La celeste quedó complicada para la última fecha de la fase de grupos, y solamente le sirve ganar el último partido para avanzar a octavos de final.
Un primer tiempo con un planteo defensivo de Uruguay, apostando a algún contragolpe, pero con una sola situación clara, cuando Rodrigo Bentancur, luego de una gran jugada individual, tuvo un mano a mano pero falló en la definición frente al arquero Digo Costa.
Fue en el segundo tiempo y después del gol de Portugal que, con el ingreso de Pellistri y De Arrascaeta, Uruguay se animó más y se lanzó al ataque y recuperó el dominio del juego, pero sin llegar al gol. Después vino el penal, que marcó el 2 a 0, y los ataques celestes no tuvieron buena definición como para descontar.
Con jugadores que ingresaron el segundo tiempo, quedó la sensación de que tenían que haber estado en el once inicial, porque le dieron el empuje que Uruguay necesitaba para este partido, creando jugadas para los delanteros.
Se lo señalamos en la conferencia de prensa al técnico Alonso, quien reconoció que con el ingreso de De Arrascaeta y Pellistri “claramente el equipo mejoró; lo estaba pidiendo el partido, necesitábamos más juego”. Sin embargo, señaló que desde el comienzo del segundo tiempo Uruguay “comenzó jugando mejor de lo que lo venía haciendo en la primera parte”.
“El espacio lo estábamos dominando nosotros, jugando donde nosotros queríamos, por momentos las presiones a veces surgían efecto, a veces no” y los robos de pelota eran altos”. Al igual que en el partido ante Corea, se perdía la pelota rápidamente –analizó Alonso– “eso nos provocaba tener que replegarnos, ir para atrás. En el segundo tiempo lo corregimos, recuperamos más alto, y con el ingreso –como usted dijo– de esos dos futbolistas el equipo tuvo más desequilibrio, más juego interior, se generó más”.
Ahora, a Uruguay solo le sirve ganarle a Ghana, y que Corea empate o pierda con Portugal.
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