Una densa
humareda cubrió este martes la ciudad brasileña de Manaos, procedente de
numerosos incendios desatados en la selva amazónica, y dejó en
«pésimas» condiciones la calidad del aire, según los servicios de
salud.
De acuerdo con
las mediciones del Sistema Electrónico de Vigilancia Ambiental (Selva) de la
Universidad del Estado de Amazonas, en ocho áreas de esta ciudad de dos
millones de habitantes la calidad del aire era «pésima» y en otras
siete, «inadecuada».
La situación
crítica del aire en la mayor ciudad de la Amazonía ha elevado notablemente el
número de pacientes atendidos en los hospitales por problemas respiratorios,
según la Secretaría de Salud municipal, que no ha aportado cifras exactas.
La humareda
redujo significativamente la visibilidad en la ciudad, ubicada en medio de la
selva amazónica, considerada el mayor pulmón vegetal del mundo, y obligó a los
conductores de vehículos a transitar con las luces encendidas en pleno día y a
reducir la velocidad.
Los problemas
comenzaron a sentirse en la tarde del lunes cuando un cambio en la dirección de
los vientos empujó hacia Manaos el humo procedente de los incendios que se han
registrado en el sur del estado de Amazonas.
Esta es la
segunda vez en agosto que una densa humareda cubre la ciudad. En la tercera
semana del mes, Manaos estuvo cinco días seguidos cubierta por el humo.
Se trata de una
consecuencia de los incendios forestales récord que registra el estado de
Amazonas y que hasta el pasado sábado llegaban a 7.000 en el mes.
En los últimos
tres meses, se ha contabilizado un récord de 10.451 incendios en el estado de
Amazonas, que son combatidos por cerca de 800 bomberos, militares y
voluntarios, incluyendo los 200 enviados el lunes para reforzar las brigadas
antincendios.
La situación ha
agravado el escenario ambiental crítico que ya enfrenta Amazonas por una sequía
sin precedentes y que, con los ríos en niveles mínimos, amenaza el
abastecimiento de localidades que dependen exclusivamente del transporte
fluvial, así como de áreas indígenas y aldeas de pescadores.
De los 63
municipios del estado de Amazonas, 20 ya se declararon en estado de emergencia
por la sequía y los incendios.
En el vecino
estado de Pará, también en la Amazonía, el gobernador Helder Barbalho decretó
«situación de emergencia ambiental» y «prohibió el uso del fuego
en toda» la región, así sea para limpiar terrenos o para la quema de
rastrojos.
Otras ciudades
brasileñas también han sido afectadas por el humo procedente de los incendios
que destruyen la Amazonía, el Pantanal y el interior agrícola de Sao Paulo, el
estado más poblado de Brasil.
Ni siquiera
Brasilia, capital del país, se ha salvado de incendios forestales en sus áreas
vecinas.
EFE