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Una situación que generó gran preocupación y demora se dio
en el arranque de la primera final de la Liga AUF Uruguaya y que llevó a un
inicio retrasado de más de quince minutos.
Cuando todo estaba pronto para el inicio en hora 16:30, ya
con Diego Aguirre y Jadson Viera en el
banco de suplentes, llegó la advertencia de las autoridades del operativo policías
y el Ministerio del Interior que no permitió la salida de los jugadores a la
cancha.
Lo primero fue el pedido de retirar las banderas verticales
que estaban ubicadas en la Cataldi, unas cuatro o cinco, que no estaban
habilitadas.
Allí el pedido por altoparlantes y los hinchas aurinegro colgándose
del alambrado para desatarlas y guardalas para cumplir el pedido.
Pero lejos de contentarse con ello, una de las notas de
color fue la aparición de cientos de paraguas amarillo y negro en la Cataldi
con la frase “dueños de la fiesta”, lo cual tampoco aceptaron las autoridades
encargadas de la seguridad.
Otra vez los altoparlantes y el pedido para que se cierren rápidamente,
algo que entre el bullicio se escuchó poco y nada, siendo mucho más el boca a
boca el que ayudó a que se lograra.
Aguirre también con gestos le pidió a los hinchas cumplir
con la indicación y luego llegó la última advertencia: “De aparecer nuevamente
las banderas grandes o paraguas abiertos, el partido se suspenderá».
Llegó el ok, la salida de los jugadores, humo de los colores
del club local en la tribuna cabecera, fuegos de artifició y a jugar, quince
minutos después de lo pactado.
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