play_arrow

keyboard_arrow_right

Listeners:

Top listeners:

skip_previous skip_next
00:00 00:00
chevron_left
  • play_arrow

    Hiperactiva Escucha a diario toda la música de moda, con los grandes éxitos de conocidos artistas internacionales, en esta emisora online que retransmite al resto del mundo desde Minas de Corrales, Uruguay.

Noticias Nacionales

Ojeda, el abogado que se convirtió en mediático por Amodio y ahora pide consejos a Lacalle

todaymayo 18, 2024

Fondo


Por Valentina Temesio

Aunque ya había sido defensor en casos mediáticos,
como el de los supuestos enfermeros asesinos, que después fueron absueltos,
hubo un juicio que para Andrés Ojeda fue bisagra. 

Para él, fue el “quiebre más grande”, porque
implicó aparecer hasta el cansancio en televisión, ser una cara visible, llegar
a las casas de los uruguayos a las 19:00 en vivo, defender a un hombre
considerado un traidor por el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros:
Amodio Pérez

Entonces, arrancó el juicio y Ojeda, que tenía 30
años, se convirtió en una figura pública. Esa primera semana de 2015, el
abogado se convirtió en mediático. Incluso, según datos de la consultora Foco,
llegó a tener más exposición en televisión que José Mujica, que declaró en el
juicio, y que el propio Pérez, el protagonista de un caso que llevó al juzgado
a cerrar solo para él.

“El primer enfrentamiento fuerte con la prensa fue
enorme. Todos los días, cuando arranca el informativo en vivo, la primera
persona que aparece sos vos, todos los días durante una semana”, dice a Montevideo
Portal
.

Ojeda, que no vivió nunca bajó una dictadura
cívico-militar, tuvo “un curso de grado 5 de historia importante”. Se acuerda
del “careo” entre Pérez y Julio Marenales; de cómo recordaban sus conflictos
como si no hubieran sucedido el día anterior; de los sentimientos “a flor de
piel”. Y cómo repetían, “una y otra vez, sin avanzar”, que uno le había
señalado y que el otro le había tirado una granada en la mano.

Con el tiempo, Pérez fue absuelto, y Ojeda se
terminó de posicionar como un penalista mediático. Siguió con otros casos, así
como también con la militancia política que había empezado después de haber
conocido a Julio María Sanguinetti cuando era un estudiante universitario.

Bajo la proclama de la renovación, Ojeda se convirtió en el factor sorpresa de
una interna colorada con seis precandidatos, que eran ocho hasta que Gustavo
Zubía decidió apoyar al único que nunca trabajó dentro de la gestión
pública. Este viernes, en tanto, Guzmán Acosta y Lara se bajó para ir con Gabriel Gurméndez

Ojeda dice que le pide consejos al presidente Luis Lacalle Pou, pero
también habla con Sanguinetti, Ernesto Talvi y Pedro Bordaberry. Dice que el
movimiento Scout y la televisión tienen que ver con su precandidatura. Dice,
también, que va paso por paso y que su primera meta es convertirse en el
candidato del Partido Colorado el próximo 30 de junio.

Otro niño scout

El precandidato colorado más joven nació un 5 de
enero hace 40 años. Un día antes de Reyes. Quizá por eso, por el día y el mes
en el que nació, Ojeda repite su signo del zodíaco. “Yo siempre digo que soy
muy capricornio”, dice. Le gustan los rituales, los lugares, repetir las cosas
y no cambiarlas. 

“Me gusta hacer las mismas cosas, me gusta ir a los
mismos lugares, me gusta pedir lo mismo que me gusta, no me gusta cambiarlo”,
insiste. 

Quizá, también, eso sea el resabio de las tantas
mudanzas que vivió cuando era niño. De Punta Gorda a Carrasco, de Carrasco a
Malvín, de padres casados a padres separados.

