descubrió casi por casualidad un fenómeno urbanístico y astronómico muy peculiar que se da en la ciudad de Montevideo. Y lo publicó en redes sociales.
El día del aniversario de la Jura de la Constitución uruguaya, la salida del sol en la capital se alinea perfectamente con el trazado de la Avenida 18 de Julio, entre el monumento al Gaucho y el Obelisco.
Las imágenes que surgen de allí son bellísimas y, en 2024, cientos de personas madrugaron para verlo en vivo y en directo, por lo que se espera sobre las 7:48 horas de este viernes haya mucha más gente de lo habitual en un feriado por la principal avenida de la ciudad.
Una vez que Tancredi supo esto, indagó un poco más. “Al principio intentábamos explicar o entender por qué se había hecho esta alineación, si era algo fortuito o algo premeditado, y quiénes habían participado en ese diseño”, indicó el especialista a Montevideo Portal. Pero esa búsqueda inicial derivó en otro hallazgo. Además del 18 de julio, hay otra fecha en el año en la que el sol sale en esa misma dirección: el 25 de mayo.
Esto es porque existe igual cantidad de días (27) entre el 25 de mayo y el solsticio de invierno que entre el solsticio de invierno, que es el 21 de junio, y el 18 de julio.
“El 25 de mayo es fecha patria de Argentina, pero también, en el momento del armado de Montevideo, era una fecha muy significativa para toda América. Era el día de la América. Es decir que tenía gran relevancia en particular para los que estuvieron en ese proceso de emancipación o independencia del Uruguay”, manifestó quien hoy es director de Innovación y Tecnología del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).
Tancredi todavía no tiene la certeza de cómo se dan estas coincidencias, pero sí subrayó que son “demasiadas”. También tiene una hipótesis con varios fundamentos detrás y, confesó, “cada vez aparecen más líneas para seguir investigando”.
“La posible interpretación, y eso sin dudas va a ser muy difícil de discernir, es que los integrantes de la Asamblea General Constituyente y, en particular, aquellos que formaron una comisión para definir la fecha, decidieron utilizar el 18 de julio [de 1830] para que fuera simétrica con el 25 de mayo [de 1810] en términos del solsticio de invierno”, apuntó.
Hoy en día, el común de los ciudadanos le presta poca o nula atención a las fechas y horarios de las salidas y las puestas del sol. Pero a comienzos del siglo XIX esa información era clave para ubicarse. No había GPS, solo mapas, trazados por topógrafo y navegante, quienes tenían conocimientos precisos de los movimientos del astro rey en el cielo capitalino.
“Saber dónde se ubicaba el sol era por ese entonces importante para diferentes profesiones”, afirmó el astrónomo. De todos modos, Tancredi no encontró ningún astrónomo o topógrafo que integrara la Asamblea General Constituyente. “Lo que sí tengo es que, de los cinco miembros de la comisión especial que fue encomendada a proponer la fecha de la Jura de la Constitución, que se constituyó el 2 de junio de 1830, al menos dos eran reconocidos masones”, relató.

Foto: Gonzalo Tancredi.
Ese contexto, vinculado con la masonería, no es novedoso: los masones estuvieron muy presentes en todas las gestas libertadoras de América Latina, en particular de Argentina y de Uruguay, y más de un tercio de los redactores de nuestra primera Carta Magna eran masones.
Ahora, el asunto es que en la masonería el sol tiene una significancia muy importante: está en símbolos, escudos y referencias de las distintas logias. Con esto y el arquitecto de origen italiano Carlo Zucchi —encargado de realizar el diseño inicial de 18 de Julio y sus paralelas— en mente, tomó contacto con integrantes de la masonería en Uruguay.
“Desde la logia de la masonería me decían que era habitual que ese tipo de cosas no quedaran registradas. O sea, que los masones las hacían y, de cierta forma, dejaban un mensaje oculto que después alguien capaz que lo descifraba o no”, contó y agregó: “Eso es un poco lo que estamos haciendo ahora”.
Además, otro dato que es parte del puzzle que arma Tancredi, al que la faltan cada vez menos piezas, es que en la primera ley de fiestas patrias del Uruguay, que data del 1834, se mencionaban solo dos fiestas. Casualmente —o no tanto— estas eran el 18 de julio y el 25 de mayo.
El entusiasmo de Tancredi con esta historia es tal, que si bien por el momento no se siente capaz de plasmarla en un libro sí trasladó estos conocimientos a dos docentes de Historia: al director nacional de Educación, Gabriel Quirici, y al ministro José Carlos Mahía.
Dice que todavía le falta un profesor de la materia por notificar: el presidente Yamandú Orsi. “Recordemos que estamos por conmemorar los 200 años de todos estos eventos, que van desde 1825 hasta 1830. Entonces, quizás a futuro la celebración del 18 de julio, en vez de hacerlo en un acto a mitad de la tarde o en mitad de la mañana, lo deberíamos hacer en el amanecer ahí en esa ubicación”, afirmó “medio en chiste, medio en serio”.
Por Cecilia Presa
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