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La historia ha demostrado, en los últimos tiempos, que las elecciones internas, para elegir al candidato único del Partido Nacional, han sido verdaderas batallas políticas que dejan heridas difíciles de curar. Mal o bien, a eso estaban acostumbrados los blancos.
Todos recordamos aquella frase del Guapo Larrañaga cuando en 2014 perdió la interna contra el hoy presidente Lacalle. “Esta será la última vez que suba las escaleras de la Casa del Partido”. Tocó para su chacra de Flores, lo pensó y una semana después integró la fórmula que perdió con Tabaré Vázquez.
En este particular 2024, donde el Partido Nacional es gobierno, están intentando actuar de otra forma, tranquilos, sin peleas, por lo menos que se noten. El acto de cierre de campaña de los cinco precandidatos tuvo lugar el domingo 16 de junio, día en que se celebraba, además, el regreso al Uruguay de Wilson Ferreira Aldunate con su hijo, Juan Raúl.
La idea original había sido de Laura Raffo, que primereó en el convite. Los demás candidatos aceptaron y hasta el Directorio del Partido compró la idea. Bajo el slogan “Wilson Vuelve”, organizaron la celebración que se llevaría a cabo dentro del recinto portuario, al costado del monolito que recuerda el lugar desde donde partieron los helicópteros que llevaron a Wilson al cuartel de Trinidad y a su hijo Juan Raúl al de Paso de los Toros.
La idea era tentadora, el lugar emblemático, facilitaría las cosas. Chico, todos apretados para una buena foto, no exigiría desmontar la militancia en las ferias vecinales ni gastar demasiado en los preparativos.
Pero se les aguó la fiesta. El presidente de la Administración Nacional de Puertos, Juan Curbelo, que pertenece a la lista 40 de Javier García, les avisó el viernes, sin mucho margen de maniobra, que el acto no podría realizarse dentro del recinto portuario. Ante la sorpresa de muchos, hubo que actuar rápido, armar el estrado pegadito al sitio de la memoria, pero con muy poco tiempo para juntar gente.
Es decir, de homenaje nada, porque ni siquiera pudieron ingresar a poner unas flores al pie del monumento, y un acto con gusto a muy poco. No llegaban a 300 personas.
Juana llegó temprano. Al ingresar a la zona destinada para el acto, se sonrió. Había gazebos de todas las listas, inflables, banderas y como siempre la 404 y la 71 coparon la parada. Gandini no se quedó atrás. Metió toda la carne arriba del asador. Hasta él se colocó arriba de sus hombros una vieja balconera de Por la Patria, de esas que emocionan al verla, amarilla gastada, con olor a naftalina…
Juana recorrió la rambla portuaria. Así supo que tenían autorizado realizar el acto hasta la calle Washington. No cubrieron la calle Colón. Fue un típico acto de campaña blanca montevideana, con gusto a poquito. Como le dijo a Juana un dirigente blanco, “vinimos los veteranos y nos conocemos todos”.
De los primeros en llegar fue el expresidente Lacalle, quien manifestó entre amigos, en viva voz: “Bue… los blancos estamos bastante quemados, pero aquí estamos”. Uno a uno fueron llegando los dirigentes, los candidatos. Juana se sonrió y pensó: “Parece una reunión de amigos en el Lawn Tennis”.
Uno de los más requeridos a la hora de las selfies fue el senador Juan Sartori, que llegó distendido, sonriente. Eso sí, esta vez tuvo suerte, nadie lo empujó a materazo limpio como en el también homenaje del 2019, cuando el hoy expresidente del Directorio lo embistió con su matera para disputarle la primera fila y salir en la foto.
El vendedor de humo, el exministro Martín Lema, llegó tarde, saludando a diestra y siniestra, acompañado de la expresidente de ADEOM, hoy devenida en dirigente de la lista 5, Valeria Ripoll. El último en arribar, ya comenzado el acto, fue Álvaro Delgado. Llegó solo, saludó poco y enfiló para el lugar de los invitados especiales, al lado del Dr. Lacalle padre.
El acto en sí mismo tuvo sus cosas graciosas. Laura Raffo se vistió con los colores partidarios, saco blanco y ruana celeste, hacía el efecto de estar vestida con una bandera partidaria. La novel presidenta del Directorio, Macarena Rubio, se hizo tiempo en su discurso para tomar conciencia de que era un homenaje a Wilson, además, y mencionó expresamente a toda su familia.
La candidata Roxana Corbrán llegó emponchada de blanco, que parecía más oportuno para esas caballadas que suelen hacer los blancos a Masoller que para un acto de cierre de campaña. Cuando le tocó hablar al porlapatrista, se mandó una verdadera gandineada. Pícaro, apelando a la unidad, obligó a que todos los candidatos subieran al estrado. Con mala cara, pero obligado, también subió Delgado.
Los discursos, más de lo mismo. Delgado apuntó a octubre, Raffo pidió “formar equipo” y Gandini arengó a los militantes y realizó un discurso emotivo, apelando a la sensibilidad blanca “de a uno no somos nada, juntos somos victoria”, gritó a viva voz al finalizar.
El acto de cierre de campaña, que de homenaje a Wilson nada, terminó con gusto a poco y con una única pregunta que flotaba en el aire: ¿Quién acompañará a Delgado en la fórmula?
La máxima que se le atribuye al general Juan Domingo Perón, “el que gana dirige y el que pierde acompaña”, está resultando difícil en la interna partidaria. Delgado gana con luz y Laurita quiere acompañarlo. Pero hasta hace unos días, el candidato mayoritario de los blancos no decidía quién será su compañero de ruta de cara a octubre.
Es más, llegó a pedir que sondearan los nombres de la economista Arbeleche, la mismísima Raffo y sacó de la galera al exministro cabildante, Daniel Salinas.
Juana supo que esta ninguneada, que lleva varios meses, contra la candidata herrerista Laura Raffo, ha calentado la interna. A tal extremo que el senador Heber apelaría a la decisión última del presidente Lacalle Pou de ser necesario.
Un dirigente blanco, de esos que la saben lunga, le dijo a Juana que Heber tiene línea directa con el presidente. No necesita de intermediarios (por Álvaro Delgado) para zanjar este problema. Les guste o no, dicen los herreristas, votemos mucho o poco somos la segunda fuerza del Partido y nos necesitan.
Juana sabe que no hay lugar para inventar cosas raras. La fórmula Delgado–Raffo está prácticamente resuelta si los blancos no quieren empezar con mal pie el camino a la primera vuelta de octubre.
Mañana sábado los herreristas y compañía, lo que queda de Alianza Nacional y el Movimiento de Rocha, harán su acto de cierre de campaña montevideana, en la coqueta plaza Gomensoro del barrio de Pocitos. Será en terreno amigo y los herreristas esperan, confiados, que integrarán la fórmula presidencial de su partido. No hay lugar para experimentos.
Falta una semana. El 30 de junio, de noche, habrá humo blanco en la Casa Vaeza, sede del H. Directorio del Partido Nacional. Habrá una fórmula de unidad. No hay lugar para sorpresas. Todos los blancos dan por hecho que Álvaro Delgado y Laura Raffo integrarán la fórmula nacionalista.
Escrito por hiperactivafm
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