El avance del picudo rojo en Uruguay alcanzó un nivel crítico. Así lo advierte José Berná, experto en palmeras, quien sostuvo en diálogo con Montevideo Portal que el país ya enfrenta “una población de millones de insectos” que continúan reproduciéndose y propagándose sin freno, por lo que propuso una “solución casera”, efectiva y de bajo costo, que podría aplicarse de forma descentralizada.
El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), un escarabajo originario de Asia, se detectó en Uruguay hace al menos tres años. Al principio fue una amenaza limitada, pero según Berná, el crecimiento de la plaga fue “exponencial”. Una sola hembra puede poner hasta 500 huevos, y el ciclo completo —de larva a insecto adulto— se repite varias veces en una misma palmera. “Cuatro generaciones pueden desarrollarse en un solo ejemplar”, advirtió.
La larva del picudo ataca el meristemo apical, el “corazón” de la palmera, y se alimenta desde adentro. Las señales visibles aparecen tarde: hojas que se caen asimétricamente, copas descompuestas, pérdida de simetría. Pero Berná remarcó que no hay que esperar a ver síntomas. “Si hay palmeras muertas en la zona, hay que curar. El bicho está cerca y va a llegar”, afirmó.
Frente a esta situación, Berná propone un tratamiento endoterápico que puede realizar cualquier persona con mínima capacitación. Consiste en perforar el tronco e inyectar un insecticida sistémico —como la abamectina, de venta libre— que luego circula por el interior de la palmera y elimina las larvas. Aunque hay una segunda técnica más compleja, basada en un “baño” desde la copa, esta requiere maquinaria y no es viable para uso domiciliario.
Berná ya había planteado esta propuesta en una columna publicada en La Diaria, en la que denunció la falta de articulación oficial y el sesgo tecnocrático del plan vigente. “El Ministerio no prohíbe que lo hagas, pero no te lo enseña ni te facilita el acceso a la información”, señaló en la columna. A su entender, el Estado debería capacitar masivamente a personal de viveros, escuelas, guardavidas, ejércitos y ciudadanía en general.
“Esto es una emergencia ambiental. Como un ciclón o una inundación”, sostuvo. Según contó, recibió decenas de mensajes de personas que quieren capacitarse, incluidos 150 guardavidas de Maldonado que propusieron actuar como voluntarios.
El escarabajo ya ataca todas las especies de palmeras en Uruguay, incluyendo no solo las Phoenix canariensis (canarias), sino también butiás, pindós, Washingtonias y ejemplares únicos como la Jubaea chilensis, de crecimiento extremadamente lento. “La devastación es atroz. Hay palmeras muertas con larvas vivas que siguen el ciclo desde adentro”, advirtió.
Aunque se estima que hay más de 20.000 ejemplares muertos, el número real podría ser mucho mayor. Por eso, Berná insiste en que se habilite y fomente el uso de soluciones accesibles. “No es caro, no es difícil y no hay tiempo que perder. Sólo falta voluntad política”, concluyó.