Ojeda se recuerda a sí mismo como un niño “muy
bueno, muy aplicado, muy poco bandido”, incluso sugiere que era “medio embole”.
De todos modos, por fuera de las clases en La Mennais, donde cursó desde jardín
de infantes a bachillerato, encontró su lugar. 

Mientras el resto, dice, jugaba al fútbol e iba a
la matiné, él iba a los Scouts. Empezó con ocho años y se fue a los 25. Aunque también se convertiría en un asiduo de Vantix  y miembro de Garage, una de
las bandas que participó del Pepsi Bandplugged.

De todos modos, insiste en que después de su casa,
la formación en valores que tuvo fue en los Scouts, más que en la escuela, más
que en la educación formal, más que en todo. Porque Ojeda, que viene de una
clase media, dice que el servicio hace “ver otras realidades” y “otros seres
humanos alrededor”.

Andrés Ojeda en el movimiento Scout. Foto: cedida a Montevideo Portal

Andrés Ojeda en el movimiento Scout. Foto: cedida a Montevideo Portal

“Si yo no hubiera pasado por ahí, no estaría acá”,
asegura. Con los Scouts, el precandidato colorado pasó desde “colaborar en un
merendero hasta limpiar pingüinos” en Punta Colorada, Maldonado, con SOS Fauna
Marina. Hizo su primer viaje fuera del país, cuando cumplió 15 años y fueron a
la Reunión Mundial de Scouts que se llevó a cabo en Chile. Y también se
enfrentó a la independencia: la última etapa Scout implica una convivencia de
dos meses con compañeros. Así, vivió con diez amigos en una casa cerca de la
Intendencia de Montevideo. 

Después de que sus padres se separaran y su madre
volviera a ponerse en pareja, Ojeda volvería a ser independiente. Él y su
hermana, Fernanda, vivieron juntos en un apartamento que era de su abuelo, en
Malvín. Esa convivencia se sostendría un tiempo, después cada uno formaría un
nuevo hogar.

Más penalista que abogado

Si bien su abuelo, que casi no conoció, fue
abogado, Ojeda se jacta de que él y su hermana son la primera generación de
profesionales dentro de su familia. También, insiste en que su vocación se dio
de manera “casi natural”.

“De chico siempre me decían que yo iba a ser
abogado o político: terminé siendo los dos. Yo movía mucho las manos cuando
hablaba, siempre todos destacaban eso. En la escuela decían que no era normal
que un chiquilín moviera tanto las manos, tampoco que los compañeros lo pongan
a hablar para cosas grupales. Siempre había como un comentario externo de que
estas eran las condiciones naturales para eso, y arranqué derecho”,
cuenta. 

Durante su paso en la Universidad de la República
(Udelar) no fue un alumno excelente. Le fue “bastante bien,normal”, dice. Para
el precandidato colorado, la carrera de Derecho “tuvo sus momentos”, porque le
faltaba “contacto con la realidad”. Por eso, se “copó” con la profesión cuando
empezó a trabajar, cuando entró en contacto con la rama penal.

A los 19 años comenzó a trabajar en un estudio
jurídico, en el que solo le “faltaba el plumero”. Allí, recuerda, hizo todo lo
que había para hacer y, aunque “cobraba poquito”, ese lugar lo preparó para la
vida. En ese estudio de abogados empezó a entrar en contacto con “cosas
pesadas” que, si bien no eran suyas, le permitieron empezar a estar cerca. Después de diez
años lo dejó para trabajar en una aseguradora, que “fue un cambio de
vida”.

Sin embargo, el verdadero antes y después fue una
materia de Derecho Penal, que daba Miguel Langón, un profesor grado 5 que era
“muy duro en todo su pensamiento penal; un tipo muy polémico en su pensamiento,
pero muy respetado, muy inteligente y muy estudioso”. 

