Microsoft desmintió este fin de semana rumores que señalaban que dejaría de fabricar consolas Xbox, luego de varios días de especulación impulsada por los aumentos de Game Pass Ultimate y por la percepción de que la compañía apostaría exclusivamente al juego en la nube.
“Estamos invirtiendo activamente en nuestras futuras consolas y dispositivos diseñados y construidos por Xbox”, afirmó la empresa en un comunicado emitido el 5 de octubre, en el que ratificó su compromiso con el desarrollo de hardware. También recordó su alianza con AMD para crear chips personalizados que impulsarán la próxima generación.
El desmentido surgió tras una serie de publicaciones en redes sociales y foros que interpretaron de forma errónea comentarios internos y decisiones recientes de la compañía. Según Windows Central, el aumento del 100% en Game Pass Ultimate, sumado a la incorporación de beneficios poco relevantes como Fortnite Crew, alimentó la percepción de que Xbox planeaba abandonar el modelo de consola tradicional.
Pese a las versiones, fuentes consultadas por el medio confirmaron que los planes de nueva generación siguen en marcha, incluyendo los dispositivos con nombre clave Omni y Horseman, parte de la línea Xbox Ally, resultado de un acuerdo multianual con AMD.
Los rumores crecieron también por la pérdida de confianza entre los jugadores, tras despidos masivos, subas de precios y un mensaje cada vez más confuso sobre el rumbo de la marca. Incluso, la falta de stock en minoristas como Costco fue interpretada como señal de una retirada del mercado.
El periodista Jez Corden, especializado en la cobertura del ecosistema Xbox, aseguró que “no hay indicios de que Microsoft esté abandonando el hardware; sigue siendo su camino principal”, y que la producción de Xbox Series X|S continúa con normalidad.
El episodio recuerda lo ocurrido con Sega en 2001, cuando la empresa japonesa anunció su salida del mercado de consolas tras el fracaso comercial de la Dreamcast. Según reportes de Wired y The Guardian, Sega acumulaba pérdidas y no logró competir con el PlayStation 2, por lo que se reorientó al desarrollo de software. Aquella decisión cambió el panorama del sector y dejó una advertencia: una marca puede sobrevivir sin hardware, pero rara vez sin confianza de su público.
En el caso de Microsoft, el escenario es diferente. Xbox sigue siendo rentable (según su CEO Phil Spencer y reportes fiscales) y mantiene presencia en consolas, PC y servicios en la nube. Sin embargo, la tensión entre su estrategia comercial y la lealtad de su comunidad se mantiene. Por ahora, la empresa intenta despejar dudas con el mensaje de que habrá nuevas consolas Xbox.
