“La ciencia está siendo atacada estructuralmente”, advirtió el doctor Rafael Rady, bioquímico uruguayo e integrante de la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, a raíz de una declaración publicada por esa institución el pasado 16 de junio. El documento alerta sobre un fenómeno creciente: la desacreditación, politización y tergiversación del conocimiento científico en distintas partes del mundo.
En diálogo con En Perspectiva, Rady explicó que la advertencia surge tras años de reflexión en seminarios y simposios internacionales. “Detectamos un patrón global: intentos de silenciar o manipular la ciencia no solo desde un color político, sino en regímenes de distintas ideologías”, sostuvo. Entre los firmantes de la declaración figuran referentes de diversas regiones, incluido él mismo.
Uno de los puntos de inflexión fue la pandemia de covid-19, cuando el sistema científico fue exigido y a la vez vulnerado, con consecuencias desiguales según los países. “Estados Unidos tenía los mejores equipos científicos, pero la tensión entre Trump y Fauci deterioró la respuesta”, dijo. En contraste, otros países lograron mejores resultados con menor infraestructura, pero mayor cohesión entre ciencia, política y sociedad.
La declaración identifica como factores clave de esta crisis a la polarización ideológica, el uso político de la evidencia, las presiones económicas, la desinformación digital y la baja alfabetización científica. Para Rady, el elemento más corrosivo es la polarización: “Divide, confunde y debilita el consenso basado en evidencia”, señaló.
También apuntó contra la comercialización del conocimiento científico por parte de grandes industrias. “La credibilidad se basa en competencia, integridad, benevolencia y apertura. Si hay conflictos de interés, deben declararse con transparencia”, advirtió. En ese sentido, abogó por impulsar una ciencia abierta y accesible como bien público.
A pesar de las amenazas, Rady valoró que la confianza social en la ciencia sigue siendo alta. Citó una encuesta global publicada por Nature, en la que más del 75% de los encuestados dijeron confiar en la ciencia. “Uruguay aparece en el promedio alto, lo que refleja una conexión positiva entre la comunidad científica y la ciudadanía”, afirmó.
Destacó también que el país atraviesa un momento favorable. “Tanto el gobierno anterior como el actual han respaldado a la ciencia. Desde el discurso del presidente Orsi y el programa Uruguay Innova, hay una apuesta clara a una economía basada en conocimiento”, dijo. Además, subrayó el rol del Parlamento, que desde hace más de 15 años cuenta con comisiones específicas sobre ciencia y futuros.
Sin embargo, reconoció desafíos pendientes, como la comunicación científica. “La mayoría de los científicos no ha sido formada para comunicar. Esto hay que incorporarlo en las carreras, también en medicina. En pandemia, comunicar bien o mal hizo una gran diferencia”, advirtió.
Consultado sobre cómo mantener la legitimidad pública, respondió que la ciencia debe alinearse con los problemas y valores de la gente. Recordó que en Uruguay, tras la pandemia, aumentó la matrícula en carreras científicas y que las encuestas muestran un fuerte respaldo ciudadano. “Eso no pasó por casualidad. Fue una construcción en crisis que ahora hay que sostener”, afirmó.
En ese marco, celebró los espacios de diplomacia científica, como su reciente viaje a Colombia, donde fue reconocido por la Academia Colombiana de Ciencias. Allí promovió vínculos entre los parlamentos de ambos países y alentó una agenda binacional en ciencia, tecnología e innovación. “Uruguay puede proyectarse como un pequeño país con gran intensidad científica”, señaló.
Finalmente, recordó que la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, donde se formó y trabaja desde hace décadas, cumple este año 150 años de historia. Anunció que se están organizando celebraciones patrimoniales y académicas para conmemorar ese aniversario. “Es una oportunidad para renovar el compromiso con el conocimiento como motor de desarrollo nacional”, concluyó.