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Noticias Locales

La improvisación toma la posta: Tacuarembó se estrena en la escena del jazz

todayabril 26, 2025

Fondo


Por Tito Espinosa|

En el vasto paisaje uruguayo, más allá del eco del candombe, el folclore y la melancolía del tango, un nuevo sonido comienza a tomar forma. Impulsado por la visión de cinco músicos apasionados, el Primer Festival de Jazz Club de Tacuarembó emerge como una promesa de mantener viva la llama incandescente del jazz en todas sus gloriosas y esquivas formas. Y para dejar en claro sus intenciones, el póster del evento lo dice todo: la mirada profunda y el saxo cósmico del inmortal John Coltrane presiden este debut histórico.

Durante las últimas semanas, la imagen de Coltrane, ese alquimista sonoro que redefinió la armonía del jazz y se convirtió en un faro para generaciones de músicos, ha aparecido en las redes sociales. Una declaración audaz, un guiño a las raíces profundas y a la vez un presagio de la exploración sonora que se avecina el próximo 3 de mayo en el venerable Teatro Escayola. La fecha, estratégicamente elegida, celebra el Día Internacional del Jazz, un recordatorio global del poder unificador y la libertad inherente a esta música nacida en los márgenes.

Para desentrañar los misterios de este primer capítulo jazzístico en Tacuarembó, nos pusimos en contacto con el hombre detrás de la cortina, el coordinador del festival, Jorge Cortés. Su voz, cargada de una mezcla palpable de entusiasmo y determinación, nos guió a través de la génesis de este proyecto. “Es el primer Festival de Jazz en la historia de Tacuarembó”, afirmó con orgullo. “Queremos mostrar la diversidad del género, desde sus raíces hasta sus fusiones más contemporáneas”.

Póster del evento.

La alineación de este bautismo de fuego jazzístico promete ser un crisol de talentos. Cortés nos adelantó la presencia de un intrigante dúo conformado por la percusión innovadora de Diego Pérez y el lirismo melancólico del violín de Sebastián Estigarribia. A ellos se suma el trío de la guitarrista Agustina Canavesi, una joven promesa que seguramente dejará su marca junto a la sólida base rítmica de “Tote” Fernández en la batería y Bruno López en el bajo.

La cuota local estará representada por la banda Nogal, donde el propio Cortés empuñará el saxo, acompañado por Fernando Isasa en la guitarra, Pablo Davila en el bajo y Héctor Acosta en la batería. Pero la noche no terminará ahí. Se anuncian invitados especiales como Wilder Ferreira, añadiendo más color a la paleta sonora, y un sentido tributo al pianista local Pedro Gallegos, un reconocimiento a la tradición musical del departamento.

“Habrá muchos estilos dentro del jazz”, explicó Cortés, subrayando la amplitud de la propuesta. “Cada banda, en algunos casos, tocará sus propios temas. Tenemos compositores como Gabriel Estrada, cuyo cuarteto es un referente con mucha trayectoria junto a Gustavo Villalba”. Y como un puente hacia la rica historia del jazz sudamericano, el festival contará con la presencia de Jam Pom, una de las bandas estables del legendario Hot Club, la institución de jazz más antigua de la región.

Cortés se explayó sobre la naturaleza camaleónica del jazz: “El jazz es uno de los estilos musicales que se va fusionando con las músicas locales de distintos países, por eso tenemos el tango jazz, candombe jazz, el funk, blues… ¡son innumerables! Algunos se imaginan solo el jazz de 1900 de Nueva Orleans, pero su mundo es tan diverso que es imposible abarcarlo en un solo festival”.

Foto donde se ve a Jorge Cortés tocando el saxofón.

Al hablar de la calidad de los músicos de jazz, Cortés no dudó en señalar su exigencia, equiparándola con la música clásica. Y luego, compartió la curiosa etimología del género: “Se llama jazz por el perfume de las prostitutas de la época de 1900, nació en los burdeles de Nueva Orleans, en los bajos fondos. Luego, como todo, evolucionó hasta la tremenda variedad que conocemos hoy”.

Pero Cortés fue más allá de la anécdota, profundizando en la esencia misma del jazz: “Este género tiene una gran diferencia con otras estructuras musicales donde tenés que tener una partitura que respetar. Para que sea jazz tenés que tener improvisación, y eso significa que el músico delante del público tendrá que crear de forma espontánea un toque, con el riesgo que eso implica, como errar notas o quedar fuera de base. Por lo tanto, implica tener dominio de los instrumentos y conocimientos profundos de la estructura del jazz”. Una declaración que resuena con el espíritu rebelde y la maestría técnica que siempre han definido a los grandes del jazz.

Tacuarembó, con este festival inaugural, busca inscribirse en el mapa de los encuentros jazzísticos uruguayos, sumándose a nombres ya establecidos como el Festival de Jazz en Mercedes y el Festival Internacional de Punta del Este, este último un imán para músicos de élite mundial. “Hay en toda la costa un gran apoyo del público, sobre todo entre los jóvenes con el jazz fusión en Montevideo, donde hay toques todas las semanas”, comentó Cortés, vislumbrando un futuro prometedor para la escena jazzística nacional, impulsada incluso por una nueva Licenciatura en Jazz y Música Creativa.

Finalmente, Cortés compartió un fragmento de su propia historia ligada a la música y al jazz, una conexión que se remonta a su infancia: “Mi trayectoria musical nace con mi abuela, cuando forma el Conservatorio Municipal y la Banda Municipal. Yo, a los siete años, corría por los pasillos del Conservatorio (hoy Casa de la Cultura), ahí hacía los deberes y estudiaba música. De ahí viene mi pasión por el saxofón. A los 11 años ya era músico de la Banda Municipal, cuyo nombre precisamente proviene del jazz en su estructura, y la verdad sonaba muy bien. Por motivos de estudio, dejé por 30 años el saxofón para dedicarme a la odontología. Pero hace dos años retomé con los saxofones, dedicándole una parte importante de mi vida a esta materia pendiente que es el saxofón y el jazz”. Una historia de pasión postergada que ahora florece en la creación de este festival.

Así, Tacuarembó se prepara para una noche donde las notas vibrarán en el aire, donde la improvisación será la reina y donde el espíritu indomable del jazz encontrará un nuevo hogar. El Primer Festival de Jazz Club no es solo un evento musical; es una declaración de amor a un género que desafía las convenciones y celebra la libertad de la expresión. Coltrane lo mira desde el cartel. Tacuarembó está lista para volar.



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Escrito por hiperactivafm


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