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Noticias Nacionales

Macron reconoce un Estado palestino. ¿Pero con qué fin?

todayjulio 28, 2025

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Por The New York Times | Roger Cohen

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El presidente francés, expresando su obligación moral de abordar el sufrimiento en Gaza, dejó claro que había perdido la paciencia con Estados Unidos e Israel. La cuestión es qué efecto tendrá.

Al anunciar el reconocimiento francés de la condición de Estado a Palestina, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresó su creciente indignación por la muerte y la inanición de los palestinos en Gaza, pero también provocó la hostilidad de Estados Unidos, Israel y gran parte de la numerosa comunidad judía francesa.

Se trata de un precio considerable que pagar por una decisión que él presentó como esencial para preservar alguna posibilidad de paz entre dos Estados, pero Macron detesta la inercia y a menudo actúa de forma aislada. Ha perdido la paciencia con los Estados Unidos del presidente Donald Trump y ha indicado que cree que tiene la obligación moral de enfrentarse a la devastación de Gaza a manos de Israel.

Ciertamente, se ha colocado en una posición delicada, dando un paso que una sucesión de presidentes franceses había rehuido, en un momento en que Hamás no se ha desarmado en Gaza y la condición de Estado palestina nunca ha parecido más remota.

La decisión de Macron refleja el creciente horror mundial ante la inanición y la matanza de civiles en Gaza. Australia, Reino Unido y Canadá han pedido a Israel en los últimos días que permita la entrada de más ayuda en el enclave, lo que puede ocurrir ahora. Pero parece poco probable que el reconocimiento francés de la condición de Estado a Palestina afecte a la búsqueda de un alto al fuego, y mucho menos que inspire una diplomacia seria centrada en el futuro de Gaza, mientras Estados Unidos tenga otras ideas.

“Lo que él diga no importa”, dijo Trump sobre el anuncio de Macron, en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca el viernes. “Esa declaración no tiene ningún peso”.

Nada en los días previos al anuncio de Macron a última hora de la tarde de un jueves de verano sugería que este fuera inminente. Jean-Noël Barrot, ministro francés de Asuntos Exteriores, declaró el martes a la radio France Inter que una conferencia sobre la paz con dos Estados en las Naciones Unidas la próxima semana intentaría “redibujar las perspectivas políticas”. Dos sesiones informativas del Ministerio de Asuntos Exteriores celebradas esta semana fueron un ejercicio de evasivas sobre el tema del reconocimiento.

Incluso los funcionarios franceses desconocían el momento del reconocimiento, dijo un diplomático de alto rango, quien declinó ser citado en cumplimiento de la práctica oficial.

El jueves por la noche, Macron publicó en X una carta personal dirigida a Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina, en la que le informaba de la decisión francesa. El cónsul general de Francia en Jerusalén se la entregó en mano a Abás ese mismo día.

Hamás, archirrival de Abás por el liderazgo palestino, aplaudió a Macron por dar un “paso positivo en la dirección correcta” y pidió a otras naciones europeas que siguieran su ejemplo, aunque Barrot insistió en que la decisión francesa aislaba a “este movimiento terrorista” al optar por la paz en lugar de la guerra.

El Consejo Representativo de Instituciones Judías en Francia denunció una “transgresión moral, un error diplomático y un peligro político” en un momento en que Hamás sigue manteniendo rehenes israelíes en Gaza. El grupo, que responde a la sigla en francés CRIF, representa a una comunidad judía de unos 500.000 miembros, la mayor de Europa occidental.

“Las imágenes de niños de Gaza hambrientos, en un momento en que Estados Unidos no presiona a Israel, parecen haber producido en Macron la sensación de que esto ya no era posible”, dijo Gilles Kepel, politólogo y destacado experto francés sobre Medio Oriente. “Cree que esta es la única manera de detener la matanza”.

El cómo sigue sin estar claro. Israel mira hacia Estados Unidos por su seguridad, no hacia Europa. Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, cuenta con el respaldo de Trump para sus políticas. Uno o dos países industrializados importantes del Grupo de los 7 podrían seguir el ejemplo francés y aumentar la presión sobre Israel, pero hasta ahora ninguno ha dado ese paso.

