Por Agustina Lombardi

Catarina Spinetta, su apellido la delata al instante. Catarina
Spinetta, la hija de uno de los músicos más relevantes para la cultura
argentina, Luis Alberto Spinetta. La asociación es propia del pacto que implica
el apellido, ser hijo de.

Catarina no reniega, al contrario. Tiene un trabajo activo en
revalorizar la obra de su padre. Indaga, escucha su música, publica nuevo
material. Observa sus dibujos, selecciona y hasta los convierte en NFTs para
que los fanáticos puedan sentirse más cercanos al Flaco.

Pero también trabaja su propio arte. Fue actriz. Musicalizó
radios. Después comenzó a explorar el deejaying, y por eso pasó por
Montevideo. A través de su amiga Anita Álvarez de Toledo, también música y
artista argentina pero radicada en Punta del Este, Spinetta fue convocada para
musicalizar un evento de Ronda de Mujeres, en el que también participó Ana
Xanthopoulos.

“Ayer nos reunieron ahí y fue fabuloso revivir
tantos años de baile, un disfrute real de la música y de la amistad, de poder
disfrutarla con amigos”. Para enfatizarlo, Spinetta cuenta que musicalizó el evento
por cinco horas.

Además de la actuación y la música, Catarina comenta que su
trabajo con el arte plástico hace también de su identidad como artista. “Es una
parte que quizás no abro tanto, pero vengo laburando hace muchos años”. Y
adelanta que en su cabeza rondan planes de compartir su arte en una “buena
muestra”, “no dentro de tanto”. “Siento que hay una madurez a nivel artístico.
Lo tengo como una meta personal”.

¿Hace cuánto sos DJ? ¿Qué te llevó a eso?

DJ sets tengo desde el 2005, unos cuantos años. Antes musicalizaba
programas de radio, después se extendió a esto por grupos de amigos que estaban
en el medio. Yo no tenía ni idea cómo pasar música; sabía de música, sabía
seleccionar. Me re insistieron y empecé así, a pasar música en el Sub Café, en
Las Cañitas, en eventos tranqui, donde pude aprender a utilizar las bandejas y
a darme maña. En mi casa siempre hubo equipos e instrumentos, entonces le
agarré la mano bastante rápido. Pero no fue en plan quiero ser DJ, se dio
naturalmente por hacer radio y seleccionar música, por ser una melómana total, por investigar. No solamente por escuchar música, sino por bailar como una
forma de expresión. Fueron muchos años de salir a bailar con estas amigas, Anita Álvarez de Toledo y Ana Xanthopoulos.

Pasás black music, R&B, soul, hip hop y funk. ¿Por qué estos géneros?

Son los géneros con los que me sentí siempre afín. Es la música
que me gustó desde chica con mi hermano Dante [Spinetta], de alguna manera
influidos por la música de Stevie Wonder o Prince, que podía sonar en casa.
Después por las coreos de Michael Jackson o Madonna, esa música nos recontra
llegó. También por Public Enemy, dentro del hip hop y rap de ese momento.
 

En un momento me vi traspasada por esa música, por la música negra.
Mamá admiraba con locura el poder del canto, los prodigiosos que podían llegar
a ser todos estos artistas como cantantes. Aretha Franklin, Whitney Houston.
Escuchábamos esa música en casa, además de los Beatles, el jazz.

¿Cómo surge la relación con Ronda de Mujeres?

Surge a través de Anita Álvarez de Toledo, que había trabajado con
ellos en otras situaciones. Anita es amiga mía hace 30 años y siempre nos
extrañamos, porque ella vive en Punta del Este y yo en Buenos Aires. Nos vemos
muy poco, en las vacaciones únicamente. Por eso me encantó la propuesta;
nosotras estuvimos siempre atravesadas por la música, por el baile.

Ronda de Mujeres busca potenciar a las mujeres en la cultura. ¿Por qué te parece importante que
existan estos espacios?

Es fundamental poder amplificarnos, apoyarnos y desarrollarnos, y poder compartirlo con la gente. Es muy importante que existan estas reuniones,
uniones. Me quedé sorprendida no solo por la idea y por la autenticidad de cómo
la llevan adelante, sino que también por el equipo; las chicas que estaban
poniendo las luces, haciendo las fotos, todas estaban poniendo su arte. No era
solo un evento, está pensado desde todos los ángulos artísticos que pueda tener.
Eran todas mujeres aportando para que salga un fiestón, y eso fue, un fiestón.

Desde hace años, tanto vos como tus hermanos se han dedicado a
seguir expandiendo la obra de tu padre, tanto musical como plástica. ¿Qué los
guía a seguir compartiendo? ¿Con qué fin lo hacen?

Yo soy la que se ocupa de todo lo que es el desarrollo de la obra
de mi padre. Trabajé con enigma para hacer NFTs dibujos que elegí yo. Es un
laburo muy fuerte. Siempre tratando de elevar su obra, de que se respete, de
que salgan cosas para seguir, de alguna manera, manteniendo eso vivo. Que sus
fans lo puedan mantener es importante. Tengo un montón de trabajo que cuidar y
proteger, lo hago con mucho amor.

¿Cómo se siente enfrentarse cara a cara con las creaciones de tu
padre?

Es un gran compromiso y responsabilidad que vivo con gran amor y
con un agradecimiento enorme. Cuando uno empieza a mirar dibujos ve obra y
piensa: ¿qué voy a compartir? Y hay tanta obra. A nivel visual: manuscritos,
dibujos, poesías. Y también, ¿qué es lo que me llega en este momento a mí? A través
de ese sentimiento, de lo que me puede generar, me guío para compartir. Tengo
que bucear adentro para sentir. Está totalmente regido por un sentimiento.

¿Qué te hace sentir?

Uno trata de ponerse en el lugar del que lo recibe. A mí me genera
cosas absolutamente íntimas. Es mi viejo, uno llora. Es un trabajo muy fuerte y
delicado en lo personal. Pero me tengo que abstraer y volver a pensar por qué
lo estoy haciendo y a quién le va a llegar.

¿Descubriste algo nuevo de él a través de la investigación de su
obra?

Siempre descubro algo nuevo. No solamente en su trabajo como
artista plástico, sigo redescubriendo su música, a través de sus palabras,
poesía, su enseñanza. No es algo que culmine. Es una gran obra la que hizo y
tiene un montón para explorar. No se termina esa exploración. Su obra se va
entendiendo a través de los años y llega de forma distinta.

¿Cómo describirías su obra?

Es inmensa, es inabarcable,
infinita. Es totalmente autentica. Mi padre fue un artista que no se dejó
corromper a nivel creativo jamás.

Por Agustina Lombardi





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