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Noticias Nacionales

Ay, si es que yo miento (Sobre mitos y la furia de Sanguinetti)

todayabril 22, 2024

Fondo


Llama la atención que el sepulturero del Partido Colorado, aquel que enterrara junto al ataúd los mejores ideales del batllismo de principios del siglo XX, tilde de fracasados a otros. Julio María Sanguinetti entregó al Partido Colorado convirtiéndolo en un mero cortesano del herrerismo, enemigo histórico del batllismo. No solo oficio de recolector de votos para que ganara el neoliberal Luis Lacalle Pou, sino que impuso en sus filas el silencio cómplice ante los múltiples hechos de corrupción perpetrados por sus nuevos amos. En varios casos, sus queridos “batllistas” fueron partícipes directos.

Más allá de líderes que ha perdido su partido porque lo abandonaron voluntariamente (y justamente por verlo vaciado de batllismo y colmado de sanguinettismo) el 4 de abril perdió la vida el exministro y senador colorado Nelson Adrián Peña Robaina. Lo peor que hizo Adrián en su vida política fue aliarse con los blancos. Lo mejor: desenmascararlos. Que éstos rechazaran su proyecto para regular los ingresos a las intendencias los dejó ante la opinión pública tal como llegaron al mundo.

José Batlle y Ordónez será recordado para siempre como el gran estadista que fuera presidente en 1903 y 1911; mientras que Julio María Sanguinetti, presidente también en dos ocasiones (1985/1990 y 1995/2000), ya en el ocaso de su vida política ha dirigido a su partido al despeñadero, dejándolo reducido a escombros y obligándolo a aceptar vergonzosas alianzas para, por lo menos, continuar manteniendo una cuota de poder que le permita acomodar a algunos de sus seguidores, comenzando con su propio hijo.

Para que el muy republicano Julio María ganara las elecciones de 1984, los militares mantuvieron a Wilson Ferreira preso hasta el 30 de noviembre en el cuartel de Trinidad, liberándolo cinco días después de las elecciones, y a Líber Seregni (liberado el 19 de marzo de ese año) proscripto. En agradecimiento, Sanguinetti, nombró al Comandante del Ejército general Hugo Medina (integrante de la Logia Tenientes de Artigas) ministro de Defensa en 1987. Medina se convirtió, en 1991, en el primer represor en admitir públicamente que había ordenado torturas. Previamente, en 1986, Sanguinetti impulsó la ley 15.848 de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, que salvó de ir a la cárcel a militares y policías que habían secuestrado, torturado, violado y asesinado o traficado bebés.

Del ideario batllista no queda ni una partícula de polvo en el Partido Colorado. Sostener que la figura de Batlle y Ordoñez es un símbolo del Partido Colorado actual es desconocer la realidad. La inmensa mayoría de los verdaderos batllistas emigraron hace mucho tiempo hacia el Frente Amplio.

Batlle y Ordóñez no era enemigo de los sindicatos (¡Todo lo contrario!); sin embargo, Sanguinetti no oculta su más profundo desprecio por los representantes de los trabajadores y acusa al Frente Amplio de dejarse influenciar por ellos. “Su dirigencia política se ve constantemente avasallada, como lo vemos en esa disparatada propuesta constitucional que pretenden imponérsela a sangre y fuego”-escribió el líder colorado con el mejor estilo literario de un pachequista. “Así como el Batllismo solo podía haber nacido en la tradición republicana del Partido Colorado hoy tampoco puede existir fuera de él. Mucho menos en un Frente Amplio que representa otros valores e ideas”, agregó.

Ah, bueno… Parece que el Frente Amplio es antirrepublicano y antidemocrático. Es raro, entonces, que gracias a los gobiernos del Frente Amplio, Uruguay fuera reconocido mundialmente como país con “democracia plena”.

El prosecretario general del Partido Colorado, Gustavo Osta, presentó el 19 de abril una denuncia contra Fernando Amado y José Franzini Batlle, expresando que “la condición de ‘batllistas’ es de una singularidad absoluta y responde, naturalmente, a la pertenencia partidaria, a la condición ideológica y a la permanencia icónica de la figura de José Batlle y Ordoñez”. Osta agregó en su denuncia: “Nuestra autoridad partidaria considera de su derecho solicitar a la Corte Electoral, en el marco legal vigente, que disponga la prohibición del uso de la expresión ‘batllistas’, ‘batllismo’ y cualquier definición similar fuera del lema Partido Colorado”.

Ahora, teniendo en cuenta que en las elecciones de 2019 el Partido Colorado obtuvo solo el 12.80% de los votos, resulta un delirio absoluto creer que los verdaderos batllistas continúan en dicho partido. Si quieren hallar batllistas, les recomiendo buscar en el Frente Amplio y en el mismísimo Pit-Cnt.

Buscar batllistas en el Partido Colorado sería una pérdida de tiempo. Sería lo mismo que buscar wilsonistas en el Partido Nacional, cuando ni siquiera los hijos del carismático líder blanco (1919-1988) pertenecen a dicha colectividad. De hecho, el más conocido de ellos, el que acompañó a Wilson en los peores momentos, Juan Raúl Ferreira, hace años que milita en Frente Amplio. Los que hoy nos gobiernan son los que el caudillo catalogó como “blancos baratos”. Wilson, si hoy estuviera con nosotros, sería el más irreconciliable enemigo de este gobierno, tal como lo fue de la dictadura, esa dictadura que tanto mimó a Sanguinetti.

La Corte Electoral tendrá que darse una inyección de realismo más temprano que tarde y admitir la realidad: ni en el Partido Colorado hay batllistas ni en el Partido Nacional hay wilsonistas.

Ay, si es que yo miento

Que el cantar que yo canto

Lo borre el viento…

Gallo rojo, gallo negro (José Antonio «Chicho» Sánchez Ferlosio).





Fuente

Escrito por hiperactivafm


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