Por Julián Moreno
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En la tarde de este sábado, Un siniestro ocupó titulares de los principales medios: un hombre de 67 años y su hijo de 2 años cayeron desde el Gusano Manzana del Parque Rodó y resultaron politraumatizados. El niño, incluso, permanece en CTI.
Según averiguaciones primarias, el menor salió despedido de la atracción tras zafar de las medidas de seguridad, por lo que su padre, al notarlo, habría saltado para ayudarlo.
Montevideo Portal habló con dos testigos que presenciaron el hecho: un enfermero que se encontraba en el lugar y le realizó los primeros auxilios, y un hombre que lo asistió.
“En un momento empezamos a escuchar gritos, miro para ahí y veo al hombre levantarse pidiendo que paren el juego, que obviamente estaba en marcha. En ese momento lo vemos volar y girar dos veces antes de caer”, relata un testigo del hecho —que prefirió no dar su identidad— en comunicación con Montevideo Portal.
“Salgo corriendo para ahí con otro muchacho, que resultó ser un enfermero del 1727. Llegamos y pararon el juego. El tipo trataba de reincorporarse. El personal [del parque] fue un desastre, no sabían qué hacer, no tenían ni idea”, señaló.
Ambos notaron que “el hombre no se acordaba de nada, entonces se puso un poco violento”. “Yo no sé si él pensaba que nosotros lo estábamos ‘judeando’, robando, o qué sé yo”, subrayó.
“En ese momento era todo conmoción, una locura”, relató Alejandro Montero, el enfermero que asistió primariamente al padre, en conversación con Montevideo Portal. “Lo veo intentando pararse, y lo que correspondía hacer era una fijación cervical, por la caída y porque además no sabía contra qué había pegado en la caída, si había perdido el conocimiento o no”, indicó.
“Cuando me acerco, lo veo con una excitación psicomotriz, que es algo que en la emergencia te da un mal indicio, mala espina”. “Mi mayor miedo era que tuviera alguna lesión cervical y que al moverse pudiese agravarse”, agregó.
El otro testigo recordó que en ese momento “el enfermero le inmovilizó toda la parte superior y me pidió ayuda para que yo lo mantuviera inmóvil. “Le explicamos la situación, aunque él no entendía y volvía a repreguntar, porque obviamente con el golpe que se dio, debía de tener pérdida de memoria”, acotó.
De todas maneras, en ese momento se percataron de algo desconocido para ellos hasta ese momento: “Mientras lo atendíamos, escuchamos llorar a un niño. Lo vimos a tres metros, nadie se había dado cuenta que había caído”.
Por su parte, el enfermero señaló que fue ahí que lograron entender “qué era lo que había sucedido y el porqué de la desesperación del hombre”.
“Evidentemente, después atando cabos, él empezó a gritar que se le cayó el niño y ahí se paró y se cayó. Él estaba en la parte de atrás del juego, entonces nadie vio caer al nene”, dijo el testigo y afirmó que en el lugar se apersonó una médica brasileña, que se encontraba haciendo turismo, a brindar primeros auxilios al niño.
“Al niño nadie lo vio caer, ni la gente que estaba arriba del gusano, ni los funcionarios”. Según señaló, mientras el hombre gritaba y pedía que se detuviera, la gente pensaba que estaba teniendo “un brote psicótico y se quería bajar”.
“El trato con los trabajadores es normal, o sea, son gente que está ahí haciendo su laburo”, subrayó. Sin embargo, señaló que en el hecho “dejaron muchísimo que desear”.
“Eran dos, ninguno sabía qué hacer”, aseguró y agregó: “El tipo se quería reincorporar el lado de ellos y no tenían ni la básica de pedirle que no se mueva”. Esto se agudizó con la aparición del infante: “Cuando apareció el niño, obviamente, menos sabían qué hacer. La llamada a la Policía y la emergencia la hizo la gente que estaba ahí, sobre todo este enfermero”.
“Los funcionarios no saben qué hacer, no están preparados, no solo desde el punto de vista técnico. Están ahí con cientos de niños por fin de semana”, profundizó.
Por su parte, el enfermero resaltó que “el personal del lugar estaba conmocionado como el resto de la gente”. “A mí la ayuda me la brinda un espectador que estaba ahí, que no es ni siquiera de la salud”, señaló. “La realidad es que no es culpa de los funcionarios que no estén capacitados, la empresa es la que tiene que brindar eso. La falta mayor no es de las personas que estaban atendiendo el juego, sino de los responsables”.
“No hay un protocolo de acción; ante un accidente nadie sabe qué hacer”, agregó el testigo, y notó que se trata de un “sálvese quien pueda, o tener la suerte de tener a un enfermero que justo esté en el parque”.
Otra persona que visitó el parque el fin de semana también señaló en diálogo con Montevideo Portal que “la actitud que tienen [los trabajadores] es de poca voluntad para estar con los niños. Se iba a bajar mi hijo de un juego y nadie los sacaba”. “Capaz que es por un tema de que no los pueden tocar, pero ni siquiera llaman al padre. Me tuve que meter adentro de un juego para sacarlo, es tierra de nadie”, dijo.
“Las medidas de seguridad del Gusanito Manzana las conocemos todos los uruguayos que frecuentamos el Parque Rodó”, ironizó Montero. “Son jurásicas: un cinturón que es de mentira; la estructura del juego que hace que te deslizás, te golpeás; lo que te protege es un fierro que si te golpeas contra eso también te va a provocar una lesión. Las medidas son esas. Lamentablemente a raíz de lo que sucedió, nos damos cuenta”, sentenció.
Dado el accidente, la Intendencia de Montevideo emitió un comunicado en el que lamentó el accidente y sostuvo que “apenas se conoció el hecho, el equipo de Convivencia Departamental de la Intendencia concurrió al lugar y constató que la atracción involucrada contaba con una habilitación vigente, de acuerdo a la normativa municipal”.
Más allá de esto, con el fin de esclarecer lo sucedido, se optó por cerrar el juego: “El caso se encuentra en la órbita de la Justicia y la Intendencia de Montevideo se mantiene a disposición de Fiscalía para colaborar en todo lo que se requiera. De forma preventiva, la atracción fue clausurada hasta que se aclaren las circunstancias y se completen las pericias correspondientes”.
Por Julián Moreno
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