El abogado Mike Andrews, representante de más de 100 familias de víctimas del accidente de Air India del pasado 12 de junio, rechazó la idea de que la tragedia se debiera a un error deliberado o involuntario de los pilotos. En entrevista con The Independent, sostuvo que la teoría más consistente involucra fallas técnicas en el Boeing 787 Dreamliner vinculadas a filtraciones de agua.
El vuelo AI171, con destino a Londres, se estrelló contra un edificio en Ahmedabad a los pocos minutos de despegar, causando la muerte de 260 personas, entre ellas 52 británicos. Fue el primer accidente fatal del Dreamliner, el avión insignia de Boeing introducido en 2011.
Según informó el medio británico Independent, Andrews señaló que existen antecedentes de boletines de Boeing y advertencias de la FAA sobre acoples defectuosos en el sistema de agua potable que, al deteriorarse, podían provocar fugas hacia la bodega de equipos electrónicos (EE bay). Allí se encuentran los sistemas que controlan la inyección de combustible y el desempeño de los motores.
“Un escape no tiene por qué destruir un componente para ser peligroso. Puede provocar un reinicio y desencadenar un apagado del motor. En Ahmedabad vimos fallar ambos casi al mismo tiempo. Es improbable sin una causa común. El agua en esos sistemas es una explicación plausible”, indicó.
El 14 de mayo, semanas antes del siniestro, la FAA emitió una directiva de aeronavegabilidad obligando a inspeccionar posibles fugas en los 787. Según Andrews, esa medida no entró en vigor a tiempo, lo que refleja una “falta de urgencia” pese a que los riesgos eran conocidos desde hace años.
La versión preliminar de la investigación india había apuntado a los pilotos, señalando que los interruptores de combustible se movieron a la posición de corte tras el despegue. Pero Andrews pidió cautela: “Es prematuro culpar a los pilotos sin toda la información. Es tan injusto con ellos como sería culpar a Boeing sin pruebas definitivas”.
El abogado también reveló que recibió contacto de cuatro informantes con experiencia técnica en la industria aeronáutica, que aportarían datos relevantes al caso. Paralelamente, su equipo presentó un pedido bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA) en EE.UU. para acceder a los registros de vuelo.
Entre las inquietudes figuran posibles efectos en las baterías de litio del avión, ya señaladas por su vulnerabilidad, y testimonios como el del único sobreviviente, que habló de luces parpadeantes antes del impacto, lo que reforzaría la hipótesis de problemas eléctricos.
Para Andrews, el proceso legal busca más que compensaciones económicas: “Las familias quieren saber qué pasó y cómo evitar que ocurra otra vez. Se trata de transparencia y de responsabilidad”.
Boeing respondió que se remitirá a las autoridades de investigación en India, que continúan con el análisis. Mientras tanto, los deudos insisten en que no aceptarán un cierre apresurado: “Se ganaron el derecho a conocer la verdad”, concluyó Andrews.