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todayfebrero 15, 2025
La medida de Trump también involucra el retiro de los fondos a diferentes agencias de Naciones Unidas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), y se ha suspendido la participación en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los fondos para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) están congelados, al igual que 1.200 millones de UNICEF. El cierre de un programa de salud materno-infantil de UNFPA en Afganistán ha supuesto el despido inmediato de 1.700 mujeres profesionales afganas.
La medida también impacta (aparentemente impulsada por Elon Musk) en el financiamiento de medios de prensa y periodistas. Varios portales atentos a las andanzas de la USAID vienen desenmascarando sus pasos. Por ejemplo, WikiLeaks señala que “la USAID (cuyo sitio web fue dado de baja) ha canalizado cerca de medio billón de dólares ($472.6 millones) a través de Internews Network (IN), una ONG financiada por el Gobierno de los Estados Unidos que opera de manera secreta. IN ha «colaborado con» 4.291 medios de comunicación, produciendo en un año 4.799 horas de emisiones que alcanzaron hasta 778 millones de personas y «capacitando» a más de 9.000 periodistas (cifras de 2023). IN también ha apoyado iniciativas de censura en las redes sociales.
La operación afirma tener «oficinas» en más de 30 países, incluidas oficinas principales en Estados Unidos, Londres y París, y sedes regionales en Kiev, Bangkok y Nairobi. Está dirigida por Jeanne Bourgault, quien se paga un salario de $451.000 al año.
Bourgault trabajó en la Embajada de Estados Unidos en Moscú a principios de la década de 1990, donde estuvo a cargo de un presupuesto de $250 millones, y en otros levantamientos o conflictos en momentos críticos, antes de pasar formalmente de seis años en USAID a IN.
Los codiciados fondos de la USAID para el área de los medios «alternativos» e «independientes» generalmente se dirigían a periodistas, defensores de los derechos humanos y opositores a los gobiernos, con los que la Administración de turno en la Casa Blanca tenía mayores tensiones o incluso aplicaba medidas de presión para generar cambios políticos, con la ayuda de la prensa que pertenecía a su nómina.
Al igual que pasa en Uruguay, el medio RT indica que “algunos portales informativos incluyen a sus financistas —entre los que se encontraba la Agencia Federal estadounidense— en su página principal. Sin embargo, la mayoría no hace pública la información.
En Colombia, días después de la investidura de Trump, dijo que durante una reunión de medios digitales empezaron a sonar los teléfonos de varias personas de la sala, que eran de Guatemala, El Salvador, Bolivia, y que al regresar al recinto tenían la ‘cara cambiada’ porque ‘los acababan de llamar para decirles que el siguiente pago no se los podían hacer, porque la USAID, en 48 horas, los había dejado fuera de la nómina’. Según dijo, estos periodistas se dedicaban a temas como derechos humanos, inmigración y feminismo y se ‘financiaban de donaciones y filantropía’.
Colombia es el país sudamericano que más ha recibido dinero de la USAID en los últimos años. El monto asciende a 260 millones de dólares. Los tentáculos del organismo estadounidense han llegado incluso hasta el Gobierno, según lo reconoció el presidente colombiano, Gustavo Petro, en días recientes. La mayor carga de recursos se la lleva la asistencia humanitaria, en un país signado por un conflicto desde hace décadas. Sin embargo, también se destinan desembolsos a temas de género, ambiente, entre otros. Entre los medios que admiten el origen de sus fondos, se encuentra La Silla Vacía, que incluye en su página web que la USAID aportó en 2023 45,9 % de sus ingresos.
Del mismo modo, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) recogió recursos de la agencia, según consta en una publicación de 2020. Ambos se han mostrado críticos con el Gobierno de Petro”.
La Agencia Occidental de Noticias recuerda que “los criterios de selección de beneficiarios de la USAID se basaron en el apoyo a organizaciones que alinean su agenda con prioridades de política exterior estadounidense. Tras la fachada de promover la ‘libertad de prensa’ en Venezuela, la USAID invirtió miles de millones de dólares por más de dos décadas en ONG y medios de comunicación, digitales especialmente y redes sociales”.
Los informes señalan un aspecto que tal vez pueda explicar la dificultad para encontrar medios de prensa o periodistas que reconozcan haber recibido financiamiento de la USAID.
La USAID destinó $3.200 millones desde 2010 a programas de «fortalecimiento mediático» en 70 países, con énfasis en regiones estratégicas como Europa del Este, América Latina y África. Estos fondos, canalizados a través de ONG como Internews, International Center for Journalists (ICFJ) o Freedom House, se justifican como defensa contra «regímenes autoritarios».
Uno podría llegar a concluir que la USAID no ha posiblemente impulsado el financiamiento de medios o periodistas por no considerar a los gobiernos uruguayos “autoritarios” y nada estratégicos. Sin embargo, el trabajo de “influencia” norteamericana en Uruguay mediante periodistas no ha utilizado a la USAID (por lo menos no se ha podido comprobar hasta el momento), pero sí otras fundaciones o la propia Embajada de Estados Unidos en Uruguay. Fondos de la USAID sí han arribado a Uruguay mediante la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI).
