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Noticias Nacionales

En Uruguay Las compras públicas son un colchón para los pequeños productores

todaymayo 18, 2025

Fondo



El país viene desde hace muchos años en un proceso concentrador en casi todos los rubros y que va excluyendo a los más chicos, los productores familiares o productores medios que van desapareciendo en los distintos rubros como una regla casi general.

Larrañaga denunciaba en el 2019 que desaparecían 50 tambos por día, pero ese proceso siguió durante el gobierno de Lacalle.

El tema de la lechería es uno de los que siempre estuvo sobre la mesa en campañas políticas y sigue la desaparición de muchos o la transformación de muchos tambos que pasaron a otras actividades; algunos pasaron a actividades ganaderas, otros al tema agrícola.

La lechería tiene una característica y es que el 50 % de la tierra que ocupa está bajo arriendo, no son propietarios, entonces están sometidos a las leyes del mercado y a los precios del mercado. Cuando vino todo el proceso de la expansión de la agricultura y los precios internacionales de los granos llevaron al alza la presión de la tierra, los precios se dispararon. Después también hay algunos procesos que tienen que ver con las industrias y el relacionamiento con los productores. Hay cuencas (lecheras) que se han visto más lastimadas que otras, por ejemplo, la cuenca del litoral oeste, la cuenca de la zona del noreste, COLEME o Cerro Largo, y eso ha llevado a que en esa zona se bajara mucho la producción y que algunas empresas hayan tenido algunas dificultades para tener materia prima para su industria. Las empresas más grandes van compitiendo también con mejor precio, con más estabilidad y se van concentrando.

Conaprole concentra cerca del 80 % de la producción lechera del Uruguay, disputándose con los intereses de las multinacionales, y eso ha sido una regla.

Hubo algunas políticas activas en el gobierno progresista para revertir la situación, como el programa estabilidad del lechero, algunos campos de recría que se hicieron para mejorar el tema de la escala de los productores y que pudieran preparar sus vaquillonas y sus vacas para el tambo, pero fue suficiente.

¿Cuál es la situación de los pequeños productores ganaderos?

La forestación ha generado una presión sobre algunos campos que eran ganaderos y ha ido desplazando a los pequeños productores ganaderos. Se compran grandes superficies por parte de empresas que tienen mucho capital que vienen, invierten en tierra, compran y desplazan, y muchos productores han quedado aislados o se han ido de los lugares o se han reconvertido en choferes para los camiones de palos, para el mantenimiento de la actividad forestal, tiene un salario, logran una estabilidad económica para su familia y si se hacen de capital de la venta del campo se van a vivir a un poblado. Una triste realidad que venimos teniendo de la pérdida de productores pequeños desde hace casi 4 o 5 décadas, pero está mucho más intensa en estos momentos.

Otro de los sectores que llegó al final del periodo pasado con crisis fue el de los viticultores.

Sí, el sector de la uva está pasando por lo mismo. Hay unas empresas que concentran gran parte de la compra de uva, de la producción de vino a nivel nacional, que son un poco quienes negocian el precio, y hay una cantidad de buenos productores, productores medios a nivel tecnológico, a nivel de su materia prima, podríamos decir, que no son de alta calidad y que tiene la dificultad de vender la uva. El tema de la concentración industrial es un problema, como así también el sobrestock de vino que no se ha podido colocar en otros mercados.

Recién empezó con su actividad legislativa, pero ¿han tenido algún acercamiento con lo que es el tema del endeudamiento?

Sí, el endeudamiento agropecuario en general es alto. Son realidades bien diferentes entre sectores y entre niveles, podríamos decir entre escalas de producción. Los más chicos por lo general tienen grandes dificultades para acceder al financiamiento para el acceso a la tecnología, para el acceso a mejores infraestructuras, y después tenemos sectores más empresariales, más pujante que han hecho algunas inversiones y se valen de eso, pero hoy hay varios cientos de millones de dólares de endeudamiento agropecuario.

Hay otra problemática que nos plantean casi todas las gremiales, en especial las que colocan su producción a nivel exterior o que se dedican a la exportación, y es el tema del atraso cambiario, que es una discusión a nivel país: cuál es el verdadero tipo de cambio que tenemos que tener que logre, por lo menos, un equilibrio entre los intereses de las grandes mayorías y del sector exportador y que pueda cubrir las necesidades de todos.

¿Se deberían retomar las medidas de una fuerte descentralización del Ministerio de Ganadería? ¿Hay un rumbo hacia eso? ¿Cuáles son las perspectivas?

