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Los accionistas de las empresas brasileñas Marfrig y BRF aprobaron este martes su fusión, que dará lugar a la creación de MBRF, una de las mayores compañías del mundo en la industria cárnica. La operación, sin embargo, aún está sujeta al visto bueno del Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), el organismo regulador de competencia en Brasil.
Ambas compañías ya habían avanzado en el proceso de integración, dado que Marfrig controlaba cerca del 60% del capital de BRF. Tras la aprobación de los accionistas, MBRF proyecta alcanzar una capacidad productiva de ocho millones de toneladas al año, con operaciones en 117 países y una plantilla de 130.000 empleados. En conjunto, sus ingresos netos consolidados durante el último año ascienden a 152.000 millones de reales (unos 27.600 millones de dólares), lo que la posicionaría por detrás de JBS, Cargill y Tyson Foods entre las principales empresas globales del sector.
No obstante, el proceso enfrenta resistencia. La empresa Minerva, competidora directa, presentó un recurso ante el CADE para frenar la fusión, argumentando que el fondo saudí SALIC —accionista de Minerva y también con participación en MBRF— podría concentrar una posición dominante en el mercado cárnico brasileño si se concreta la operación.
Además del impacto económico, la fusión también pone bajo la lupa los compromisos ambientales de estas empresas. Según el informe Radar Verde, basado en datos de 2024, tanto Marfrig como BRF están entre las compañías brasileñas con mejores estándares de control sobre sus proveedores directos de ganado para evitar la deforestación en la Amazonía. Sin embargo, aún no garantizan un rastreo completo de toda la cadena productiva.
“Si el frigorífico sólo controla la hacienda de engorde, es muy probable que contribuya a la deforestación de la Amazonía, más concentrada en haciendas de cría y recría que son proveedoras indirectas de los frigoríficos”, explicó Paulo Barreto, investigador del Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon), organización a cargo del estudio.
La situación adquiere especial relevancia si se considera que el 43% del ganado vacuno de Brasil se encuentra en la Amazonía, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). La preservación del bioma es esencial en la lucha contra el cambio climático, ya que actúa como un sumidero natural de gases de efecto invernadero.
AFP
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