Sí la AUCI ha participado junto a la Embajada de Estados Unidos en actividades con y para periodistas, poniendo énfasis en periodistas y medios de prensa del interior, organizadas algunas actividades por la Organización de la Prensa del Interior (OPI) y la Universidad ORT del Uruguay.
En octubre del 2021 la Embajada de Estados Unidos en Uruguay, junto a la Organización de la Prensa del Interior (OPI), organizó el seminario virtual de actualización profesional “Periodismo para la post verdad” dirigido a 250 periodistas inscriptos de todo el país, y en el que la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI) presentó la estrategia de comunicación institucional, campañas y gestión en redes sociales.
Los periodistas registrados accedieron a ocho talleres dictados por periodistas y profesionales de la comunicación, uruguayos becarios de programas del Departamento de Estado de Estados Unidos. Los temas abordados fueron el periodismo de investigación, audiencias, newsletter de autor, comunicar a las instituciones con sus públicos, campañas en redes sociales, modelo de negocios, periodismo local, desinformación, trolls, cambios en el periodismo.
Jacqueline Mourot, consejera de Asuntos Públicos de la Embajada, señaló: “Queremos empoderar a los periodistas uruguayos acercándoles herramientas y recursos que los ayuden a repensar en cómo ser exitosos en la era de la posverdad. Desde la Embajada promovemos un periodismo libre, independiente y de calidad como pilar fundamental de los sistemas democráticos”.
La Embajada ofrece a Uruguay que “con esta acción Uruguay avanza en la Agenda de Desarrollo Sostenible con la ejecución del ODS 16 ‘instituciones sólidas’ y el ODS 17 ‘alianzas para lograr los objetivos’».
La presencia de instituciones y agencias americanas por supuesto que no es nueva en Uruguay. No todas han ejercido una injerencia directa como la CIA en la Jefatura de Policía Uruguaya en los 60 y en parte de su sistema político, o la DEA en el combate al narcotráfico.
A través de la AUCI, la USAID ha financiado fundaciones que trabajan en el área de la salud o de las infancias vulnerables, y otras agencias en programas de investigación agropecuaria.
En épocas de batalla cultural y guerra cognitiva, es de pensar que la presencia mediante ayudas financieras a programas culturales y de medios de prensa no sea aséptica.
En materia de prensa, un uruguayo docente de Posverdad de la ORT: Periodismo y Política y Sistema Internacional Contemporáneo de la Licenciatura en Estudios Internacionales de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales y graduado de la mencionada licenciatura, fue elegido por el Departamento de Prensa y Cultura de la Embajada de los Estados Unidos de América en Montevideo para participar en la edición 2019 del Edward R. Murrow Program for Journalists, en el formato International Visitor Leadership Program.
Participaron de la actividad 18 periodistas de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
En esa instancia el único seleccionado por Uruguay fue en base a tres elementos de su experiencia periodística y académica: dirige el diario El Heraldo de Florida, una empresa familiar de cuatro generaciones que este año cumplió su centenario; es el miembro más joven del consejo directivo de la Organización de la Prensa del Interior, y debido a su formación en estudios internacionales y la actividad docente que desarrolla en temas directamente relacionados a la actividad periodística.
El itinerario llevó a los participantes del 3 al 21 de junio de 2019 por Washington, DC; Columbus, Ohio; Louisville, Kentucky; Dallas, Texas y Boston, Massachusetts. En cada ciudad visitaron los medios locales más importantes, diversas universidades y se reunieron con aquellos que se encuentran a la vanguardia del cambio digital en el periodismo, con los cuales trataron temas como la ciberseguridad, la desinformación y el impacto de los nuevos medios en la calidad del periodismo, así como las implicancias de las nuevas herramientas de comunicación para la institucionalidad democrática.
Los objetivos de este programa son: examinar los derechos y responsabilidades de la prensa en una democracia; observar las prácticas, las normas y las instituciones del sistema mediático en Estados Unidos; obtener insumos sobre la estructura social, política y económica de los Estados Unidos; y explorar el impacto de los medios digitales y las redes sociales en la disponibilidad y la veracidad de las noticias.
A distintas ediciones del Edward R. Murrow Program for Journalists fueron asistiendo diversos periodistas de Uruguay.
Varios periodistas, consultados sobre el financiamiento de la USAID, justifican que, en caso de serlo para desarrollar proyectos periodísticos, siempre que sean transparentes y tengan independencia editorial, no debería verse mal. Los márgenes de esa independencia en países como Uruguay siempre han sido difíciles de discernir, salvo en las publicaciones que pertenecen a partidos políticos, organizaciones sociales, sindicales o empresariales.
Muchos podrán decir que los márgenes de la independencia rayan en la frontera de las empresas que financian algunos medios, y ahí es la ventaja de la presencia sutil de las Agencias de Cooperación Internacional, de muchachos macanudos y muchachas bonitas que vienen a colaborar en tu desarrollo, sin amenaza de retirar los espacios contratados.
La decisión tomada por la “plutocracia norteamericana” ofrece una oportunidad para volver a debatir cuándo la ayuda se convierte en injerencia y el desarrollo en dependenci
Escrito por hiperactivafm
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