Keir Starmer, primer ministro británico, emitió una declaración el jueves por la noche, condenando el sufrimiento “incalificable e indefendible” en Gaza, y afirmando que el pueblo palestino tiene un “derecho inalienable” a un Estado propio.

No llegó a reconocer la condición de Estado palestina, a pesar de la creciente presión y de la recomendación de que lo hiciera “inmediatamente” por parte de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores. Indicó que, como mínimo, primero era necesario un alto al fuego.

En el pasado, Francia había sugerido que no actuaría sola, que buscaba una normalización simultánea de las relaciones con Israel por parte de los Estados árabes, incluida Arabia Saudita, y que preferiría pasar al reconocimiento una vez que Hamás hubiera depuesto las armas y liberado a todos los rehenes.

Pero Macron sintió claramente que tenía que actuar. Esa es siempre su inclinación. Parece creer que no hay otro modo de hacer frente a un intento israelí cada vez más intenso de expulsar a los desesperados palestinos de los escombros de Gaza y detener la matanza.

Al reconocer la condición de Estado a Palestina, ha hecho constar su protesta y espera dar impulso diplomático a una solución basada en dos Estados, pero también se ha expuesto a las acusaciones de que ha recompensado el devastador ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre, menos de dos años después de que se produjera.

Charles Kushner, el recién llegado embajador de Estados Unidos en Francia, prescindió rápidamente del protocolo diplomático para expresar su indignación en X, calificando la decisión de Macron de “regalo a Hamás y golpe a la paz”.

Dirigiéndose personalmente a Macron, dijo: “Espero hacerlo cambiar de opinión antes de septiembre”, momento en que el presidente francés ha dicho que hará un anuncio formal de la decisión en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Mike Huckabee, embajador de Trump en Israel, señaló que Francia no había declarado dónde se formaría el Estado “palestino” que reconocerá. “Ahora puedo revelar en exclusiva que Francia ofrecerá la Costa Azul y que la nueva nación se llamará ‘Franc-en-Stina’”, escribió el embajador en X.

Las declaraciones de los dos embajadores estadounidenses fueron una prueba más, si es que hacía falta alguna, de que las viejas nociones de diplomacia y alianzas se han evaporado desde que Trump asumió el poder. El trasfondo de la decisión de Macron es una deshilachada relación francesa con Trump y una incertidumbre europea más amplia sobre si Estados Unidos es ahora su aliado o su adversario. Europa vive en un estado de profundo malestar estratégico por las guerras en Medio Oriente y Ucrania.

Macron se sintió profundamente afectado cuando se reunió con supervivientes palestinos heridos de Gaza durante una visita a Egipto en abril, y habló por primera vez del posible reconocimiento de un Estado palestino en el vuelo de regreso de allí. Desde entonces, parece que su indignación no ha hecho más que crecer.

Barrot, ministro de Asuntos Exteriores, dijo esta semana que “ya no hay justificación para las operaciones militares del ejército israelí en Gaza. Esta ofensiva solo agravará una situación ya catastrófica y provocará nuevos desplazamientos forzosos de población, que condenamos en los términos más enérgicos”.

Esos “términos más enérgicos” encontraron su expresión en la decisión de Macron. Esto supone un paso serio para Francia. El régimen de Vichy, que dirigió una Francia en ruinas bajo la ocupación nazi, deportó a 76.000 judíos a la muerte. Esta desgraciada historia ha cimentado un apego fundamental de los franceses a Israel.

Sin embargo, ese apego se ha combinado durante mucho tiempo con la búsqueda francesa de una paz basada en dos Estados, el mismo resultado que la incesante embestida de Netanyahu en Gaza pretende enterrar de una vez por todas.

Roger Cohen

es el jefe del buró en París del Times, que cubre Francia y más allá. Ha informado sobre las guerras en el Líbano, Bosnia y Ucrania, y entre Israel y Gaza, en más de cuatro décadas como periodista. En el Times ha sido corresponsal, editor extranjero y columnista.





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Escrito por hiperactivafm


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