Por Nicolás Delgado
NicoDelgadoSan
Ramón Méndez es licenciado
en Física por la Universidad de Grenoble, Francia, y doctor en la misma disciplina
por la Universidad de la Plata, Argentina. En el año 2016 fue considerado por
la revista estadounidense Fortune como uno de los “50 principales líderes mundiales”
por “convertir a Uruguay en una referencia en cómo descarbonizar una economía”.
Por entonces, era director nacional de Energía, cargo que ocupó entre 2008 y
2015, y estaba enfocado en políticas públicas, un área en la que sigue dando
asesoramiento a gobiernos extranjeros. Por esa trayectoria resulta novedoso su
nuevo emprendimiento, Tekoporá: reserva de las sierras, un proyecto que busca
la preservación del paisaje natural y cultural, así como del ecosistema
existente, asociado al desarrollo de casas rurales en el departamento de
Lavalleja.
Luego de liderar la transformación de la matriz energética,
asumió por un año como director nacional de Cambio Climático de Uruguay
(2015-2016), y los próximos tres como director general de Planificación y
Resiliencia de la Intendencia de Montevideo (2016-2019). Desde entonces, se
ha dedicado a asesorar a gobiernos extranjeros sobre transición energética a
través de la asociación que dirige: Ivy. Hoy brinda asesoramiento a seis
gobiernos, fundamentalmente de la región, y también al sector privado. Hasta
ahí, una trayectoria con la conversión energética como motor y faro. Lo extraño
en esa ruta profesional es Tekoporá:
reserva de las sierras, un proyecto inmobiliario con perspectiva medioambiental.
“En paralelo al
trabajo en la fundación, sentí la necesidad de hacer algo diferente en mi país, en el sentido de ir contribuyendo a la transición hacia un modelo de desarrollo
mucho más sostenible. Y un tema que me preocupa mucho, junto a algunos amigos,
es la preservación del ambiente natural, los ecosistemas, que están cada vez
más bajo tensión entre la forma en que hacemos agricultura y el avance humano.
Una de las consecuencias es que vamos modificando de manera irreversible el
medioambiente”, contó Méndez a Montevideo Portal.
El exdirector
nacional de Energía relató cómo nació Tekoporá: reserva de las sierras. “Estaba
buscando una chacrita tradicional de cinco hectáreas en las sierras de Minas y, de casualidad, con unos amigos encontramos algo completamente diferente, un
campo grande, de 600 hectáreas, que es una cosa increíble, que está a una hora
y media de Montevideo; y es insólito que todavía exista ahí, al lado de una
ciudad como Montevideo, un lugar tan natural, tan agreste, tan bien conservado,
porque tiene cientos de hectáreas de monte criollo, tiene ombúes que deben de
tener más de 200 años, tiene monte de coronillas que son centenarias, tiene
arroyo [el Solís de Mataojo], cañadas con cascadas de agua, seis cerros de más
de 300 metros. La fauna se mantiene: carpincho, guazubirá, aves, mano pelada,
zorrito. Es impresionante que eso esté todavía ahí”, repasa, con el entusiasmo
de un emprendedor, y ensaya aquellas preguntas que lo motivaron a embarcarse en
el proyecto: “¿Qué pasa si se hace una nueva Villa Serrana? Esto queda una hora
más cerca de Montevideo que Villa Serrana. ¿Qué pasa si esto se lotea y se
transforma en chacras de cinco hectáreas tradicionales que invadan todo el
territorio?”.
“Con varios
amigos surgió la idea de traer a Uruguay algo que en el mundo es bastante
usual, cada vez más usual, que es el concepto de reserva habitable. La idea es
dejar estas 600 hectáreas lo más intocadas posible, el 80% intocado”, explicó.
En ese 20% restante, donde el impacto paisajístico y sobre los corredores
biológicos es menor, instalarán casas.
Los emprendedores
pretenden compartir esa reserva entre 60 familias. Cada familia o persona adquiere
una hectárea propia, de uso exclusivo, por lo que se ocuparían 60 hectáreas, y
las 540 hectáreas restantes quedan intocadas. “Quedan como una especie de
jardín, por decirle de alguna forma, compartido por esas 60 familias”, destaca
Méndez.