Como legislador, pero también como miembro del Frente Agrario Nacional del MPP, tenemos una interacción importante con el ministro Fratti y con gente de su equipo. Hay por lo menos 2 focos que nosotros vemos centrales: uno es el enfoque hacia la producción familiar que tiene que ver con los espacios de participación de la producción familiar, y donde van a plantear su problemática es en las Mesas de Desarrollo Rural, que es una herramienta que para nosotros está totalmente vigente, que es válida y que hay que reforzarla y mejorarla y, sobre todo, hay que darle respuesta, que eso lo más difícil, al planteo de la gente organizada.

Por las Mesas de Desarrollo Rural pasan una cantidad de temas de la ruralidad, con lo productivo y con las políticas agrarias, con los apoyos ministeriales que hay de los distintos programas, pero también ahí se plantean el tema de la salud, de la educación, del transporte, de la infraestructura vial… Hay una cantidad de temas que hacen a la visión integral del desarrollo rural.

El Frente Amplio en su momento dejó de discutir solamente los kilos por hectárea y empezó a poner en el centro de la discusión a la familia, a las personas y su entorno. Entonces el desarrollo rural nosotros entendemos que tiene que ser una política integral, que va acompañada de tecnología para más producción de riego, de conocimiento de financiación, pero también va acompañado de servicios públicos, de salud, de educación, de conectividad, de caminería, de transporte público, de una cantidad de cosas que tienen que hacer a la vida en el medio rural porque hay que romper ese romanticismo de que todos queríamos que la gente viviera en el campo y siempre tuvimos esa preocupación del éxodo rural, pero muy poco nos preocupábamos por las condiciones en las que desarrollaban su vida. Entonces para nosotros es central que eso sea integral y que la mirada esté puesta, no solo en el Ministerio de Ganadería, sino en la interacción de todas las políticas públicas llegando a los territorios y transformando, es la única manera.

¿Se debería retomar ese Plan Nacional de Agroecología?

Yo creo que nosotros en este quinquenio nos jugamos la transformación de algunos sistemas de producción. Algunos irán hacia la agroecología, otros a mejorar un poco lo que tenemos, otros a cuidar algunos recursos que tenemos como son el campo natural, la producción en algunas cuencas que son sensibles y verlo de manera integral. El tema de la agroecología es un desafío que no puede quedar librado solamente a un pequeño colectivo que quiere producir de otra manera y que tiene una visión política y también una filosofía de vida y de entender la producción y el rol de la producción de alimentos y en su interacción con la gente, con la población, sino que hay que pensarlo como los sistemas de producción. En lo agroecológico, a todos los niveles tenemos que ir avanzando, acompañarlo de investigación, de política, de financiamiento, generar infraestructura, hay que generar condiciones, hay que generar el acceso a tierra. La política de acceso a tierra es central para que algunos sistemas puedan transformarse en agroecológicos.

La academia también tiene que hacer un giro, empezar a pensar los sistemas de producción con otra cabeza, y necesitamos una población que sea sensible a eso, que entienda que la producción de alimentos es algo central que tiene que tener determinadas características. Eso es una discusión cultural. No tiene que ver solamente con aspectos productivos, sino culturales. Y ahí hay que involucrar mucho al sistema político para sensibilizar por lo menos en este proceso de que la agroecología no es, como muchos me han dicho, un grupo de hippies queriendo hacer una huerta, sino que es un desafío realmente para la transformación del sistema de producción, para que logremos tener alimentos de mayor calidad, y también ir ganando en grado de soberanía. Pero a eso hay que ponerle conocimiento, tierra y mucha gente trabajando en eso.

¿Es una utopía pensar en un banco de semillas criollas?

El tema de la semilla hay que discutirlo a nivel nacional. Nosotros como país hemos discutido muy poco el tema de los recursos genéticos. Hoy en día Uruguay tiene muchas capacidades técnicas, tenemos excelentes técnicos para la producción de semillas, tanto de forrajeras como de otros rubros, pero, por ejemplo, en la horticultura, que es un rubro que conozco un poco más, hemos transitado y decidido importar semillas. Hay una actividad de producción de semillas que podría generar bastante empleo y podría ser una linda opción para pequeños productores, pero bueno, eso hay que definirlo, hay que tener claridad, es un tema estratégico la semilla, el tema de las patentes.

En todas estas políticas que hacen a la producción agropecuaria rural, ¿qué rol les asignan a los sindicatos rurales?

Los trabajadores rurales son el motor, el verdadero motor del país, pero están en condiciones muy jodidas y bastante dispersos. Son centrales en las capacidades del país, pero muchas veces no reconocidos. Entonces, para eso que se llama recurso humano, es central la capacitación, porque están cambiando las tecnologías, que realmente pueda tener acceso a un salario digno, a condiciones de trabajo dignas. Es un desafío de este quinquenio, porque también la emigración de los trabajadores rurales ha sido importante y ahí hay un problema y es que, cuando la economía está funcionando, por ejemplo en la zona cercana a Montevideo, es la disputa realmente por la mano de obra. Hoy en día en Canelones es difícil conseguir gente que alambre, gente que vaya a podar; es difícil conseguir gente para la cosecha de la uva o de la cosecha de otra fruta. Empieza a haber dificultades y son desafíos del país las capacidades de trabajo que tiene y de conocimiento que puede tener un país para afrontar la producción.

