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La creación de productos más resistentes aumentaría la productividad de los cultivos y disminuiría la dependencia de pesticidas y antibióticos, según expertos.

Un proyecto de ley en favor de la tecnología de edición genética en los alimentos fue presentado este miércoles por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido ante el Parlamento del país.

La normativa busca reducir las barreras a la investigación de las nuevas tecnologías de edición de genes. Argumenta que estas permitirán a los científicos ayudar a los agricultores y productores a desarrollar de una manera eficiente y precisa variedades de plantas y animales con rasgos beneficiosos

Según la propuesta, las técnicas de cultivo de precisión pueden producir plantaciones de mayor rendimiento utilizando menos insumos, como pesticidas, fertilizantes, e incluso agua, un factor importante en medio del cambio climático. Además, podría reducir los costos para los agricultores, disminuir el impacto sobre el medio ambiente y aumentar la resistencia a las enfermedades, elementos que repercuten en una mayor productividad del sistema alimentario en general.

Crean tomates modificados genéticamente para que produzcan tanta vitamina D como dos huevos

Actualmente, a nivel mundial se pierde entre el 20 y el 40 % de la producción de alimentos a causa de plagas y enfermedades, por lo que la creación de alimentos más resistentes aumentaría la productividad de los cultivos y disminuiría la dependencia de pesticidas y antibióticos, argumentan los expertos.

El principal asesor científico del Departamento, Gideon Henderson, aseguró que el Reino Unido cuenta con algunas de las principales instituciones de investigación del mundo en esta área, y que a partir de las nuevas reformas sus científicos podrían alcanzar una agricultura más resistente, así como alimentos más saludables y sostenibles.

Edición genética vs. modificación genética

El Reino Unido hace una diferenciación entre las tecnologías de edición y las de modificación genética. Así, las primeras se limitan a regular el propio código genético de una especie en particular. Por ejemplo, hace poco se logró cultivar un tomate que producía tanta vitamina D como dos huevos, gracias a la inhibición de uno de los genes de la planta. Estos cambios podrían ocurrir de manera natural o mediante técnicas de mejoramiento tradicionales, pero se requeriría mucho tiempo.

Mientras, la modificación genética actúa introduciendo segmentos del código genético de una especie dentro de otra.

Esta distinción difiere de la utilizada por la Unión Europea, que considera todas estas tecnologías como modificación genética y aplica medidas más restrictivas. «Fuera de la UE somos libres de seguir la ciencia», señaló el secretario de Medio Ambiente británico, George Eustice.

Las reglas de la UE prohíben los cultivos transgénicos, pero al abandonar el bloque, dichos alimentos podrían ser vendidos en Inglaterra, Gales y Escocia, a medida que avance el actual proyecto de ley, recoge New Scientist. Irlanda del Norte quedaría excluida, ya que sigue sujeta a algunas leyes de la UE.  

«Estos cultivos se necesitan con urgencia para hacer frente a la futura seguridad alimentaria, que se ve amenazada por el cambio climático y las plagas, y para ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura manteniendo al mismo tiempo el rendimiento de los cultivos«, resumió la directora de Ciencias del Instituto James Hutton en Dundee, Lesley Torrance.



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