Terminó de cursar la asignatura y le pidió para ir de
oyente al año siguiente, al mismo tiempo que asistía al segundo curso de penal de la
carrera. Desde ahí, el precandidato quedó vinculado a cursos de derecho penal,
actividad que continúa hasta el día de hoy, aunque ahora con menos frecuencia
por la campaña electoral. 

Dentro del mundo de la enseñanza, acompañó a Germán
Aller y a Gustavo Bordes, que se convirtió en un amigo querido; armó congresos,
y se encontró con sus socios Fernando Posada y Federico Rey. 

Ojeda se cree más penalista que abogado. “Hay
materias en las que no me animo a dar una respuesta. No porque no haya
estudiado, sino porque no ejerzo casi nada. Siento que mejor te dedicás a lo
que te dedicás”, asegura. 

Andrés Ojeda y Amodio Pérez. Foto: Manuel Lino/ Montevideo Portal

Andrés Ojeda y Amodio Pérez. Foto: Manuel Lino/ Montevideo Portal

Entonces, su mundo es lo penal, ese que lo llevó a
hacer un posgrado en la Univesidad Austral de Buenos Aires, por el que conoció
a pesos pesados de Argentina, Uruguay y España, como Guillermo Yacobucci,
Gonzálo Fernández y Jesús-María Silva Sánchez, a quienes admira.

Es que, para Ojeda, la rama penal es la “más
vocacional de la abogacía”. “Acá un tipo te va a depositar lo más importante
que tiene después de su vida, que es su libertad. Esto está a nivel de paridad
entre el médico que le opera la cabeza y el que se va a debatir contra la
libertad. El último escudo que le queda y el último humano que se va a sentar a
decirle que no es el peor del mundo sos vos. Entonces, terminás siendo la
persona más cercana que tiene en un momento muy difícil, y eso me ha generado
incluso vínculos muy cercanos con personas que fueron clientes”, dice.

Por eso, Ojeda asegura que el trabajo de un
penalista es de “altísima sensibilidad”. Porque lo que moviliza es la
injusticia, la de que a alguien lo dejasen libre por algo terrible, pero
también que alguien termine preso por algo que no pasó.

Sin embargo, entiende que es un trabajo con el que
cuesta “empatizar”. “Yo siempre he tenido, como tenemos los abogados, capacidad
de elegir lo que queremos hacer y lo que no, y en eso yo me guío mucho por mi
sensación con la gente”, explica.

Y además, su mundo, lo penal, lo llevó a perfilarse
como mediático, esa puerta que lo llevó a televisión y que, de algún modo,
también le dio la visibilidad para que hoy se convirtiera en uno de los
precandidatos colorados. 

Un poco de exposición

El penalista defiende y denuncia. Así, esta
profesión lleva a que sean varias las personas dentro de la abogacía que para
los uruguayos comunes y corrientes, que están fuera de la Justicia, tengan una
cara, un nombre y un apellido. Los casos penales son, muchas veces, de interés
público, por eso Ojeda aprovechó las cámaras y asegura saber cuándo tiene que aparecer
en los medios de comunicación. 

“Yo lo que puedo decidir es si intervenir o no. Y, si yo no intervengo, sale solo, y eso le quita mucho control al tema. En un
tema de alto perfil, no salir regala cancha. Pero es una herramienta
administrable”, dice. 

El juicio de Amodio Pérez fue la puerta de entrada.
En ese entonces, el precandidato colorado entró en contacto con el fallecido
periodista Claudio Romanoff, que se convirtió en amigo y le ofreció aparecer en
televisión, pero dentro de un estudio, no en la puerta de un juzgado.

Romanoff le preguntó cómo se veía explicando temas
de derecho penal en la tele abierta, para todos los televidentes. A él le
pareció interesante y dijo que sí. Y así arrancó: en Telenoche, en
horario central. La primera vez, estaba Daniel Castro, la icónica figura de
Canal 4, y Ojeda sentía todo eso que alguien siente cuando se enfrenta a algo
nuevo. 

