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todayabril 7, 2024
La tasa de mortalidad infantil (TMI) es el número de niños menores de 1 año que fallece por cada 1.000 nacidos vivos durante un año. En Uruguay no han importando tanto los valores absolutos, sino la tendencia y esto tiene que ver con la baja natalidad que tiene nuestro país. Importa ver la tendencia ya que cambios muy chicos en el número de nacimientos o fallecidos pueden afectar altamente esta tasa. Pero lo más destacable, y lo que venía siendo un gran logro en nuestro país, era que la TMI a lo largo de los años mantenía una tendencia decreciente, y esto no era un hecho casual y de tendencia general, era producto de un esfuerzo en términos de políticas públicas y de salud.
Concretamente, la mortalidad infantil, es decir la cantidad de niños muertos entre 0 y 364 días, subió un 20 %, de 6,22 a 7,30. Es demasiado para lo que es la tendencia de este indicador en Uruguay. La salud pública ha tenido capacidad de medir y de estructurar los datos sobre mortalidad infantil en diferentes etapas, porque es importante, porque es un tema fundamental de calidad de vida y de acceso a servicios de salud.
¿Qué hay detrás de este aumento en la TMI? Seguro no podemos sacar conclusiones definitivas, pero sí podemos ver varios procesos que se vienen dando y que son parte o que explican el problema.
En primer lugar, debemos destacar que no es un dato aislado. La TMI aumenta en un país donde la pobreza viene en aumento, donde viene aumentando la desigualdad y donde el 20 % de los niños y niñas viven en condiciones de pobreza. Esto es medido por ingresos, pero cuando se profundiza en otras mediciones la situación es aún más grave. Tenemos una reproducción de la pobreza donde de los 350.000 pobres que tiene el país en promedio, más de la mitad son niños con problemas de acceso a los servicios de salud, de aprendizaje, con problemas en la vivienda, con hogares en la mayoría de los casos de jefatura femenina, con dificultades de inserción en el mundo del trabajo y sujetos a niveles creciente de vulnerabilidades de todo tipo y violencias.
Existe una reproducción biológica, social e intergeneracional de la pobreza, lo que lleva a ser un problema con muchas complejidades en su análisis y compresión, y que no puede verse solo desde los procesos más recientes. Pero la realidad es que para los hogares que viven en situaciones de pobreza, el acceso a servicios de salud y las condiciones de asistencia, hábitat, educación y alimentación son fundamentales.
No es una casualidad ni un hecho aislado. Venimos de cuatro años en los cuales se vienen dando un conjunto de desmantelamientos y recortes en servicios fundamentales en los territorios más carenciados y en procesos fundamentales a la hora de hacer seguimiento de los hogares más vulnerables.
Algunos que podemos destacar son la baja en los servicios de primer nivel de atención a nivel de territorio, lo que implica una ausencia fundamental del Estado y de los servicios de salud entre quienes más lo requieren. La atención primaria es clave en el diagnóstico y primera atención, y también en las políticas de prevención, que son un aspecto fundamental de la salud como bien público de excelencia. Vinculado a esto, no ha sido menor la reducción y el cambio de enfoque en las políticas de educación sexual, que son determinantes en el comportamiento y cuidados a nivel de embarazos, etapas de gestación y primeros meses de vida. Pero, además, con salud solo no alcanza. Las condiciones de vida son multidimensionales y requieren de un abordaje de diversos enfoques que van con el trabajo, el medio ambiente, el hábitat, la educación y la seguridad. Con la baja en las políticas de parte del MIDES y de otros organismos en estos temas, las afectaciones son múltiples y se siguen profundizando. Más concretamente, a nivel de salud, se bajó el control de la historia clínica de la mortalidad infantil y bajaron los controles de embarazo en el primer nivel de atención a la salud, sumado a la falta de mantenimientos y reducción de inversión en equipamientos en hospitales.
Uruguay, con el Sistema Nacional Integrado de Salud, con la mejora en la atención primaria y con la inversión que se había realizado en recursos a nivel de la salud, había logrado un gran capital público que era una atención de salud con equidad en cuanto a la calidad de los servicios brindados para la población. Esto es un tema de equidad, de derechos y de aspiraciones grandes a nivel de la sociedad en su conjunto.
El desmantelamiento en los servicios de salud y en las políticas sociales no es neutral, afecta a los beneficiarios directos pero también nos afecta y nos compromete como sociedad. Lamentalmentemente, estamos volviendo a un viejo y nefasto paradigma en el cual el reduccionismo del Estado nos lleva a una mayor injusticia, a menor calidad en los servicios, a servicios pobres o inexistentes que significan más enfermedades, más muertes, más niños y niñas condenados a la pobreza.
Escrito por hiperactivafm
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