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todaynoviembre 15, 2024
El 12 de noviembre Trump nominó al congresista republicano por el estado de Florida, Mike Waltz, para el puesto de asesor de seguridad nacional en su futuro gobierno. En una publicación en la red social Truth Social lo describió como «un experto en las amenazas que plantean China, Rusia, Irán y el terrorismo global».
Según The Guardian, «Waltz es un boina verde condecorado por sus servicios militares». Ocupó roles claves en el periodo de George W. Bush, incluidos director de políticas en el Pentágono y asesor antiterrorista bajo la vicepresidencia de Dick Cheney, tal vez el neoconservador más emblemático de esos años, actualmente en el campo anti Trump.
Tras la evacuación de Afganistán en 2021, Waltz instó a Joe Biden a reanudar las operaciones militares en la región. The Intercept reveló que antes de su candidatura al Congreso en 2018 dirigía una empresa contratista de defensa con oficinas en Afganistán.
El periodista Michael Tracey describe a Mike Waltz como uno de los «intervencionistas más acérrimos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos». En una entrevista que le realizó en 2022, expresó su opinión sobre la política de la Administración Biden en Ucrania, argumentando que «no ha intensificado la guerra con la suficiente rapidez y agresividad».
Un día antes de las elecciones presidenciales, el congresista comentó en otra entrevista que para poner fin al conflicto en Ucrania era necesario incrementar las sanciones contra Rusia y adoptar una postura más permisiva respecto a que Kiev empleara armas de largo alcance proporcionadas por la OTAN.
Waltz promueve un enfoque igualmente duro hacia Irán y China.
En una declaración en redes sociales, Trump también expresó su entusiasmo por la nominación de Mike Huckabee, exgobernador de Arkansas, como embajador en Israel, llamándolo un «servidor público respetado» que «trabajará incansablemente para lograr la paz en Asia Occidental».
Y añadió: «El pueblo de Israel lo ama», designación que será bien recibida por el gobierno de Benjamín Netanyahu, quien está decido a seguir escalando la guerra contra Palestina y Líbano.
A lo largo de su trayectoria, Huckabee ha mantenido una postura en favor de Israel muy marcada, promoviendo la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania, considerados ilegales bajo el Derecho Internacional. Negó la ocupación militar israelí como un hecho objetivo e, incluso, la existencia en sí misma del pueblo palestino.
Otras nominaciones confirmadas, en orden cronológico, son las de Elise Stefanik, quien fungirá como embajadora de Estados Unidos ante la ONU; Pete Hegseth, que estará a cargo del Departamento de Defensa; y John Ratcliffe, quien comandará la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Elise Stefanik ha liderado iniciativas para silenciar los movimientos pro Palestina en universidades estadounidenses y respaldó la decisión de Israel de cortar la ayuda al UNRWA, acusando a la agencia de la ONU de estar involucrada en la Operación Diluvio de Al-Aqsa.
También mantiene una postura claramente anti China. Tras un incidente en Harvard, donde un estudiante fue removido por interrumpir al embajador de la República Popular, Stefanik afirmó que las instituciones de educación superior no deben ser utilizadas como «herramientas para la represión transnacional del Partido Comunista chino».
Pete Hegseth es un veterano y presentador de Fox News que sirvió en el ejército en Irak, Afganistán y Guantánamo. Trabajó en el grupo «Veteranos por la Libertad» para presionar por mayor presencia de tropas en Irak y Afganistán. Después del asesinato de Soleimani, instó a Trump a bombardear infraestructura crítica en Irán, incluidas mezquitas y hospitales.
Hegseth criticó a la Administración Biden por no enviar armas con suficiente celeridad a Ucrania y llamó a Putin «autoritario» y «criminal de guerra».
John Ratcliffe calificó a Irán de perpetrar «actos de guerra» contra Estados Unidos, alegando que el país hackeó correos electrónicos de la campaña de Trump y conspiró para asesinarlo. Sostiene que Estados Unidos debería llevar a cabo ataques conjuntos con Israel contra Irán, con lo cual apoya la estrategia de «máxima presión».
Marco Rubio, hasta ahora, es el nominado como secretario de Estado, según informantes cercanos a la toma de decisiones citados por The New York Times.
Además de ser un firme partidario del sionismo y un hostigador de Irán y China, Rubio desempeña un papel clave en la promoción de medidas intervencionistas contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, sobre las que insiste en mantener sanciones económicas. Brindó un sólido respaldo al falso gobierno de Juan Guaidó.
Algunos de los partidarios más fervientes de Trump, dice Político, expresaron su desaprobación por la elección aún no confirmada para el puesto, y manifestaron su preferencia por Ric Grenell, exdirector interino de Inteligencia Nacional.
El comediante conservador Dave Smith dijo el martes que Rubio es «un desastre». «Podríamos dar a Liz Cheney el Departamento de Estado», escribió Smith. «Es una señal terrible».
«¿Rubio? ¿Hillary no estaba disponible?», escribió otro influencer MAGA.
Ninguna de estas posiciones en relación con temas como China, Rusia, Asia Occidental y Latinoamérica se distingue de las adoptadas por otros neoconservadores en administraciones anteriores, incluida la primera de Trump. En todo caso, la principal diferencia radica, pareciera ser, en el nivel de apoyo y lealtad que estos individuos brindan al presidente electo.
Es notable cómo las decisiones de Donald Trump en materia de nombramientos para su próxima gestión contradicen las promesas que hizo durante su campaña para obtener un apoyo masivo a su reelección, con lo cual repite un patrón que ya se observó durante su primera campaña presidencial y su posterior administración en 2016.
Bajo el lema de «Estados Unidos primero», Trump se comprometió a abandonar la agenda neoconservadora de guerras costosas e innecesarias para centrarse en la reactivación económica y la reducción del costo de vida para los estadounidenses. De hecho, la campaña de Trump pareció haber impulsado un grupo considerable de las voces neoconservadoras a una alianza abierta con el Partido Demócrata, y se asociaron con la campaña electoral de Kamala Harris, lo que recuerda, de nuevo, a la situación de 2016, cuando William Kristol y Robert Kagan, teóricos más representativos de los llamados «neocons», apoyaron a los demócratas.
A pesar de haber anunciado que no nombraría a su exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, ni a su exsecretario de Estado, Mike Pompeo, para ocupar cargos en su próxima administración —ambos connotados neoconservadores—, sus recientes designaciones sugieren que la línea de acción de Washington no se modificará significativamente.
En su primer mandato, halcones de esta talla, junto a otros como John Bolton, fueron los que determinaron gran parte de la política exterior de esa administración. En la política exterior estadounidense, tanto republicanos como demócratas en las últimas décadas han operado bajo el marco, las fuentes de poder e influencia y los actores del neoconservadurismo.
Con el paso de los días, el segundo gobierno de Trump parece, de nuevo, confirmar esa tendencia, actuando como una mera fachada para los intereses y políticas agresivas de los neoconservadores en el escenario internacional.
Escrito por hiperactivafm
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