La moda de los bebés reborn, réplicas
hiperrealistas de niños humanos reales, está en pleno auge y ha generado una
verdadera controversia, especialmente por la pretensión de algunos dueños de
que se los considere como bebés reales.
La tendencia se arraigó con fuerza en Brasil, donde ya se
han producido algunas situaciones que parecen salidas de la pluma de un
comediante trasnochado y con serios problemas de adicción al LSD caducado.
En el país vecino, un sacerdote se vio en necesidad de
aclarar que no bautiza ni bendice a estos muñecos y —añadió con
humor— tampoco celebra misas de difuntos a los bebés reborn “a
los que se les acaba la batería”.
También en Brasil, la Justicia rechazó la causa en la que
una pareja en trámites de divorcio pretendía instalar un litigio de tenencia por uno de esos muñecos.
Además, un alcalde comunicó que los bebés reborn no serían
atendidos en los servicios públicos de salud.
Ahora, el país norteño vuelve a ser noticia por otra
situación relacionada con los muñecos de moda.
Una mujer residente en Itanhaém, San Pablo, fue multada debido
a —supuestamente—llevar a un bebé en el asiento delantero de su coche, y sin
los medios de sujeción reglamentarios.
La infracción, calificada como muy grave por la normativa
vial local , se aplicó después de que agentes de tráfico observaran al
«bebé» en el asiento delantero.
La conductora dijo que no había cometido ninguna falta, y
que la criatura en cuestión era en realidad un bebé “reborn”. Como evidencia, adjuntó
una foto de su hija de 12 años (esta última verdadera, no “reborn”) sosteniendo
la muñeca, además del comprobante de compra.
En su descargo, la mujer argumentó que los agentes
cometieron un error y que tendrían que haber hecho que se detuviera antes de multarla.
Sin embargo, el juez no aceptó las justificaciones y declaró que la imagen
presentada era «insuficiente para disipar la presunción de veracidad del
acto administrativo». Así, dejó firme la multa de 293 reales (2.178 pesos)
y la sanción de siete puntos en su libreta de chofer.