Llega un ‘MeToo’ al PSOE: cascada de denuncias de acoso sexual y polémica por la inacción del partido

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), gobernante en España bajo el liderazgo del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, lleva semanas inmerso en una crisis que se empezó a gestar hace meses.

Si en un principio fueron las acusaciones al entorno directo del mandatario, especialmente contra su esposa, Begoña Gómez, y su hermano, David Sánchez, el círculo se fue extendiendo hasta alcanzar a figuras más que relevantes de la cúpula socialista.

Aunque esos escándalos ya se daban en parte por amortizados, en las últimas semanas ha aparecido un goteo de denuncias contra altos cargos del PSOE de acoso sexual y comportamiento inapropiado, y la irritación se ha colado en el seno del propio partido.

El feminismo del PSOE en tela de juicio

El PSOE no se ha cansado de autodenominarse como una formación feminista y lleva siete años en la Moncloa presumiendo de llevar a cabo políticas que benefician a las mujeres y de aprobar legislación en pro de la igualdad de género.

Precisamente por eso el golpe ha sido más duro. Se acusa a la formación de no haber actuado o de haber tapado las denuncias de acoso sexual que diferentes trabajadoras han presentado por los canales internos contra hombres fuertes del partido.

Los problemas en este aspecto comenzaron en julio. Entonces dimitió Francisco Salazar, supervisor de la coordinación institucional en el Palacio de la Moncloa, que alberga la Presidencia del Gobierno. ElDiario.es desveló entonces que existían varias denuncias de acoso sexual en su contra por parte de mujeres del PSOE.

El caso se agravó cuando en los últimos días se tuvo constancia de que, durante los cinco meses transcurridos, las denuncias internas presentadas por dos militantes habían sido ignoradas y no se había tomado ninguna medida ni desarrollado ninguna investigación.

Hace casi 10 días Sánchez despidió a Antonio Hernández, exmano derecha de Salazar, por su presunta ayuda para encubrir la conducta de su jefe. Hernández negó las irregularidades, mientras que Salazar dice no recordar conductas inapropiadas.

El miércoles de la semana pasada, el alto cargo del PSOE en la provincia gallega de Lugo, José Tomé, dimitió de su cargo en la Diputación, no del de alcalde, tras ser acusado de acoso sexual por varias mujeres, si bien se defendió diciendo que había sido víctima de un montaje. Las denunciantes, seis hasta la fecha, hablan de proposiciones sexuales a cambio de trabajo, comentarios obscenos y tocamientos no autorizados.

También en estos días fue denunciado el secretario general del PSOE en la ciudad andaluza de Torremolinos, Antonio Navarro. La víctima utilizó los canales internos en junio, sin recibir respuesta, y ahora ha acudido a la Fiscalía.

Asimismo han salido a la luz acusaciones contra Javier Izquierdo, miembro de la dirección federal, senador y exdelegado del Gobierno en Castilla y León, que ha renunciado a todos sus cargos; y contra el vicesecretario del partido en Valencia, Toni González, que ha dimitido de su cargo en el partido pero no del de alcalde.

Malestar en las mujeres socialistas

Las aguas ya venían revueltas, después de las muchas críticas en torno a la formación liderada por Sánchez este verano cuando se conocieron conversaciones del exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, hablando sobre señoritas de compañía.

El domingo de la semana pasada tres mujeres, altas dirigentes del partido, exigieron en un artículo de opinión el El País «transformaciones profundas que garanticen la igualdad plena, real y efectiva» y eliminar «entornos protectores con los agresores, silenciar a las víctimas o debilitar la credibilidad del partido».

Incluso la ex vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, pidió al comité antiacoso del PSOE que lleve inmediatamente a la Fiscalía la documentación sobre las denuncias internas sobre los presuntos casos de acoso de Salazar.

Cada vez hay más voces de mujeres que piden mano dura. «Que no te tiemble la mano», pidió la secretaria general de las juventudes socialistas en Cáceres, Irene Pozas, a Pedro Sánchez. «Estoy hasta el moño de puteros y acosadores», dijo la portavoz socialista en el Parlamento de Andalucía, Ángeles Férriz.

Más de 300 mujeres socialistas de Málaga firmaron un manifiesto contra el acoso y las conductas machistas tras el caso de Torremolinos, apoyadas por mujeres del partido de otras provincias.

Sánchez asumió la responsabilidad personal por las deficiencias en las respuestas, pero las críticas continúan en un partido que ha hecho del feminismo quizá su principal bandera.

Desde la oposición, el conservador Partido Popular (PP) y el ultraderechista Vox se frotan las manos esperando que esta cascada de denuncias consiga vencer la resiliencia de Sánchez, que parece que ya ha amortizado los escándalos relacionados con algunos de sus allegados.

18 meses de escándalos

El PSOE lleva 18 meses defendiéndose de los casos que asedian a la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez; a su hermano, David Sánchez; al ahora exfiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz; así como de una serie de escándalos de corrupción relacionados con la cúpula del partido.

La relación del partido con la corrupción viene de hace más de siete años. De hecho, las causas que acecharon entonces al Partido Popular convirtieron en 2018 a Pedro Sánchez en presidente después de ganar una moción de censura, tras ser capaz de aglutinar a la mayoría del arco parlamentario después de la sentencia que constató que el PP se había beneficiado de una trama ilegal de sobornos a cambio de contratos públicos.

Ahora Sánchez defiende que los casos contra su familia y allegados son venganzas con motivaciones políticas urdidas por sus adversarios conservadores ayudados por medios de comunicación afines, organizaciones de extrema derecha y algunos jueces con ánimo de influir en la política.

Sin embargo, otros frentes judiciales son más indefendibles. En junio, Sánchez hizo dimitir al secretario de Organización del PSOE y su mano derecha, Santos Cerdán, poco antes de su ingreso en prisión acusado de aceptar sobornos en contratos de obra pública. Antes había sido imputado su antecesor en el cargo, Ábalos, y el exasesor de este, Koldo García.

El más reciente caso que relaciona al PSOE con los tribunales es el de la exmilitante socialista Leire Díez, también relacionado con amaños de contratos públicos, y que apunta a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), en el que estaría involucrado el entorno de Santos Cerdán.

Ahora ante este escenario se cierne la sombra de un adelanto electoral, en medio de un bloqueo parlamentario provocado por que Junts per Catalunya anunció que retiraba su apoyo al Gobierno por los incumplimientos de acuerdos previos y por el cansancio del resto de fuerzas socias de legislatura por el chorreo de casos de corrupción y el escándalo de las denuncias de acoso sexual.