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Noticias Internacionales

La ‘tenaza’ sutil e implacable que aplicó el Reino Unido para colonizar a América Latina

todaynoviembre 27, 2025

Fondo


El fin de la dominación española en América no significó la libertad completa para las nacientes repúblicas. Mientras en el siglo XIX en sus territorios aún se libraban guerras intestinas y vecinales, Inglaterra —un colonizador silencioso— iba ganando terreno a través de empréstitos leoninos que solo terminarían de afianzar su poder en la región.

En su libro ‘Salir de la colonia’, el historiador y filósofo venezolano Vladimir Acosta sostiene que los procesos independentistas no modificaron el régimen económico colonial, que pasó de estar bajo la «tenaza» española a la inglesa, con la anuencia de las oligarquías criollas, que admiraban el modelo político y comercial británico.

Con el camino allanado por las dificultades que sorteaba América, los ingleses vieron grandes oportunidades para hacerse con sus recursos a través de los empréstitos, una estrategia sutil pero implacable que precarizaría aún más la situación económica postindependista. Así, el Reino Unido se alzó con el control económico, comercial y financiero en los territorios recién liberados de la Corona española. 

Hacer más pobres a los pobres

Inglaterra se había convertido «en el país más rico, más próspero y más poderoso del mundo» con la Revolución Industrial, expone Acosta. Por ello, necesitaba ampliar su poder a través del sometimiento de países que les proporcionaran materias primas para sus industrias, que elaborarían productos que les venderían a precios desventajosos a esas mismas naciones recién conformadas.

El periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano en su obra universal ‘Las venas abiertas de América Latina’ resume la visión expansionista británica con una frase de George Canning (1770-1827), ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña en 1827: «La cosa está hecha; el clavo está puesto, Hispanoamérica es libre; y si nosotros no desgobernamos tristemente nuestros asuntos, es inglesa«.

Tras las luchas independentistas —explica el historiador—, los países de la región resultaron «fragmentados, divididos y cargados de mezquinas rivalidades», lo que «facilitó enormemente» un nuevo tipo de opresión europea «enguantada» a través de la banca.

«Inglaterra no solo supo aprovechar ese contexto favorable, sino también actuar con paciencia y lucidez«, dice el doctor en Ciencias Sociales.

Esta forma de colonización monetaria se hizo a través de «empréstitos leoninos» que la banca británica les concedió a «repúblicas nacientes y empobrecidas», que además vieron diezmada su población y su infraestructura con las guerras que aún libraban para conseguir su emancipación.

Ganancias para los más ricos

Estos desembolsos dejaban «enormes» cuotas y comisiones para los intermediarios. Además, se hacían grandes descuentos del capital otorgado, con el pretexto de que las deudoras repúblicas nacientes aún no eran reconocidas por el Gobierno británico, lo que impedía que ofrecieran «garantías seguras de pago«.

Incluso, añade Acosta, cuando años más tarde las naciones se consolidaron como repúblicas y pidieron préstamos a bancos como el desaparecido Barings Brothers, les descontaron gran parte del monto del desembolso porque no habían terminado de pagar las primeras deudas establecidas en condiciones desiguales. Bajo este esquema, los prestamistas británicos y los enviados por los gobiernos locales se quedaban con la mejor tajada.

Entre los otros bancos que también hicieron préstamos en América se encuentran Barclays, B. A. Goldschmidt & Co, Herring, Graham & Powles y Rothschild. 

Las casas comerciales y las minas

A la par de los bancos que otorgaban los préstamos, las casas comerciales británicas también se expandieron en la región y se ubicaron en puertos de ciudades de Argentina, BrasilChileColombiaEcuadorMéxicoPerúUruguay y Venezuela. En estos países aún se libraban batallas por la emancipación, por el territorio, por diferencias políticas y por conflictos limítrofes. 

Ese convulso caldo de cultivo también fue aprovechado por los empresarios ingleses que obtuvieron concesiones establecidas en condiciones desventajosas y explotaron minas en varios países latinoamericanos como Bolivia, Chile, México y Perú para obtener metales como oro, hierro y cobre.

Otra de las estrategias para hacerse con el poder fue el establecimiento de tratados supuestamente recíprocos de libre navegación fluvial en América, que no le otorgaba los mismos derechos a los países de la región en aguas británicas.

La «fiebre financiera» inglesa

La opción de prestar dinero a América Latina era tan apetitosa que solo entre 1824 y 1825, según el Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM), se crearon 624 sociedades anónimas en Londres, de las que 46 se dedicaban a transacciones comerciales, créditos e inversiones en las minas de la región.

Era tal la «fiebre financiera y comercial» que se desató que de los 24 millones de libras esterlinas de títulos de deuda vendidos en Londres entre 1824 y 1825, 17 millones fueron para las nuevas repúblicas americanas.

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Los títulos soberanos de los países americanos se vendían en la Bolsa de Londres y su administración generaba jugosas ganancias. Así, mientras el tipo de interés fijado en el mercado interno londinense era de 3 %, para las nacientes repúblicas era del doble, es decir, 6 %. Del mismo modo, las comisiones por la venta de títulos podían estar entre el 8 y 10 %, explica CADTM.

Sobre esta «fiebre financiera» también se había referido el padre del romanticismo francés François-René de Chateaubriand, según cita Galeano: «En el momento de la emancipación, las colonias españolas se volvieron una especie de colonias inglesas«. Para basar su afirmación, sostenía que «entre 1822 y 1826, Inglaterra había proporcionado diez empréstitos a las colonias españolas liberadas, por un valor nominal de cerca de veintiún millones de libras esterlinas, pero que, una vez deducidos los intereses y las comisiones de los intermediarios, el desembolso real que había llegado a tierras de América apenas alcanzaba los siete millones».

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Escrito por hiperactivafm


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