Después, cambió de programa y de horario. Pasó del
tiempo “tiránico” del informativo a Buen día Uruguay, donde una vez por semana
“conversaba” y analizaba casos “atemporales”.

Y al tiempo, en 2016, siguió a su amigo, Romanoff.
“En un momento, Claudio dejó Telenoche y lo contrataron en VTV para rearmar VTV
Noticias
. Me invitó y me fui para ahí. No porque fuera más pantalla ni
nada, sino porque estaba Claudio y me copaba. Conocí a Gabriel Pereyra, muy
amigo de Claudio, que lo había invitado para codirigir VTV Noticias con
él, y tuve la oportunidad de ser parte del pienso de la reformulación de ese
informativo, que se modernizó en ese año”, recuerda.

Entonces, Ojeda se convertía en una figura pública,
en un personaje de la televisión en los tiempos en los que no había el uso
masivo de redes sociales que hay en la actualidad. Hizo sus columnas para En
la mira
y ayudó a armar ADN. Así se vinculó en el mundo de los medios
con “gente que entendía muy bien”. Incluso, confiesa que Romanoff le propuso
probarlo para conducir VTV Noticias cuando Malena Castaldi dejó el noticiero
para irse a Telemundo.

Romanoff le preguntó a Ojeda si quería probarse, y
él le respondió que no, porque su carrera era otra: lo penal.

Durante sus pasos por los medios, el abogado
también fue parte de Esta boca es mía, un programa al que considera un
“tanque”. Dice que hasta el día de hoy le pasa que lo reconozcan por esa
experiencia, hasta en los lugares más recónditos del territorio uruguayo.

Ojeda ya era, dentro de todo, una persona pública, y
eso se incrementó cuando se casó con la conductora y abogada Natalie Yoffe a
fines de 2017. Allí fueron noticia. Y también lo fueron durante su divorcio. 

Es que el mundo del precandidato colorado está
rodeado de nombres conocidos: Nacho Álvarez, Gabriel Pereyra, Nelson Fernández,
Eduardo Preve. Y también de la noche, de los boliches, de la imagen: Ojeda es
conocido por ir a boliches de moda en Montevideo, así como también por las
horas que le dedica al gimnasio.

Por eso, el precandidato dirá que le agradece
“muchísimo a la tele”, porque le dio herramientas para su propia profesión,
como cuando se convirtió en abogado del sindicato de policías.

Del hartazgo a precandidato

En 2002, cuando el país enfrentaba la peor crisis
económica de su historia, Ojeda comenzó a estudiar derecho en la Udelar. Al
poco tiempo, comenzaron a ocupar la facultad, algo que para él era un
“calvario”, por todo lo que implicaba con terminar la carrera. “Yo sentía que,
básicamente, nadie quería esa ocupación, salvo un puñadito muy militante de
agremiados [la Federación de Estudiantes Universitarios Uruguay]”, dice. 

Se acuerda de esos días como “dramáticos”, en los
que “todo estaba prendido fuego”. En medio de un “momento difícil” para el
país, aquel estudiante de abogacía se encontró con un grupo de personas que no
estaban a favor de las ocupaciones y quería impulsar un plebiscito para que
terminen. Allí se topó con la militancia gremial estudiantil del Foro
Universitario. 

Levantaron las ocupaciones y el plebiscito no tuvo
necesidad de prosperar. Sin embargo, Ojeda quedó cercano a ese grupo que le
presentó a un expresidente que lo conmovió. 

“Un día me invitaron a una reunión con [Julio
María] Sanguinetti, en lo que era la sede del Foro Batllista en 18 de Julio y
Martín C. Martínez. Tuve esa reunión y hoy estoy acá, 20 y pico de años
después”. 

