Para el enfermero Erik Calvo que trabaja en el Servicio de Intendencia del Ejército y como docente en la Escuela de Sanidad de las Fuerzas Armadas era un sábado normal, había ido a trabajar y esa tarde cerca de las 17:00 horas retornaba desde la casa de su madre. Rara vez volvía por avenida Sayago, pero
ese día decidió tomar esa calle porque quedaba más cerca.
Erik contó en diálogo con Montevideo Portal que sobre la avenida Sayago se percató de que había presencia policial y una persona inconsciente perdiendo mucha sangre. No dudó, paró el auto y bajó con su botiquín.
La Policía le preguntó si era médico, Erik contestó que era enfermero y preguntó si podía ayudar, a lo que le dijeron que sí.
Luego de ponerse los guantes y agarrar gasas estériles, procedió a hacer presión en la herida para detener el sangrado y hacer una maniobra de estabilización para evitar que la columna de la víctima corriera peligro. Estuvo 20 minutos sosteniéndolo hasta que el joven recuperó la conciencia, lo tranquilizó hasta que llegó la ambulancia
y se dio pase al médico, quien le explicó la situación del accidentado que había
sido impactado por un auto mientras circulaba en su moto.
Cuenta también que el joven insistía que le avisen a su familia, pero debido al golpe no podía decir con claridad sus datos, pero logró asegurar que su casa estaba cerca de una escuela, y allí Erik encontró la casa y avisó a la familia.
Consultado sobre el estado de salud del joven, Erik comentó que: “Ahora está bien, está en su casa recuperándose, una tía de él me escribió por Facebook, y me dijo que él preguntó por mi y quedamos en que cuando se mejore nos vamos a encontrar para ver cómo está”.
Sin embargo, no es la primera vez que Erik Calvo se encuentra en una situación similar, como enfermero también se dedica a dar clases de reanimación en el interior.
El pasado 10 de julio, Calvo dio clases de reanimación en niños, adolescentes y lactantes en Santa Teresa (Rocha) a efectivos militares. Por causas del destino, uno de sus alumnos en esa clase fue un cabo del ejército, que el día 26 de julio, pudo gracias a las técnicas que le había enseñado Erik, salvarle
la vida a un bebé de 10 meses que había tenido un paro cardiorrespiratorio.
Sobre su trabajo, Calvo contó que: “Son cosas que uno las hace sin esperar que le agradezcan, sino por vocación, soy un enamorado de mi profesión y de la docencia, y me llena de satisfacción poder hacerlo” y añadió: “Cuando podés enseñar es hermoso porque cuando te llegan historias como la de Santa Teresa te sentís parte”.
