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Noticias Nacionales

La vida de Blake Ricciuto, el australiano-uruguayo que jugó en Peñarol y la rompe en Asia

todaymayo 10, 2025

Fondo


Por Gonzalo de León

Australia ha sido uno de los destinos predilectos de los uruguayos que decidieron emigrar. Según el censo que se realizó en el país oceánico en 2021, son algo más de 9.000 los charrúas que viven ahí, pero la cifra aumenta a unos 40.000 si se toman en cuenta los nacidos allá, que son hijos o nietos de uruguayos.

Uno de esos casos es el protagonista de la historia de hoy: Blake Ricciuto. Este futbolista nació en Sídney y es hijo de padre uruguayo —quien emigró a Australia con 12 años junto a sus padres— y madre australiana.

Blake comenzó su camino en el fútbol jugando en las categorías inferiores del Sydney Olympic, para en sub-15 marcharse al St. George Saints FC, con el que debutó en Primera División a los 15 años, jugando en la tercera categoría de Australia.

Allí estuvo hasta los 18, cuando decidió dar un giro rotundo a su vida para enfocarse en el fútbol. “Sentí que estaba a buen nivel y que no estaba teniendo muchas oportunidades de subir a la A. Entonces le dije a mi viejo si podíamos ir a Uruguay a probar suerte”, relató a FútbolUy.

En este momento estaba trabajando en un banco y juntó “una plata” para venirse a Uruguay. “Quería conocer a los primos de mi padre y donde nacieron él y mis abuelos”, comentó.

Primero fue a Danubio a través de un amigo de su padre. No sabía hablar español y fue su “primera experiencia” en el país.

“Estaba entrenando todos los días con Tercera y me dijeron que me iban a fichar, yo estaba loco de la vida. Pero al otro día me dijeron que al final no porque la persona que me llevó estaba peleada con uno de los dirigentes y no iban a firmar un jugador de él”, contó.

Pero después de ese sabor amargo, “otro amigo me llevó a probarme a Peñarol, con lo que eso significa, porque desde chico me hablaban de Peñarol”.

Blake Ricciuto jugando en Peñarol. Foto: Instagram @blakericciuto

Blake Ricciuto jugando en Peñarol. Foto: Instagram @blakericciuto

Estuvo a prueba seis meses con Néstor Gonçalves como entrenador, a quien subieron a Primera. Llegó en su lugar Paolo Montero, que lo fichó. “Jugué seis meses en Tercera y entrené un par de veces con Primera, con [Marcelo] Zalayeta, [Antonio] Pacheco. Para mí fue un sueño”, añadió.

Luego, ya con 20 años, no fue subido a Primera porque “había muchos” en su puesto, entre ellos el debutante Nahitan Nández.

En juveniles, además del mencionado jugador de la selección uruguaya, compartió plantel con Gastón Guruceaga, Emilio MacEachen y Facundo Guichón, entre otros.

“Cuando Australia jugó por Eliminatorias contra Uruguay, fui al estadio y vi a Zalayeta, Darío Rodríguez [Fabián] Estoyanoff, y un par de años después estaba compartiendo vestuario con ellos”, recordó.

Recordó que jugando en la Tercera de Peñarol le metió un golazo agónico a Danubio en un preliminar de Primera: “Antes del partido, Paolo y el profe Ferro vinieron y me dijeron: ‘no te olvides de lo que te hicieron, que te echaron’”.

Luego de ese periodo en Peñarol, a mediados de 2014 se fue a Canadian, que se encontraba en Segunda División, porque “quería minutos en un equipo profesional”.

Allí le fue muy bien, ya que llegaron a las semifinales de los playoffs contra Boston River, pero perdieron.

Sobre ese paso de un año en el ascenso uruguayo, indicó: “A nivel de infraestructura no fue lo que esperaba, pero a nivel de calidad de jugadores que teníamos, sí”.

Describió al fútbol uruguayo como “muy competitivo” porque “hay un montón de jugadores y gente que respira fútbol día a día”. “En Australia hay mucha gente que juega al fútbol, pero no con la misma pasión que en Uruguay ni lo que significa el fútbol. Cuando llegué a Danubio, gritaban los goles en las prácticas”,
comparó.

Luego, a nivel futbolístico, destacó “la picardía y el tacto con la pelota, que era mucho más fluido”, de Uruguay, mientras que en Australia “era mucho más físico y robótico, a dos toques”.

“Fue bastante difícil adaptarme”, aseguró, y contó: “Un día, el técnico me dijo ‘subí, subí’, y cuando llegué a la casa de mis primos tuve que preguntar qué significaba, porque yo me iba para atrás”.

A principios de 2016 tuvo una oferta para jugar en Miramar Misiones y “estaba por firmar”, pero le llegó la oportunidad de probarse en el Sydney FC, uno de los equipos más importantes de la Primera División de Australia, y no lo dudó.

Foto: Instagram @blakericciuto

Foto: Instagram @blakericciuto

“Me fue bien, pero era el mejor equipo y el técnico me dijo que tenían otro 5”, apuntó, y como “no hubo otra oportunidad en la A”, se marchó al Rockdale Ilinden de la Segunda División, club en el que está hoy en día.

“En Uruguay jugaba como un 5 rústico, de ‘meter pata’, pero acá me ponían de 10 porque técnicamente estaba mejor que los demás”, señaló.

