La historia de una de las ejecuciones más crueles, que sin embargo pareció suave al pueblo
Guillermo I de Orange, príncipe, conde, primer estatúder de Holanda y Zelanda, y líder de la revuelta neerlandesa, era una espina en el costado del rey de España. En su papel de defensor de la libertad de los Países Bajos, se convirtió en uno de los principales problemas para la corona española. El artistócrata se movía en aguas peligrosas hasta que un día, finalmente, fue asesinado. Balthasar Gérard, un católico fanático y devoto admirador del monarca español Felipe II, descargó su pistola […]