El único espacio institucional de los trabajadores rurales es el Ministerio de Trabajo. ¿Debería haber otro espacio institucional donde volcar su opinión sobre el diseño de políticas públicas para el sector?

Hay que buscar que los trabajadores organizados participen en los espacios de planificación, por lo menos en las Mesas de Desarrollo Rural. Tiene que ser un espacio natural de participación de los asalariados organizados.

Hay que definir algunas cuestiones como la política de tierra. Ellos son de los sujetos centrales del proyecto frenteamplista, el asalariado rural como un potencial colono. ¿Los asalariados rurales quieren ser productores, quieren ser Colonos, quieren producir o quieren ser asalariados? Eso es una discusión. Nosotros tuvimos alguna experiencia de acceso a tierra de algunos sindicatos rurales que pasaron de ser asalariados a ser productores. Algunas anduvieron bien, otras anduvieron mal, y siempre había una demanda de un ingreso fijo, de romper la zafralidad… ahí hay que discutir bastante.

¿Qué políticas se imagina que deberían desarrollarse hacia el Instituto Nacional de Colonización?

Ahí sabemos que estamos medio asfixiados presupuestalmente, que se rompió un quinquenio donde nosotros veníamos ya con una inercia de compra de tierra importante que después se cortó. Hay que volver a la recompra y a la compra de tierra. Volver a poner en funcionamiento esa maquinaria que estuvo casi dormida lleva su tiempo y seguramente los frutos se vean en los últimos años de este quinquenio. Pensar en producción primaria con agroindustria, todo el desafío de los asalariados rurales y la posibilidad de que puedan tener ese complemento salarial a partir de la colonización asociativa con otros, tenemos todo el desafío de los jóvenes que se forman, que estudian y que no son beneficiarios, no tienen familia con campo y quieren realmente producir y tienen conocimiento.

También hay un sector granjero más cercano a la ciudad donde tenemos una cantidad de mujeres con muchas propuestas, que están trabajando fuerte en sus organizaciones, que hay que darle un lugar. Pensar acceso a tierra, que no estamos hablando de mil hectáreas sino de pequeñas superficies, pero que pueden ser una salida económica y la defensa de una familia, por ejemplo, liderada por una mujer; puede ser vivero, producción de plantines, etc., como un dinamizador de economía locales.

¿Desde el ámbito legislativo se debe retomar el impuesto a la concentración de la tierra y la prohibición de ventas a extranjeros sobre la frontera?

Cómo nosotros vamos construyendo territorio soberano en la frontera es una cosa estratégica; ponerle cabeza política, por ejemplo, de colonización en zonas de frontera, de repoblamiento, de generar actividades con mayor presencia de personas y del Estado. La cuestión de soberanía nacional tiene mucho que ver con el poblamiento de algunos lugares y del campo y la radicación de la gente en el territorio. Hay un número que es alarmante, y que creo que no debe haber pasado en ningún país del mundo, que es que el 60 % del territorio nacional haya cambiado de mano en los últimos 25 años. No digo si es bueno o malo, pero tendríamos que reflexionar sobre esa cifra, y en el tema tributario hay que buscarle la vuelta nosotros.

Yo entiendo que tiene que haber políticas de regulación de acceso a tierra y de concentración de tierra. Hay que buscarle alternativas porque los procesos son muy rápidos.

¿Se deberían retomar las compras públicas?

El esquema de compras públicas es central en un mercado como el uruguayo, que es un mercado pequeño. Las compras públicas son un motor que dinamiza, pero sobre todo son ese colchón de estabilidad que les puede dar a los productores más chicos la posibilidad de proyectar a largo plazo.

Pero tiene una dificultad de que para lograr el abastecimiento del Estado hay que organizarse, no lo hace un productor solo, lo hacen productores organizados y la organización lleva tiempo. Lleva acompañamiento en este momento y es otra de las preocupaciones: tenemos un tejido social en el medio rural muy fragmentado, no todas las sociedades de fomento rural están funcionando bien, no todas las gremiales están funcionando bien, no es que tengan mucha gente activa, entonces esos son desafíos, porque si vos no tienes gente organizada, no tienes productores organizados, es difícil atender las demandas, por ejemplo de las compras públicas. Son muy pocas las organizaciones que lo han logrado; acá hay una cooperativa de productores de cerdos que tiene una linda experiencia que ya hace muchos años que viene vendiendo, y después tenemos la experiencia del Molino Santa Rosa vendiendo algo, algunos horticultores en Salto.





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Escrito por hiperactivafm


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