“Se definieron 60
lotes, 60 lugares de 10.000 metros cuadrados cada uno. Cada lote tiene agua
potable, internet, y la mayoría tienen luz eléctrica de UTE. De todas maneras,
la idea es que no haya tendidos eléctricos, para que el impacto sea mínimo,
prácticamente inexistente. Cada lote tendrá acceso con vehículos de ciudad”,
comenta, y agrega: “Todo el resto queda como una reserva, en la que habrá más
de 20 kilómetros de senderos, que se pueden recorrer solamente caminando o a
caballo, que van pasando por el medio del monte, que atraviesan cascadas,
lugares donde hay animales en mayor densidad. Además, en medio de ese camino
habrá balnearios con intervenciones mínimas: piscinas, miradores y lugares para
hacer fuego controlado”.
Para instrumentar
la idea, Méndez y sus socios, todos uruguayos, recurrieron a dos instrumentos
jurídicos: el fideicomiso de administración y
el derecho de superficie (para el uso exclusivo de la hectárea correspondiente).
“La idea es
tratar de preservar la reserva. El objetivo final es combinar la preservación
con el disfrute del lugar, que es bastante diferente a tener una chacrita de
cinco hectáreas, que es lo tradicional, y que es mucho si lo tengo que mantener
solo, y es poco si quiero disfrutarlo, porque a la quinta vez que fui ya
recorrí las cinco hectáreas. Acá tenés acceso a todo y con una campaña de
preservación”, asegura.
Cuestión cultural
Una de las tareas
de los desarrolladores es eliminar las especies invasoras, como los pinos. “El
concepto es que vos podés tener una casa con todo el confort moderno, pero, al
mismo tiempo, que esté inserta en una reserva y que vos seas parte de ese
proceso de preservación de ese lugar”, insiste Méndez.

Ramón Méndez. Foto: Ivy
“Es un concepto
cada vez más impuesto el de la reserva compartida y con espacios para
construir tu casa ahí, pero a Uruguay está llegando recién. Es un lugar que
tiene una energía muy particular, porque hay un templo budista en la ruta 81”, sobre
la que está ubicada el campo. La zona también es reconocida como Abra de
Zabaleta, y se trata de una continuación de la Sierra de las Ánimas.
Tekoporá es una
palabra guaraní. “Quiere decir la tierra de la belleza o tierra bonita. Cuando
uno llega ahí y ve eso, entiende el concepto de Tekoporá para los guaraníes. Hay
unos cerros impresionantes y monumentos de piedra sobre los cerros. Hay trazas
de que hubo una actividad de pueblos originarios por esa zona”, estima.
Durante Semana de
Turismo, habrá caminatas de tres horas con un guardaparques para descubrir
flora y fauna del lugar, y para conocer el proyecto.
La iniciativa es exclusivamente
privada y sus impulsores no están interesados en alcanzar ciertos rótulos. “No
buscamos ningún reconocimiento como reserva, sino que lo que nos parece mucho
más importante es, más allá de los eventuales apoyos o decisiones que pueda
tomar el Estado, que quede el compromiso firmado entre los 60 propietarios de
que se va a mantener de esa forma. Encontramos una figura jurídica para que
quede firme por 30 años como una reserva, para no depender de políticas
públicas, sino que vaya más allá de eso. De todas maneras, no descartamos ser
un área protegida privada, un modelo que está previsto en el Sistema Nacional de
Áreas Protegidas; pero queremos llegar más lejos que un área protegida
tradicional y garantizar la preservación de todo el espacio”, comenta Méndez.
El costo de
participación en el proyecto oscila entre 62 y 69 mil dólares, dependiendo del
lote.
“La idea es que a
los 30 años se renueve el compromiso de mantener el lugar como una reserva, lo
que será de esa manera a menos que uno de quienes tienen participación se
oponga”, comenta.
El costo inicial
para participar del proyecto no incluye la construcción de la casa. Además, en
términos de costos, los participantes deberán pagar $ 4.000 por mes de gastos
comunes, con lo que se cubre el salario de un guardaparque, el mantenimiento de
la infraestructura común, y gastos de preservación del ambiente, para combatir
plantas invasoras, por ejemplo.
En el campo hay
piscinas naturales y, además, los inversores construirán dos piscinas, las que buscarán
combinar confort y placer con el entorno agreste. Por ello, “se va a represar
el agua con piedras”, adelantó Méndez.
Por Nicolás Delgado
NicoDelgadoSan
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