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El partido
que Independiente y Universidad de Chile empataban 1-1 en Avellaneda,
por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana, fue suspendido
por el árbitro uruguayo Gustavo Tejera a los tres minutos del segundo
tiempo y cancelado posteriormente por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol)
por falta de garantías.
“La
Dirección de Competiciones y Operaciones de la Conmebol informó que en función
a la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las
autoridades locales de seguridad, que garanticen la continuidad del partido
entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Conmebol
Sudamericana 2025, dicho encuentro queda cancelado”, anunció el ente
rector del fútbol sudamericano sobre las 00:31 del jueves.
“Así
mismo, agregó que, teniendo en cuenta que se ha cumplido con lo establecido en
el Manual de Clubes para situaciones similares, sin que la situación se haya
subsanado, se procede a la cancelación del partido y el caso será derivado a
los Órganos Judiciales de la Conmebol para futuras determinaciones. Toda la
información de los hechos ocurridos dentro y fuera del estadio será enviada a
la Comisión Disciplinaria de la Conmebol”, agregó.
Los hechos
de violencia se iniciaron incluso antes del partido, con intercambios de
proyectiles que, aparentemente, habrían sido lanzados en primera instancia
desde el sector visitante. Los chilenos estaban en una bandeja superior atrás
de un arco (Pavoni alta) y desde ahí tiraron todo tipo de elementos y hasta una
bomba hacia la Pavoni baja, donde había gente local, y también con
dirección a un bloque de palcos ubicado en una esquina de la cancha.
Los
fanáticos de la Uchi provocaron roturas en los baños, de donde obtuvieron
los objetos que fueron lanzando (palos de mampostería y hasta inodoros
completos). Después fue el turno de las butacas de la tribuna, algunas de las
cuales terminaron quemadas. La violencia se intensificó en el entretiempo y
derivó en la suspensión del partido, pese a que los jugadores de ambos
equipos pidieron calma desde el césped.
La
inacción de las fuerzas de seguridad (guardia privada) fue total. Desde
los altoparlantes del estadio se informó que los visitantes debían evacuar su
sector y luego se anunció la suspensión del partido. Con la tribuna visitante semivacía,
unos 100 barrasbravas de Independiente dieron la vuelta al escenario y
llegaron al lugar con el objetivo de hacer justicia por mano propia. Las
imágenes, por su brutalidad, rápidamente se hicieron virales.
Los
poco más de 10 hinchas de Universidad de Chile que todavía no habían salido del
lugar fueron despojados de sus prendas, robados y golpeados,
y algunos quedaron desmayados en las gradas. En la desesperación, uno se arrojó
al vacío desde lo más alto de la tribuna, pese a lo cual todavía no hubo
reporte de fallecidos. Según medios locales hay al menos 10 personas gravemente
heridas, 90 chilenos detenidos y aproximadamente 300 demorados por la
policía.
Fuentes
oficiales informaron que tres de los heridos se encuentran en estado de
gravedad y uno de ellos fue ingresado en estado crítico al Hospital Fiorito de
Avellaneda, donde se reportó la internación de hinchas politraumatizados,
apuñalados y fracturados.
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