Julio María Sanguinetti y Andrés Ojeda. Foto: cedida a Montevideo Portal

Julio María Sanguinetti y Andrés Ojeda. Foto: cedida a Montevideo Portal

Para Ojeda, Sanguinetti “tiene un encanto
particular en el mano a mano”. Dice, además, que no era el mismo que es hoy,
sino que era el de “hace 20 años”, un hombre que “estaba mucho más cerca de la
jugada”. 

La primera elección de Ojeda dentro del Partido
Colorado fue la peor de la historia de la colectividad hasta ese momento. Fue en 2004, cuando la
fórmula de Guillermo Stirling y Tabaré Viera obtuvo solo el 10,36% de los
votos, un resultado terrible para el partido que había gobernado durante casi toda la historia uruguaya. 

De todos modos, dice que no se desencantó de los
colorados, que esa elección lo dejó “curtido para la vida”, que “cuando uno
arranca tan así, todo lo que pasa después es para arriba”.

Entonces, apareció Pedro Bordaberry como candidato
a la Intendencia de Montevideo y por un rato calmó la desolación. Aunque
después, en 2009, “aplastó” a Luis Hierro López, el candidato por el que Ojeda
militó en las elecciones internas de ese año.

Propaganda elecciones internas de 2009. Foto: cedida a Montevideo Portal

Propaganda elecciones internas de 2009. Foto: cedida a Montevideo Portal

“Estoy muy curtido con las malas, estoy curado de
espanto. En algún punto, creo, que es momento de que nos toque alguna
primavera, porque el invierno fue muy largo. Siento que estoy pagando un
invierno en el Partido Colorado con el que no tuve nada que ver. Yo en 2002
tenía 18 años, no tomé ninguna decisión. Hoy estamos pagando las cuotas de una
crisis de las que una generación no tuvo que ver”, dice el
precandidato que en su juventud compartió lista con Fiama Valdez, la hija del
Peluca, y con Wellington Silva, el hijo de Waldemar Cachila Silva, el
histórico de la Cuareim 1080.

Ojeda se jacta también de una “militancia
ininterrumpida”, en la que “pasó de todo”: militó en las internas del 2004 y las elecciones de jóvenes en 2007, fue miembro del Comité Ejecutivo Nacional, edil,
candidato suplente de la candidatura de Laura Raffo a la Intendencia de
Montevideo, y ahora precandidato a la Presidencia, con el apoyo de Julio Luis Sanguinetti y la excabildante Elsa Capillera.

Por eso, ahora dice que va “paso a paso”, que no
pone su nombre junto a la palabra presidente porque aún “no es creíble” y “no
hay que quemar etapas”.

El factor sorpresa y los consejos de Lacalle Pou,
Sanguinetti y Bordaberry

La candidatura de Ojeda ha generado revuelo dentro de
la interna colorada. Primero, redujo la cantidad de precandidatos, cuando el
fiscal Gustavo Zubía se bajó para sumarse a su campaña. Después, fue acusado
por el exprecandidato Guzmán Acosta y Lara de ser parte de una “operación” del
Partido Nacional para interferir en la interna colorada.

El abogado dice que incluso sus
compañeros le “recuerdan todos los días” que su lanzamiento no estaba dentro de
lo esperado. Aunque asegura que no fue “planificado”, sino
“deseado”. 

Así, el precandidato colorado se diferencia de sus
pares. “Todos bajan o vienen apalancados por su súper cargo de gobierno. Yo no
fui ministro, no fui senador, no fui presidente de ente, no fui diputado. Yo me
hago cargo de lo que tengo a cargo y defiendo lo que tengo que hacer y crítico
lo que tengo que criticar. Soy libre que no fui empleado del presidente, lo
digo con el cariño del mundo. Así y todo, soy el candidato señalado más cercano
a él, lo cual es muy paradójico”, dice.

Es que al mismo tiempo que el penalista tiene
amigos que son figuras públicas, cuyos nombres y apellidos conoce gran parte de la ciudadanía
uruguaya, también recibe consejos de referentes de la política. 

