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todaymayo 10, 2024
El candidato del Partido Socialista de Cataluña (PSC), Salvador Illa, encabeza todas las encuestas, aunque las proyecciones lo ponen lejos de la mayoría absoluta.
El domingo que viene se celebran elecciones anticipadas en Cataluña, quizá la cita electoral regional con más repercusión en toda España.
En el punto de mira están varias cuestiones, como el retorno como candidato del expresidente catalán Carles Puigdemont, la pugna en el ámbito independentista, los buenos resultados que espera el Partido Socialista de Cataluña (PSC) o la indiferencia de parte del electorado.
Los resultados pueden hacer peligrar el frágil equilibrio de mayorías en el ámbito nacional, puesto que el Gobierno de Sánchez depende de los apoyos de los dos partidos catalanes independentistas para poder sacar adelante su labor legislativa.
El candidato del PSC, Salvador Illa, quien fuera ministro de Sanidad durante la pandemia de coronavirus, encabeza todas las encuestas, aglutinando alrededor de un tercio de los votos. Le siguen a bastante distancia Puigdemont, candidato de Junts per Catalunya; y el actual presidente del Gobierno catalán y líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Pere Aragonés.
Los sondeos vaticinan que también obtendrán representación en el Parlamento catalán el Partido Popular (PP), la ultraderecha españolista de Vox, Comuns Sumar, la independentista CUP y la ultraderecha nacionalista de Aliança Catalana.
Si se cumplen las previsiones, podría ser la primera vez desde hace una década que el bloque independentista —Junts, ERC y CUP— no sumen mayoría absoluta.
Illa lleva tres años siendo el jefe de la oposición en la Asamblea catalana. Ya en 2021 fue el candidato más votado con el 23 % de los votos y es probable que en esta ocasión consiga alrededor de 5 puntos más.
Aun así quedará lejos de la mayoría absoluta, por lo que para gobernar deberá pactar con otras fuerzas. Las más afines, dentro del espectro progresista, son ERC y Comuns Sumar.
El expresidente catalán está haciendo campaña desde Waterloo, donde reside desde 2017 para evitar la acción de la Justicia española, que lo acusa de sedición por el referéndum de autodeterminación ilegal celebrado ese año y la posterior declaración unilateral de independencia.
Está pendiente de la aprobación en el Congreso de los Diputados de España de la ley de amnistía que presentó el PSOE como requisito de Junts para apoyar la investidura del presidente Pedro Sánchez. Todavía no se sabe si la implementación de la ley llegará antes de la sesión de investidura.
En cualquier caso, a pesar de que las encuestas pronostican que superará en escaños a ERC, quedando como segunda fuerza, tiene muy complicado alcanzar los pactos necesarios que le permitieran volver a gobernar Cataluña.
El candidato de ERC tiene una sólida experiencia de gestión a sus espaldas. Lleva presidiendo Cataluña desde hace tres años y fue vicepresidente de 2018 a 2021.
La pasada legislatura comenzó su mandato de la mano de un Gobierno de coalición de su partido con Junts, hasta que estos últimos abandonaron el Ejecutivo en 2022. Durante este tiempo las dos formaciones independentistas se han ido distanciando cada vez más.
Sobre él se cierne la duda de si llegado el caso facilitaría un Gobierno de Illa o de Puigdemont, es decir, si primarán las cuestiones sociales o las cuestiones identitarias.
Las repercusiones de los resultados de estas elecciones en Madrid son difíciles de prever. El equilibrio actual se basaba en el apoyo de ERC al Gobierno de Pedro Sánchez, mientras que el PSC apuntalaba al Ejecutivo de Aragonés en Cataluña. Si Illa finalmente obtiene un excelente resultado y consigue encabezar un Gobierno, esa ecuación puede dejar de tener sentido en parte.
Por otro lado, se encuentra la estrategia de Junts, aún más difícil de vaticinar. Las negociaciones con Sánchez sobre la investidura se basaban sobre la premisa de la amnistía. Una vez que se consiga, el partido de Puigdemont ya ha dejado claro en varias ocasiones que no tiene ningún interés en participar de manera proactiva en la gobernabilidad de España.
En cualquier caso, dependiendo del resultado en Cataluña también podría significar un espaldarazo para Sánchez.
Cataluña lleva 10 años sin acabar una legislatura, que ordinariamente debería durar cuatro años. Lo que significa que los catalanes llevan una década repleta de períodos electorales, y esto se refleja en el cansancio de los electores.
Uno de cada cuatro votantes catalanes, el 24,9 %, no sabe aún qué papeleta elegirá el próximo 12 de mayo, según el último sondeo publicado el lunes por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El 23 % sostiene que decide su voto durante la última semana de campaña.
A esto se suma una dicotomía, la ciudadanía debe decidir si priman las decisiones sobre políticas sociales y económicas o las proclamas identitarias. El PSC ha hecho campaña por las primeras y Junts por las segundas, mientras que ERC ha intentado un equilibrio entre ambas.
La cuestión del difícil acceso a la vivienda ha sido uno de los asuntos que ha acaparado el debate político en las últimas semanas, aunque también se ha colado la ley de amnistía y las reminiscencias nostálgicas del proceso soberanista de 2017.
¿Vivienda o bandera catalana? Esa será una de las preguntas que muchos votantes intentarán responder el próximo domingo.
Written by: hiperactivafm
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