Como el ascenso australiano es semiprofesional, entrenan tres veces por semana, pero igualmente “las canchas están lindas, son de primer nivel”. En esa época trabajaba en un colegio dando clases de fútbol mientras jugaba, y tiempo atrás abrió su propia escuelita de fútbol.

Estuvo tres años allí; en dos, fue elegido el mejor jugador del año del club.

Una experiencia diferente

Luego de brillar en su país natal, en 2019 le llegó la oportunidad de hacer una prueba en un equipo de Brunéi [DPMM FC], un pequeño país que está rodeado por Malasia. Ese club pertenecía al príncipe (hijo del Sultán) y competía en la liga de Singapur, país que está a unos 2.700 kilómetros.

“Empecé a mandar mis videos y currículum a representantes. Una persona me dijo que me podía conseguir una prueba en Brunéi”, contó, y agregó: “Llegué y me contaron que era una prueba de dos semanas. Pensé que nos íbamos a sumar al equipo, pero era como una prueba de aspirantes. Éramos 24 jugadores de
varios países y nos quedábamos en un hotel. Íbamos a jugar un 11 contra 11 y se
iban a quedar tres”.

Recordó que “tenía otra prueba en la USL, la Segunda División de Estados Unidos, por lo que solo podía estar una semana en Brunéi”.

“Anduve bastante bien y, cuando fui a Estados Unidos, me llegó el contrato para fichar en Brunéi. En Estados Unidos también me quería fichar, pero por temas económicos y de mi carrera, opté por jugar en Brunéi”, ahondó.

Le dieron casa y auto, y terminaron coronando con el título de campeón de la liga de Singapur. “Había una gran diferencia entre los primeros tres equipos y los siguientes siete”, dijo sobre el torneo.

Blake Ricciuto jugando para DPMM FC de Brunéi. Foto: Instagram @blakericciuto

Blake Ricciuto jugando para DPMM FC de Brunéi. Foto: Instagram @blakericciuto

“Como extranjero, tenés que hacer la diferencia. Los equipos que podían contratar a buenos jugadores siempre estaban peleando arriba”, dijo, y explicó: “Te dan un sueldo mejor que a los locales, hay mucha presión por rendir porque, si no, te echan”.

“Los jugadores locales no son malos técnicamente, pero les falta noción de táctica, no saben posicionarse en la cancha”, comentó.

La adaptación a Brunéi “fue difícil porque es un país musulmán”. “En el Ramadán entrenábamos a las 10 de la noche porque tienen que estar en ayuno desde que sale el sol hasta que baje. Los extranjeros no podíamos comer ni tomar agua en la calle. No hay bares ni [lugares de] música en vivo”, siguió.

Los bruneanos “son muy buena gente y familieros”: “Yo le decía al equipo de hacer unas pizzas en casa y nadie quería, se quedaban con la familia. Los extranjeros hacíamos planes juntos”.

“Cuando llegué, el chofer me dijo: ‘Bienvenido a Brunéi, el país donde no hay entretenimiento’. Por momentos fue aburrido, pero no tengo nada malo que decir del país”, expresó.

Sobre el ambiente en la liga, detalló: “Como este equipo era el único profesional del país, casi siempre estaba lleno. A veces el príncipe decía ‘bueno, hoy entradas gratis y en el entretiempo rifamos un auto, un viaje’, y había 20.000 personas. Si no, iban 7.000, 8.000. En Singapur no se llenaban,
iban 2.000, 3.000”.

Además, “no faltaba nada” relacionado a infraestructura y destacó el nivel de las canchas, los estadios y los vestuarios.

En 2020 no compitieron debido a las prohibiciones de viajar por el covid-19 y se volvió a Australia. En ese momento, le llegó una oferta del ascenso de España y firmó, pero no pudo sacar la visa. Fue ahí cuando lo llamó el Tanjong Pagar de Singapur.

Estuvo tres años y le fue bien, pero “el equipo estaba apostando a los jóvenes y quería acortar los sueldos”. “Entendí que no iba a ser un año competitivo y que me iba a frustrar”, por lo que decidió marcharse.

“Intenté comunicarme con gente de Uruguay para cumplir mi sueño de jugar en Primera División y estuve cerca de Cerro Largo, pero no se dio y decidí volver a Australia”, contó.

Blake Ricciuto jugando para Rockdale Ilinden de Australia. Foto: National Premier Leagues

Blake Ricciuto jugando para Rockdale Ilinden de Australia. Foto: National Premier Leagues

Ahí es cuando se le abrieron nuevamente las puertas del Rockdale Ilinden, con el que fue campeón de liga el año pasado.

Con respecto a lo que se viene en su carrera, expresó que está “contento” en Australia, pero “abierto a cualquier posibilidad”. “Me gustaría ir a Uruguay porque me quedó algo pendiente: no pude debutar en Primera División”, afirmó.

Aseguró que les recomendaría a los futbolistas uruguayos las ligas en las que jugó, y explicó: “Australia es semiprofesional [segunda división], pero algunos clubes te dan un trabajo. Singapur también porque es profesional y, si te va bien, podés ir a otra liga mejor”.

El futbolista de 32 años cerró hablando de su amor por Uruguay: “Ahora cada vez que tengo tiempo voy, mis vacaciones las paso ahí. La idea es irme a vivir ahí”. Le encanta Rocha, sobre todo Cabo Polonio.

Por Gonzalo de León





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Escrito por hiperactivafm


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