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Noticias Nacionales

Las Vegas, Escocia y todo lo que Rod Stewart quiera: crónica de su show en Montevideo

todayoctubre 19, 2025

Fondo


Por Sofía Durand Fernández
sofdurfer

El dorado invade cada rincón y obliga a creer que tal vez, o al menos esta noche, todo lo que brilla es oro. Desde los vestidos y el calzado de las tres coristas y las tres músicas, pasando por el predominio de las melenas rubias —que, bien sabido es, son las que más se divierten—, hasta los sacos de los hombres de la banda.

El protagonista cumple con la regla al pie de la letra: lleva una campera animal print con lentejuelas, estrellas bordadas en la parte trasera del pantalón y un reloj que lanza destellos áureos. Rod Stewart es el rey Sol arriba del escenario. No hay lugar para el minimalismo: todo brilla, hasta el piso y los escalones blancos en el centro del escenario.

Es la tercera vez que el músico octogenario se presenta en Uruguay. Realizó un show en 1989 —cuando recibir artistas internacionales era una rareza— y regresó en 2014. En los tres casos, el lugar fue el Estadio Centenario. Durante las dos horas de espectáculo rindió homenaje a algunos de sus amigos y al club de sus amores, cambió varias veces su atuendo, lanzó pelotas de fútbol al público y ofreció un “todo-lo-que-quieras y más”.

Pasadas las 21:10, y con gente aún haciendo fila para entrar, el británico apareció en escena para transportar al público a otra coordenada: ya no Montevideo, sino Las Vegas. El nivel de ostentación y extravagancia, la banda impoluta, las coristas esbeltas y sincronizadas, y un showman nato que sabe reírse de sí mismo.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Tras una grabación de “Scotland the Brave” como apertura de ceremonia, comenzó con “Infatuation”, anunció que la velada iba a ser un festejo con “Having a Party”, siguió con “Tonight I’m Yours (Don’t Hurt Me)” y recordó a Tina Turner con “It Takes Two”, una canción originalmente interpretada por Marvin Gaye y Kim Weston, pero que Stewart grabó junto a la Reina del Rock and Roll en 1990.

Dio lugar por primera vez a las baladas con “The First Cut Is the Deepest” y “Tonight´s The Night (Gonna Be Alright)”, en las que el arpa y los violines se lucieron. También hizo el primer comentario al enemigo de la noche: el viento, cuando las coristas se vieron forzadas a ponerse camperas. “Básicamente están desnudas”, acotó con el descaro que le es característico y que estuvo presente en más de una ocasión. Más tarde lo definiría entre risas como “the fucking wind”.

Si el destino era la ciudad del pecado, la escala fue en Escocia. La pantalla durante “Forever Young” mostraba a una banda usando los tradicionales kilts y tocando la gaita, una imagen que se trasladó al escenario cuando las músicas bailaron la danza tradicional y otra apareció con un bombo para sumarse a los violines. Más tarde, dedicó “You’re in My Heart (The Final Acclaim)” al Celtic FC, usando una bufanda del club mientras se proyectaban breves fragmentos de partidos. Las tapas de la batería y el bombo llevaban el escudo del cuadro por el que Stewart es hincha.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Tras el primer cambio de look —de la campera animal print pasó a un saco plateado y de una camisa blanca a una negra, ambas con volados—, “Baby Jane” y “Young Turks” constituyeron un nuevo bloque de los años 80 que aumentó la intensidad antes de proceder al clásico “Maggie May”, una de las canciones más celebradas por el público uruguayo.

La voz rasposa de Stewart y su capacidad de apropiarse de las baladas resisten al paso del tiempo. Demostró que aún “lo tiene” con “I´d Rather Go Blind”, tema que dedicó a Christine McVie, integrante de Fleetwood Mac fallecida en 2022, quien también había hecho un cover de esa canción.

“Downtown Train” fue solo una de las tantas demostraciones del talento del saxofonista Jimmy Roberts. Sir Rod le da lugar en el escenario a todo aquel que quiera demostrar por qué forma parte de su banda: se corre al costado, observa atentamente y pide que sean ovacionados. Así ocurrió también, en más de una ocasión, con el guitarrista Emerson Swinford.

En esa misma línea, las integrantes femeninas parecen haber sido hechas en un laboratorio con la misión exclusiva de estar allí. Las músicas tocaron un rango de instrumentos, desde la mandolina hasta el arpa. Las coristas cambiaron dos veces de look —del dorado al rojo y del rojo al negro— para seguir en composé con Stewart. Se movieron con gracia, derrocharon carisma y se adueñaron del escenario con “I´m Every Woman” y “Proud Mary”. Una de ellas hasta se tomó el atrevimiento de atarle los cordones al cantante luego de “I Don´t Want To Talk About it”. Él, a las risas y vistiendo un traje rojo infierno, dijo que “una dama no debería tener que hacerlo”.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

“Una canción muy importante”, en el diccionario de Rod Stewart, significa una que habla sobre los tiempos que corren, que pide más amor o que alude a las luchas por los derechos humanos. Así definió “People Get Ready”, mientras en la pantalla se proyectaban imágenes de Martin Luther King y Rosa Parks. Advirtió que quedaba una canción más antes de volver a subir el tono para continuar con “Have I Told You Lately That I Love You”.

Y el que avisa no traiciona: con un traje negro de estampa animal print, tirando pelotas de fútbol firmadas al público y con berenjenas, abdominales y neón multiplicado en la pantalla, el hit “Do Ya Think I´m Sexy” desplegó ese hedonismo camp que le sirve a Stewart de firma. Luego siguieron “Stay With Me”, de Faces —banda en la que, en sus palabras, “solía tocar”—, y “Some Guys Have All the Luck”.

El tramo final llegó con “Sailing”, momento en que todo el Estadio encendió las linternas de sus celulares, y un azul calmo sirvió de descanso después de tanto color, antes de cerrar con “Love Train”. Tras sacarse el sombrero de capitán que había usado en la canción anterior, se despidió sin más, asegurando que la noche había sido “magnífica” y dejando que una de sus coristas hiciera el agradecimiento en español.

Sir Rod demuestra que “dandy” y “kitsch” pueden convivir sin contradicción. Es capaz de traer Las Vegas y Escocia al sur del continente. Sigue haciendo lo que mejor sabe: burlarse del paso del tiempo a fuerza de brillo, descaro y clásicos suyos y ajenos. Se divierte en el escenario sin perder de vista los altos estándares que mantiene para el show. La tercera será la vencida en los libros de Rod, pero, ¿quién le quita lo bailado?

Por Sofía Durand Fernández
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Escrito por hiperactivafm


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