El pastor Humberto Miguez, de la Iglesia Evangélica
Creciendo en Cristo (IECC), en São Paulo, Brasil, está siendo acusado de acosar
sexualmente a creyentes entre 2010 y 2024.
Las víctimas informaron que Miguez se ofrecía a “ungir las
partes íntimas” de las mujeres durante “momentos espirituales”, diciendo
que esto curaría las maldiciones. Al menos 25 mujeres fueron blanco del
religioso y varias de ellas presentaron denuncias ante la policía.
Cuatro de las mujeres, que habrían sido acosadas por el
pastor entre 2010 y 2014, hablaron de forma confidencial con el portal noticioso
Metrópoles. Contaron algunas de las victimas estaban en proceso de divorcio
cuando fueron abordadas por el sujeto, quien aprovechó su situación de
vulnerabilidad para llevar a cabo el abuso.
Sin embargo, el religioso perseguía a mujeres de diferentes
perfiles, desde adolescentes hasta adultas mayores.
Una de las victimas narró que Miguez la visitó en su casa
luego de que ella, tras descubrir que su marido le era infiel, se separara.
“Él oró, ungió mi casa y me dijo que necesitaba ungir mis
partes íntimas para que se rompiera la maldición del adulterio, para que se
rompiera toda la contaminación que mi esposo había traído, y solo entonces
podría comenzar de nuevo”, refirió.
Las mujeres afirman que Miguez también envió “mensajes
sexualmente sugerentes” y, en algunos casos, realizó “contacto físico invasivo”.
El caso se reportó luego de que varias feligresas dialogaran entre sí y compartieran
sus experiencias.
De acuerdo con el citado medio, en al menos un caso Miguez habría logrado llevar a cabo la unción íntima.
Las denunciantes también recordaron que había una cámara de circuito
cerrado en la sala donde las cnatantes del coro —la mayoría adolescentes— se
cambiaban. En su momento preguntaron a Miguez por esa cámara y él dijo que no
funcionaba. Ahora, a la luz de las nuevas informaciones dudan de que fuera
cierto.
El pastor aún no ha hablado públicamente sobre las
acusaciones. La investigación sigue en curso y el líder religioso continúa
asistiendo a la iglesia, a pesar de haber sido expulsado del púlpito.
