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Noticias Nacionales

El especialista José Berná denuncia inacción oficial y llama a una respuesta ciudadana

todayjulio 13, 2025

Fondo


Por María Noel Domínguez

La expansión del picudo rojo —un escarabajo devastador que ha diezmado palmares en Europa— pone en riesgo un símbolo natural del paisaje uruguayo. El especialista José Berná, con más de 30 años dedicados al estudio de palmeras, advierte que Uruguay atraviesa una crisis ambiental silenciosa , agravada por la falta de coordinación estatal y un enfoque empresarial costoso e ineficaz.

“Un día te encontrás con que el huevo está a punto de quedarse sin palmera”, resume, gráficamente, sobre el escenario actual dijo José Berná en entrevista con Montevideo Portal.

La plaga del picudo rojo llegó a Uruguay hace unos tres años. No se sabe con precisión cómo entró, pero sí se sabe que no fue contenido a tiempo. «No interesa mucho cómo llegó. El tema es que ya está, y no se combatió desde el principio, cuando había un foco geográfico bastante determinado», afirma Berná. “Y desde ahí fue ganando terreno”.

El insecto tiene una capacidad reproductiva altísima: una sola hembra puede poner cientos de huevos. Las larvas, al nacer, se introducen en el interior de la palmera y comienzan a alimentarse de su corazón. Por fuera, al principio, no se nota nada. Cuando las hojas comienzan a caer, ya es demasiado tarde.

España como espejo (y advertencia)

Berná conoció el impacto del picudo rojo en su ciudad natal, Alicante. «Allí está el palmar de Elche, el más grande de toda Europa de Phoenix dactylifera. Es un lugar único: la ciudad está metida dentro del palmar. Las palmeras tienen nombre propio, forman parte del barrio».

Cuando la plaga llegó en 2015, «hicieron todos los mismos errores que se están haciendo aquí. Tardaron, no hubo un plan claro, y fue devastador. Hoy está más o menos controlado, pero costó muchísimo».

El caso español dejó lecciones que aquí no se aplican. «Allá, por ejemplo, el municipio pagaba el tratamiento de todas las palmeras, incluso las de las casas. Nadie tenía que pagar por salvar su palmera. Acá, en cambio, se transformó en un negocio».

En Uruguay, las trampas de feromonas fueron la única medida concreta discutida en una reunión oficial

Un combate con herramientas inadecuadas

Una de las principales críticas de Berná apunta al uso de trampas de feromonas, una técnica para atraer a los insectos adultos. «Mi primo, en España, tenía cuatro palmeras en la montaña. Puso una trampa y al fin de semana ya tenía varios escarabajos muertos. Pero no había palmeras cerca, la más cercana estaba a 10 kilómetros. ¿Qué pasó? Atrajo al bicho. Terminó trayendo la plaga y las palmeras».

“Eso ya demostró que es una herramienta equivocada si no se usa correctamente”, enfatiza.

En Uruguay, las trampas de feromonas fueron la única medida concreta discutida en una reunión oficial, cuenta Berná. Participaron representantes del Ministerio de Ganadería, del Ministerio de Ambiente y de la comisión sobre especies exóticas invasoras. «Fue la única reunión. Después, silencio».

Prohibiciones tardías y contrabando

En Maldonado se prohibió recientemente la entrada de palmeras como medida de control. Berná considera que es correcto restringir el traslado de material vegetal, pero que llega tarde y de forma descoordinada. «Las palmeras no entran caminando. Hay mucho contrabando de plantas, y es un problema serio. En España también pasó: después de contener el foco, el bicho volvió a entrar por contrabando en Asturias».

Lo que hay que hacer es curar las palmeras. Y se puede hacer en casa

La solución está en manos de la gente.

A pesar del panorama sombrío, Berná insiste en que aún se puede actuar. Y que no hace falta depender exclusivamente del Estado o de empresas costosas. «Lo que hay que hacer es curar las palmeras. Y se puede hacer en casa».

Explica dos métodos principales: el primero es aplicar insecticidas en el ápice, una especie de lluvia sobre el centro de crecimiento de la palmera y sus uniones con las hojas. El segundo es la endoterapia: perforar el tronco e inyectar allí el producto.

«El ministerio tiene aprobados insecticidas específicos para ambas técnicas. Y los productos están disponibles. Son los mismos que se usan, por ejemplo, para tratar ácaros en rosales», asegura.

Berná incluso elaboró ??un vídeo explicativo en YouTube, que ya supera las 10.000 visitas. «Lo hice con ayuda de mi familia. Lo importante es que cualquiera pueda hacerlo de forma segura. Es barato y eficaz. Un taladro, una mecha de 100 pesos y el insecticida. Eso es todo».

Críticas al manejo empresarial

Otra de sus denuncias apunta al rol de las empresas autorizadas por el Estado para tratar las palmeras públicas. «Muchas de las palmeras emblemáticas de Montevideo fueron tratadas… y están muertas. Si en otros países con los mismos métodos se salvan, y acá se mueren, algo se hizo mal».

Señala que algunas empresas impulsaron herramientas obsoletas, como piquetas que ya no se usan en España. “Han hecho millas de videos promocionando sus productos, pero los resultados están a la vista”.

Además, cuestiona los precios cobrados: «Se llegó a cobrar hasta 8.000 pesos por palmera. Hoy bajaron, pero siguen siendo inaccesibles para muchas familias. Y los tratamientos no garantizan inmunidad. A los seis meses puede haber que volver a curar».

¿Qué hacer con las palmeras muertas?

La eliminación de ejemplares también requiere cuidado. «Primero hay que bañar con insecticida la palmera entera antes de cortarla, para matar los bichos que están adentro. Si no, los dispersás al podar».

El Ministerio tiene protocolos, pero según Berná, no siempre se cumplen.

 La gente cree que en invierno no hay actividad. Pero las larvas siguen vivas dentro de la palmera.

El caso de los palmares de Rocha

«Todo el mundo me pregunta qué va a pasar con los palmares de Rocha. Es lo primero que piensan», dice. Para muchos uruguayos, esos palmares son parte de la identidad del paisaje. Pero Berná no es optimista: “Sin políticas claras, el picudo va a llegar”.

Y el invierno no detiene el avance. «La gente cree que en invierno no hay actividad. Pero las larvas siguen vivas dentro de la palmera. Tienen una diferencia térmica de 8 grados con el exterior. Siguen comiendo igual».

Cada palmera infestada puede liberarse hasta mil adultos. De esos, cientos vuelan varios kilómetros en busca de nuevas víctimas. “El momento de actuar es ahora”, insiste.

Un llamado urgente

José Berná concluye con un mensaje claro: hace falta un plan nacional. Que el Estado asuma el rol de coordinar, controlar a las empresas, dar garantías a los ciudadanos. Pero también hace falta acción colectiva. «Si cada uno cura su palmera, frenamos el ciclo. Es una forma de salvarlas entre todos».

Mientras espera que las autoridades reaccionen, él sigue dando charlas, atendiendo llamadas y preparando un nuevo video explicativo. “Esta es mi forma de pelear por lo que amo”, dice.

Por María Noel Domínguez





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Escrito por hiperactivafm


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