Tras un mal comienzo con derrota parcial por el gol de Santiago Pierotti a los diez minutos, Independiente niveló el encuentro disputado en Avellaneda mediante un polémico penal sancionado por Nicolás Lamolina. Martín Cauteruccio convirtió la pena máxima a los 24′, pero segundos antes no quedó bien claro que la decisión del juez principal haya sido la correcta.

Luciano Gómez fue a pelear una pelota dividida contra Carlos Arrúa y se cayó en el área tras el contacto con el volante paraguayo a los 20 de la etapa inicial. Se trató de una polémica decisión no solo de Lamolina sino también del VAR que estuvo a cargo de Germán Delfino.

Es un contacto propio de un partido y no hay infracción. Hay que aclarar que las faltas se miden por la acción aplicada y sus consecuencias. En esta oportunidad se trata de un mero contacto propio del juego que no amerita considerarse como falta.

Es un error claro del árbitro Lamolina y del VAR a cargo de Delfino, quien pese a tener más oportunidades para revisar la acción, sonsidera una falta frente a un simple contacto propio del juego.

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