Por ejemplo, le pide consejos a Lacalle Pou, que
son “muy atinados y valiosos”. “Yo le agradezco la generosidad de tomarse unos
minutos para decirme esas cosas, que lo haría conmigo o con cualquiera”,
expresa. 

Luis Lacalle Pou y Andrés Ojeda. Foto: Twitter Andrés Ojeda

Luis Lacalle Pou y Andrés Ojeda. Foto: Twitter Andrés Ojeda

También le consulta a Sanguinetti, aunque no
tiene la “misma afinidad generacional” que tiene con Lacalle Pou, a quien
describe como alguien con un estilo “más juvenil”. “Él tiene más cercanía de
edad con Álvaro Delgado que conmigo. Sin embargo, si yo te pregunto quién está
más cerca en actitud, probablemente tu definición sea otra”, asegura.

Por ejemplo, habla una vez por semana con Ernesto
Talvi, quien lo describió como su “legado” dentro del Partido Colorado, quien
hizo que se “reenamorara” de la política, y quien le dio el cargo de asesor de
Seguridad en la elección pasada. 

Andrés Ojeda y Ernesto Talvi. Foto: cedida a Montevideo Portal

Andrés Ojeda y Ernesto Talvi. Foto: cedida a Montevideo Portal

Por ejemplo, recibe sugerencias de Pedro
Bordaberry, quien le recuerda frases de Jorge Luis Borges y le apunta cosas
como que “el que se deja llevar a la pelea que no le conviene, ya le perdió”.

Ojeda insiste en ser la cara de la “renovación”, que no está solo
ligada a su edad, sino a su “estilo”. “La comunicación, la manera de moverse,
las palabras que usamos para expresarnos. Claramente soy el más distinto, no
tengo nada que ver porque los demás vienen de un lugar similar, vinculado al
gobierno, de cierta edad para arriba, de un estilo muy parecido y tradicional.
Yo me siento súper distinto, no creo que sea bueno. No sé si me jugará en contra, pero no lo puedo
cambiar. Es lo que somos, es como que yo no puedo forzar algo que no soy, no
puedo decir que soy la experiencia y la trayectoria, así como otros no pueden
decir que son la renovación, porque no lo son”, dice. 

El Mundial de 2010

Ojeda cree que siempre se “juega para ganar”, aun
“sabiendo que la estadística no beneficia”. Dice que “hace todo el esfuerzo
para mirar para adelante”, porque el duelo por las ausencias de Talvi y Bordaberry “está
terminando” dentro del Partido Colorado.

Entonces, como buen uruguayo, hará analogías
futbolísticas y describirá su camino electoral actual como el Mundial de 2010,
en el que Uruguay, contra todo pronóstico, jugó una semifinal contra Holanda.
Entonces, también dirá que desde el pasado 22 de noviembre el partido ha sido
intenso, que hizo kilómetros, que compite contra “estructuras” y cargos
públicos.

“La única manera de generar cambios reales es
animarse a desafiar en la estadística. Vinimos a desafiar la estadística, un partido que
tiene una deuda de renovación enorme se puede poner al día en una sola
elección”, dice.

Ojeda irá paso a paso: buscará ganar la elección
interna, convertirse en un líder colorado y de la coalición, traer a todos los
colorados que se fueron y seguir transitando el camino del centro. 

Mientras tanto, como una persona “muy capricornio”,
intentará no mudarse más de su casa con muñecos coleccionables de Star Wars
y Harry Potter, seguirá siendo “muy obsesivo” con las cosas que le
interesan y seguirá por lo menos 30 años más en el mundo político. 

Casa de Andrés Ojeda. Foto: Javier Noceti / Star Wars

Casa de Andrés Ojeda. Foto: Javier Noceti / Star Wars

Por Valentina Temesio





Source link

Escrito por hiperactivafm


0%