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Noticias Nacionales

entre el sueño y la exigencia de alto rendimiento

todayabril 16, 2025

Fondo


Como atletas de élite, cientos de adolescentes en Corea del Sur entrenan cada día en academias especializadas con el sueño de convertirse en ídolos del K-pop, en un sistema tan riguroso como competitivo, donde las dietas estrictas, las largas jornadas y la presión psicológica son parte del camino.

Desde los 14 hasta los 18 años, jóvenes surcoreanos —y también japoneses, chinos o indonesios— ingresan en academias como S2 Entertainment o A-Top Company, donde perfeccionan su canto, baile, presencia escénica y condición física. Todo comienza con una audición, pero pocos logran llegar al debut: la mitad abandona en los primeros seis meses y la formación puede extenderse hasta una década.

“Entreno seis horas al día, y hasta diez los fines de semana. No tengo plan B”, confiesa un aprendiz de 17 años de S2, inspirado por Jung Kook, de BTS.

Entre el arte y la presión

Las academias aseguran que intentan cuidar el bienestar de los estudiantes. “Estamos desarrollando un sistema de consejería psicológica”, explicó Hong Tae-hwa, CEO de S2. También señalan que los jóvenes y las familias suelen ser quienes más presionan, impulsados por la idea del éxito a cualquier costo.

Otro punto de debate es si los ídolos son artistas auténticos o productos prefabricados. En S2 estiman que un 30 % de la producción artística proviene de los propios aprendices, y se les alienta a incluir ideas personales en coreografías y estilo.

Sobre las críticas a la sexualización de menores en el vestuario, Jang Jin-young, director de A-Top y exintegrante del grupo Black Beat, rechazó esa mirada: “Es arte. Hay una línea que no se debe cruzar, y nuestro trabajo es enseñarles qué está bien”.

¿Y si no debutan?

Muchos no llegan al escenario. Algunos se reinsertan como docentes o productores. “Tras dejar mi grupo pasé por un momento difícil. Por eso abrí una academia donde damos segundas oportunidades”, contó Jang. Su centro ha formado a miembros de grupos como SHINee.

Una experiencia global

El fenómeno también atrae a extranjeros. Hoy es común ver miembros no surcoreanos en grupos de K-pop. Pero también hay quienes lo viven como afición: en espacios como el Seoul Culture Lounge, turistas y residentes toman clases solo por diversión.

“No todos quieren ser ídolos, y eso está bien”, dice Jin, instructora. “Vengo todos los sábados a bailar”, cuenta Sara, guatemalteca. Andrea (México) y Joseline (Ecuador) lo hacen para liberar estrés.

Pese a las críticas, el sistema de formación del K-pop tiene similitudes con el alto rendimiento deportivo, y plantea un dilema: vivirlo como pasatiempo cultural o como proyecto de vida total, incluso sin un plan B.





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Escrito por hiperactivafm


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