Ayer lunes 30 de enero se cumplieron tres años desde que la OMS elevó el COVID-19 a esta categoría de alerta. El covid-19 provocó 6.804.491 muertes al 27 de enero, según datos de la Organización Mundial de la Salud aunque los expertos indican que el número de fallecidos es mayor.
El Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional (RSI – 2005) sobre la pandemia de enfermedad por el coronavirus de 2019 (COVID-19) se reunió por decimocuarta vez el viernes 27 de enero de 2023 y emitió un informe en el que recomienda que la pandemia siga constituyendo una emergencia de salud pública de importancia internacional.
El Director General de la OMS, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, está de acuerdo con el asesoramiento ofrecido por el Comité y determina que el evento sigue constituyendo una emergencia.
El doctor Tedros reconoce la opinión del Comité de que la pandemia de COVID-19 se encuentra probablemente en un punto de transición y agradece su asesoramiento para navegar por esta transición con cuidado y mitigar las posibles consecuencias negativas.
El Comité advirtió que «se necesitan medidas de salud pública a largo plazo», ya que se espera que el virus siga siendo un patógeno establecido en un futuro inmediato.
A pesar de que oficialmente el covid-19 no ha perdido su estatus de amenaza grave a la salud púbica internacional desde el 31 de enero de 2020 (fecha de la declaración por parte de la OMS), el mundo ha dejado atrás la mayor parte de las medidas restrictivas asociadas al control de la pandemia.
El último caso ha sido el de China, que el pasado diciembre levantó medidas que aplicó estrictamente durante tres años, en particular confinamientos y cierre prácticamente total de fronteras. Tras un violento repunte de muertes y hospitalizaciones, la pandemia también parece remitir de forma sostenida en este país.
El Comité recomendó que la OMS, en consulta con los asociados y las partes interesadas, elabore una propuesta de mecanismos alternativos para mantener la atención mundial y nacional sobre la COVID-19 una vez finalizada la emergencia, incluido, en caso necesario, un posible comité de revisión que asesore sobre recomendaciones permanentes en el marco del RSI.
El Comité también pidió a la Secretaría de la OMS que proporcionara una evaluación de las implicaciones normativas para el desarrollo y la autorización de vacunas, métodos de diagnóstico y medios terapéuticos en caso de que la emergencia finalice en los próximos meses.
Asimismo, alentó a la OMS a evaluar y, en caso necesario, acelerar la integración de la vigilancia de COVID-19 en el Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe.
El Comité de Emergencia emitió siete Recomendaciones Temporales a los Estados Miembros de la OMS, las que se basan en:
• Centrarse en la vacunación y los refuerzos;
• Mejorar la notificación de datos a la OMS;
• Aumentar la utilización y la disponibilidad a largo plazo de vacunas, medios de diagnóstico y terapéuticos contra la COVID-19;
• Prepararse para futuros brotes;
• Trabajar con las comunidades;
• Ajustar las medidas de viaje al riesgo;
• Apoyar la investigación para mejorar las vacunas y la condición posterior a la COVID-19.
El comité se reúne cada tres meses desde que se decretó la emergencia internacional, hace justamente tres años (el 30 de enero de 2020). Después de haber superado el pico de contagios en China sin repercusión significativa fuera del país y de que variantes amenazantes como la XBB.1.5 (más conocida como kraken) no hayan mostrado tener un impacto notable en los sistemas sanitarios, algunos expertos consideraban que esta reunión podía ser la que decidiera poner punto y final a la emergencia.
El hecho de estar o no en emergencia internacional es la forma que la OMS tiene para agilizar decisiones. Aunque a efectos prácticos no suponga ninguna obligación para los países (a los que la organización no puede forzar a tomar ninguna decisión), es un medio para movilizar recursos de forma más rápida y dictar resoluciones que tengan más eco en los Estados miembros. Para que una enfermedad sea considerada emergencia sanitaria internacional debe tener un impacto grave en la salud pública y ser inusual e inesperada, con riesgo de expansión internacional, y que tenga capacidad de generar restricción de movimientos de bienes o personas.
Los expertos de la OMS se reunirán dentro de tres meses para volver a evaluar la situación. Dependerá del estado epidémico del mundo y de que los países hayan implementado estas medidas si continúa la emergencia o la convivencia con el coronavirus es, oficialmente, la nueva normalidad.
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